martes, 8 de mayo de 2018

Seamos verdaderos merecedores del título honroso de miembro del Partido Comunista

Por Jiang Zemin

Discurso en un acto efectuado en Shanghai en conmemoración del 67.º aniversario de la fundación del Partido Comunista de China

30 de junio de 1988 

Los 67 años de historia del Partido Comunista de China desde su na- cimiento demuestran que esta organización nuestra, que se ha venido de pequeña a grande, de débil a fuerte, y ha marchado de continuo hacia la victoria a través de dificultades y reveses, es realmente un destacamento de vanguardia de la clase obrera lleno de esperanza, robustez y vitalidad. En estos 67 años, al avanzar en oleadas sucesivas y de manera tenaz por la liberación y la revigorización de la nación, nuestro Partido, combinando los fundamentos del marxismo con la realidad específica de China, ha dado dos grandes saltos históricos: el primero, en el periodo de la revolución de nueva democracia, cuando dio con una vía revolucionaria con peculiarida- des chinas para el logro de la liberación nacional y fundó la Nueva China socialista, y el segundo, con posterioridad a la III Sesión Plenaria del XI Comité Central del Partido, cuando halló el camino para construir un so- cialismo con peculiaridades chinas. La historia ha atestiguado esta verdad irrefutable: sin el Partido Comunista, no habría existido la Nueva China. Y va a testimoniar también, inevitablemente, que, bajo la dirección del Parti- do Comunista de China, nuestra nación habrá logrado construir sin duda un país socialista moderno, próspero, poderoso, democrático y civilizado en sus 9.600.000 kilómetros cuadrados de territorio.

La reforma y la apertura constituyen una obra creativa de nuestro Partido para hacer realidad la gran revitalización de la nación china en las nuevas condiciones históricas. Conseguir el éxito de la reforma, la apertu- ra y la modernización, y así materializar la revigorización completa de la nación china y cambiar radicalmente el estado de pobreza y atraso en que se encuentra una quinta parte de la población mundial, es una responsabi- lidad histórica insoslayable que tenemos los comunistas chinos. Desde la III Sesión Plenaria del XI Comité Central, los militantes del Partido en los diversos frentes de Shanghai, conscientes de la responsabilidad histórica que recae sobre sus hombros, se han lanzado con dinamismo a la grandiosa práctica de la reforma, la apertura y la modernización socialista, y mediante sus propias acciones ejemplares han prestado servicios meritorios en favor de la modernización y añadido nuevo lustre a la bandera del Partido, todo lo cual les ha valido la confianza, el respeto y el apoyo de las amplias masas populares. En los últimos tiempos, según las estadísticas, se ha incremen- tado año tras año el número de galardonados con distintos títulos honoríficos entre los comunistas de Shanghai, representando éstos en 1983 el 59,7% de los trabajadores modelo elegidos a nivel municipal en esta urbe, el 75,6% en 1985 y el 80,8% en 1987.

Por otra parte, debemos tener plena conciencia de lo arduas, complejas y profundas que son la reforma y la apertura. La reforma supone otra revo- lución. Las filas comunistas de Shanghai están pasando por la severa prue- ba que conllevan el ambiente de reforma y apertura y la posición de partido gobernante. En este periodo histórico de cambios drásticos, hay integran- tes de voluntad débil del Partido que se han quedado a la zaga, ya que no han podido resistir la seducción del poder y el dinero, llegando incluso un puñado de ellos a degenerar en elementos corruptos. Estas personas, aun- que son pocas, envician el estilo del Partido y dañan su prestigio. En años recientes se ha registrado también un aumento anual de la proporción de comunistas de Shanghai sancionados según la disciplina del Partido y so- metidos a procesos penales por cometer infracciones, lo cual debe desper- tar atención y vigilancia en cada uno de nuestros caramadas. La historia nos ha planteado a todos los militantes del Partido esta cuestión seria: ¿cómo podemos hacernos verdaderos merecedores del título honroso de miembro del Partido Comunista en las nuevas circunstancias surgidas con la reforma, la apertura y el desarrollo de la economía mercantil socialista?

Echando un vistazo general a la historia de nuestro Partido y a la práctica revolucionaria y las hazañas destacadas de todos los militantes sobresalientes en la presente época, tengo las siguientes consideraciones:

Para ser dignos del título honroso de miembro del Partido Comunista, hemos de persistir siempre en el máximo ideal del comunismo. Este ideal nuestro consiste en establecer una sociedad comunista. Constituye el soporte espiritual y la fuente motriz de nosotros los comunistas, lo mismo en el pasado que en el presente y en el futuro. En el nuevo pe- riodo histórico, el carácter de vanguardia de los comunistas se expresa en que éstos desempeñarán a plenitud su papel pionero y ejemplar para materializar las cuatro modernizaciones y la revigorización de la nación china, procurando conjugar la adhesión al máximo ideal del Partido con la implementación de su línea fundamental en la etapa primaria del socia- lismo, concordar los ideales elevados con acciones de lucha abnegada con los pies bien plantados, y tener en la mente la situación de conjunto aun partiendo de sus ocupaciones propias.

Para merecer el título honroso de miembro del Partido Comunista, nos es necesario perseverar en la reforma y la apertura. En estos tiempos en que la reforma ha llegado a un momento crucial de “batalla decisiva”, nosotros los comunistas debemos mantenernos altamente identificados con el Comité Central y avanzar contra viento y marea con una determinación diamantina y una voluntad de lucha indoblegable, para hacer contribucio- nes positivas al establecimiento y el perfeccionamiento de un nuevo orden de la economía mercantil socialista.

Para ponernos a la altura del título honroso de comunista, hemos de sostener con firmeza la prioridad de los intereses del Partido y del pueblo, por los que sacrificaremos de buen grado y a conciencia los intereses per- sonales. Servir de todo corazón al pueblo es el propósito fundamental del Partido y el punto de origen de todas nuestras palabras y acciones en calidad de comunistas. En la nueva etapa histórica, los militantes debemos insistir en poner los intereses del Partido y del pueblo por encima de todo. La reforma ha traído y traerá en definitiva beneficios reales al pueblo; sin em- bargo, no puede ni podrá dar a un mismo tiempo provechos iguales a todos, sino que en algunas ocasiones dará lugar a contradicciones inevitables en cuanto a intereses se refiere. Por consiguiente, en la reforma los miembros del Partido hemos de tener la noble mentalidad de ser los primeros en soportar las penalidades y los últimos en disfrutar de las comodidades, trabajando abnegadamente por los intereses públicos sin disputar los bene- ficios con el pueblo. Los militantes en puestos directivos de los órganos del Partido y de gobierno, sobre todo, deben servir de ejemplo a la miríada de los miembros del Partido y los cuadros, tomando como lema la dedicación a la prosperidad económica y a la moralización de dichos organismos.

Para corresponder al título honroso de miembro del Partido Comunista, tenemos que persistir en estudiar con ahínco el marxismo lo mismo que la ciencia y la cultura en general, y esforzarnos por elevar nuestra con- ciencia y conocer a fondo nuestras respectivas materias profesionales. Los comunistas no sólo tienen el deseo y la determinación de servir al pueblo, sino que mejoran sin pausa sus aptitudes para ello, y no se contentan con servir de ejemplo para las masas en ideología, política y estilo, sino que se hacen los mejores en todas las ramas de la modernización. Uno de los cri- terios esenciales para evaluar si un miembro del Partido ha desempeñado plenamente su papel pionero y ejemplar es comprobar si ha contribuido al desarrollo de las fuerzas productivas sociales y, en su caso, en qué medida. Si un comunista, en vez de estudiar concienzudamente el marxismo y adquirir como es debido conocimientos profesionales, se limitara a ser un profano durante largo tiempo en su trabajo, incapaz de hacer aportes reales a la modernización, lo que en él llamamos conciencia política y carácter de vanguardia se tornarían entonces frases hueras.

Para ser merecedores del título honroso de comunista, nos asiste la obligación de mantener con perseverancia en todo momento y lugar los intereses de las masas y atrevernos a luchar resueltamente contra todas las prácticas malsanas y actividades infractoras y delictivas. En la reforma y la apertura y en el desarrollo de la economía mercantil socialista, los comunistas debemos resistir a conciencia la corrosión de las ideas decadentes del capitalismo y observar con ejemplo la disciplina del Partido y las leyes del Estado, sin dejar de ser, en el proceso de agilizar la economía, exigentes con nosotros mismos, honestos en el desempeño de las funciones públicas, y firmes en la oposición y resistencia a las diversas tendencias malsanas, llegando a convertirnos en combatientes leales pletóricos de probidad en defensa de los principios del Partido y los intereses del pueblo.

Estamos consagrados a la gran causa de transformar y revigorizar Shanghai y aportar a la modernización de todo el país, y nuestra tarea es tan gloriosa como ardua. En la nueva situación, los organismos del Partido a los diversos niveles han de practicar de manera efectiva el espíritu de éste de gobernar lo suyo y disciplinarse con rigor, apreciar y fortalecer la construcción del mismo, reforzar el sentido de organización y el de disciplina, acrecentar la capacidad combativa y poner en pleno juego el papel pionero y ejemplar de los militantes, a fin de llevar adelante la reforma junto con la población de todo el municipio bajo la dirección unificada del Comité Central.

En la actualidad, tenemos que prestar suma atención al mejoramiento y fortalecimiento de la educación de los miembros del Partido, en particular de los que son cuadros dirigentes. Nos incumbe hacer estricta la adminis- tración de los militantes de la organización para enmendar lo más pronto posible la actual inadaptación de la acción educativa y administradora en el seno de ésta a las exigencias de la nueva coyuntura. Hay que desarrollar y perfeccionar aún más la democracia interna del Partido. Es preciso mantener tenazmente los requisitos para los comunistas en el nuevo periodo, mejorar las cualidades de sus filas y aplicar con rigor la disciplina del Partido. Es necesario, por un lado, incorporar de manera activa y prudente nuevas fuerzas al Partido bajo la premisa de garantizar la calidad, y, por el otro, adoptar el principio de expulsión terminante, y en todos los casos que se descubran, de una ínfima minoría de elementos corruptos de dentro de la organización que se hayan enfrascado en actos de desfalco, venalidad, chantaje, extorsión, corrupción, degeneración, y todo tipo de desafueros sobre la base del poder que poseen, con el resultado de atropellar gravemente los intereses del Estado y de las masas, socavar la política de reforma y apertura del Partido o deteriorar en extremo la causa del mismo. En cuanto a los militantes que no cumplen los requisitos establecidos, hay que tratarlos diferenciando con seriedad y propiedad los distintos casos a partir de los principios de reafirmación en las normas prescritas, sostén de aleccionamiento, asistencia casuística y saneamiento integral.

Debemos, además, atribuir suma importancia a la educación de los cuadros y las masas de dentro y fuera del Partido en lo tocante al estado de las cosas, analizar a fondo las tendencias ideológicas sociales en periodos determinados y potenciar la labor ideológica y política. La situación global actual es buena; aunque se han presentado no pocas quejas por los precios y otros asuntos, las amplias masas obreras, campesinas e intelectuales sí que apoyan la reforma con firmeza. El caso es que existe una especie de ideas erróneas que deniegan los enormes logros de la reforma y la aper- tura y exageran ciertos fenómenos negativos inevitables en el proceso reformador, provocando pesimismo, decepción, fuerte resentimiento y relajación de la voluntad de lucha. Todo ello requiere de una orientación correcta. Para tales efectos, debemos prestar atención a tres puntos. Primero, que se divulguen con toda justicia los éxitos obtenidos en los 10 años de reforma. En el estudio teórico, la literatura y el arte, tanto como en la prensa y la difusión, todos han de mirar hacia adelante y despertar la fuerza moral intrínseca de la población y el entusiasmo de las amplias ma- sas. Se contradicen diametralmente con los hechos aquellas cantinelas que dan la impresión de que nuestro gobierno es corrupto a más no poder y el Partido Comunista no hace nada en beneficio del pueblo. Hay que tener un conocimiento correcto de la situación, estimar en su justo valor los logros de los 10 años de reforma y hacer un análisis específico de los problemas existentes. En lo tocante a la propaganda, es preciso buscar la verdad en los hechos y actuar de manera apropiada, sin limitarse a exponer los éxito pasando por alto los defectos, necesidad ésta que conlleva evitar unilateralidades de otra índole. El segundo punto es que se conduzca a la gente a co- nocer de manera correcta los problemas presentes. Es verdad que se obser- van algunos fenómenos de corrupción en el seno del Partido y el gobierno, junto a ciertos problemas y prácticas malsanas en la sociedad, por lo que resulta enteramente justificable que la gente se muestre descontenta con ello y exija cambios. El Partido y el gobierno, por su parte, están adoptando medidas de solución diligente. Sin embargo, al considerar estos problemas y resolverlos, en ningún caso se puede dejar aparte la realidad objetiva de la etapa de feroz cambio en que nos encontramos. La reforma ha acarreado cambios positivos para los diversos aspectos de nuestra sociedad, un inmenso vigor para el desarrollo económico y, al mismo tiempo, ciertas con- tradicciones y problemas. Éste es un precio que es inevitable pagar durante el reemplazo de un viejo sistema por otro nuevo. Debemos dar importancia y solución a dichos problemas, que son del todo solventables. No obstante, si temiéramos su presencia o exigiéramos su ausencia absoluta, no habría otra alternativa que volver al viejo régimen, y esta opción no tiene ninguna salida. El tercer punto es que se dé a conocer la necesidad de llevar adelante la reforma con todo arrojo en este momento en que ésta se halla en un periodo crucial, con circunstancias complejas, numerosas contradicciones y riesgos latentes. Esto es de suma importancia para el desenlace de la refor- ma y el destino de la nación china. Todo el Partido y todo el país tienen que unirse estrechamente y concentrar voluntades y esfuerzos para apoyar la determinación y las decisiones del Comité Central y mantener la autoridad del Partido y del gobierno. En este periodo crucial, es indispensable acen- tuar el sentido de disciplina, al tiempo que ejercer el Partido y el gobierno su dirección con firmeza. En cuanto a la reforma del régimen político, no se puede realizar sino de forma metódica, a tenor de la orientación definida por el XIII Congreso del Partido. De hecho, al respecto ya hemos trabaja- do mucho y con excelentes resultados. El apartarse de esta orientación no terminaría más que en extraviar dicha reforma. Nuestra misión es materializar las cuatro modernizaciones y revigorizar la nación china, lo que consti- tuye también un soporte moral en unir y estimular al pueblo para que luche en común. Será erróneo e inadmisible para el Partido y el pueblo cualquier acto que deje en abandono o interfiera este objetivo de lucha. En fin de cuentas, debemos emprender un profundo y minucioso trabajo ideológico- político para que los numerosos militantes del Partido, cuadros e integran- tes de las masas tengan en claro la situación y las tareas que se presentan.

Shanghai, cuna de la clase obrera china y lugar de nacimiento del Partido Comunista de este país, es una ciudad heroica dotada de una gloriosa tradición revolucionaria. Vamos a continuar con la bella tradición para ganar una mayor gloria y prestar nuevos servicios meritorios en pro de la reforma, la apertura y la modernización socialista, haciendo así las contri- buciones que corresponden a nuestra generación.

Fuente: Teoría china

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