martes, 16 de mayo de 2017

"El león se despierta", China construye un nuevo orden mundial


En su nuevo artículo para Sky NEWS, la columnista Katie Stallard reflexiona sobre qué implicaciones podría tener el ascenso de China en el escenario internacional.

La autora apunta que "tras conducir a China de vuelta al mundo" en la década de los 80, Deng Xiaoping empezó a estimular una política exterior que se traduce aproximadamente como "oculte su luz, espere su momento".

Fue un periodo de reforma y apertura: China era débil, pobre y tenía mucho terreno por recuperar. Por lo tanto, según la autora, tenía sentido "mantener un perfil bajo en la escena internacional".

"Xi Jinping parece haber dejado de ocultar y esperar", destaca Stallard.

"Mantén una cabeza calmada y un perfil bajo. Nunca tomes la iniciativa,
pero apunta a hacer algo grande" (Deng Xiaoping)

Cuando el mandatario chino entró en el Gran Salón del Pueblo en Pekín para promover su nueva iniciativa de la Ruta de la Seda en el marco del Foro Internacional celebrado los días 14 y 15 de mayo, "no había nada apologético o referencial en su comportamiento".  

En cambio, Xi Jinping parece haber decidido que ha llegado el momento en el que China "se mantenga firme y se muestre a sí misma, aunque insistiendo en que su poder no representa ninguna amenaza y puede ser una fuerza para el bien en el mundo".

De esta manera, según la autora, el líder del gigante asiático debe convencer a sus vecinos regionales —incluso los involucrados en las disputas territoriales— de "que no tienen nada que temer y todo que ganar del ascenso de China".

Asimismo, Pekín se ve obligado a asegurar a Washington que no tiene planeado reemplazarlo en "la cima del árbol", sino que busca "una coexistencia pacífica". Por lo tanto, el presidente suele caracterizar el resurgimiento del país en términos tranquilizadores y no amenazantes.
Vea también: La nueva Ruta de la Seda puede cambiar el mapa económico del mundo

A juicio de Stallard, cuando Xi Jinping habla de la política exterior, le gusta mencionar "un nuevo tipo de relaciones internacionales" con "respeto mutuo" y "cooperación mutuamente beneficiosa".

"En otras palabras, China ya no quiere desempeñar el segundo papel en un orden internacional dirigido por EEUU y quiere un nuevo orden en el cual se la trate como un igual, y se compromete a tratar a los demás de la misma manera", apunta la autora.

Al dar su visión acerca del nuevo cinturón económico de la Ruta de la Seda, el líder chino eligió el ejemplo del almirante del siglo XV, Zheng He, a quien describió como "un pionero, y no conquistador, que sería recordado como un emisario amistoso".

Zheng He, el legendario explorador chino musulmán
 En este escenario, prosigue Stallard, "el almirante Xi está navegando con su tesoro para compartirlo a lo largo de la Ruta de la Seda en forma de nuevas inversiones en infraestructura".

Sin embargo, según la autora, ningún líder del G7, con la excepción de Italia, asistió a la Cumbre de Pekín.

La periodista recuerda que en 2014 Xi Jinping comparó a China con un "león dormido, que sacudirá al mundo cuando se despierte".

"Hoy el león se ha despertado, pero es pacífico, agradable y civilizado", dijo al público el presidente, citado por la autora.

Fuente: Sputnik

Cumbre de Ruta de la Seda: último paso hacia la quiebra del dominio de EEUU


Por Raúl Zibechi

El Foro Internacional "Cinturón y Ruta de la Seda" celebrado el 14 y 15 de mayo en Pekín, es un paso decisivo en el viraje global a favor de los países emergentes y en desarrollo. La Ruta terrestre y marítima conecta China y Asia con Europa, incluye 65 países con 4.400 millones de habitantes, el 63% de la población mundial, y casi el 30% del PIB global.

En Pekín se dieron cita 28 presidentes y primeros ministros, cien ministros y unos 1.200 delegados de todo el mundo. Entre las presencias destaca la de Vladimir Putin, lo que implica la consolidación de la alianza estratégica Rusia-China, mientras la ausencia más notoria fue la de Donald Trump.

Entre los europeos predomina la división. Asistieron mandatarios de primer nivel de España, Italia, Grecia, Suiza, Polonia, Hungría, República Checa y Serbia, mientras Alemania, Francia, Gran Bretaña y Japón enviaron delegaciones de menor nivel. La ausencia de India es la más notoria, molesta por el "corredor económico" que China construye en Pakistán, uniendo Xinjiang con el estratégico puerto de Gwadar en el mar Arábigo.

En América Latina destacó la presencia de Chile y Argentina, países que apuestan fuerte al comercio con China y a las inversiones del dragón en sus economías. Brasil envió una delegación simbólica y México estuvo también ausente.

Los seis corredores de la Ruta pasan por Rusia o por las repúblicas de Asia Central (Kazajstán, Kirguistán, Uzbekistán, Pakistán), además de Sri Lanka, Turquía y Mongolia. Las obras de la Ruta de la Seda consisten en ferrocarriles, carreteras, puertos, aeropuertos, oleoductos y redes de internet con los que China apuesta a lubricar el comercio mundial y potenciar la globalización, mientras Estados Unidos tiende a aislarse en un proteccionismo defensivo.

El año pasado los bancos estatales chinos anunciaron que disponen de 900.000 millones de dólares para financiar mil proyectos de la Ruta de la Seda, en la que participa también el Banco Asiático de Infraestructura e Inversiones (AIIB). Muchos de los proyectos incluyen empresas estatales chinas de petróleo y gas, pero también han confirmado su participación las occidentales General Electric y Siemens, entre otras.

En el largo plazo, la Ruta de la Seda "podría impulsar la internacionalización del yuan fomentando su uso tanto en transacciones comerciales como financieras", sostiene Tianjie He, de Oxford Economics. La internacionalización de la moneda china, clave en su ascenso al rango de potencia global, se verá facilitada porque las enormes obras que requiere la Ruta serán préstamos chinos en su propia moneda.

En opinión de Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China, "la Franja y la Ruta tiene la potencialidad para modificar el mapa económico mundial y proyectar un nuevo modelo de globalización. Incluso sus más aciagos detractores lo reconocen".

Uno de los hechos que más sorprende es la rapidez con que ha despegado la Ruta de la Seda. Cuando se lanzó la iniciativa, en 2013, apenas 17 trenes de carga unieron China con Europa. En 2016, fueron 1.702, cien veces más en cuatro años. "Frenética" es la palabra usada por el analista Pepe Escobar para explicar la construcción de 51 líneas de trenes que unen 28 ciudades de Europa y 27 de China. Considera que las inversiones en la Ruta "serán un impulso para las economías, desde Bangladesh hasta Egipto y desde Myanmar hasta Tajikistán".

En el mismo lapso de solo cuatro años, China abrió 356 líneas internacionales de transporte de mercancías y pasajeros a lo largo de las carreteras del Cinturón y la Ruta y opera 4.200 rutas aéreas semanales entre el dragón y sus socios de la Ruta.

Sin embargo, uno de los aspectos más importantes de la iniciativa es que "está ayudando a los países a unirse", como sostiene el oficialista Global Times. En su discurso de apertura del Foro, el presidente Xi Jinping explicó que el Cinturón y la Ruta es "el proyecto del siglo", que definió como "un camino de paz" que busca convertir "la actual gobernanza global en una versión más inclusiva y más justa".

Según Escobar, estamos ante un proyecto de "globalización inclusiva" que pasa por "des-americanizar la globalización", lo que supone un fuerte contraste con la política de Washington. 

Ningún país puede alcanzar el rango de potencia hegemónica en base a la fuerza militar. Por el contrario, para alcanzar la hegemonía sin dominación una nación debe encarnar visiones del mundo capaces de atraer el interés de millones de personas en los más remotos rincones.

Algo así sucedió con la Revolución de Octubre, un siglo atrás. El poder de los soviets entusiasmó y enamoró (literalmente) a millones de obreros y campesinos en todo el mundo, ya que era la primera vez en la historia que los de abajo ejercían el poder y lo hacían a favor de los desheredados.

Incluso el ascenso de Estados Unidos al rango de gran potencia, fue posible porque esa sociedad había realizado notables conquistas en el terreno científico y en el cultural, convirtiéndose en polo de atracción para muchísimas personas alrededor del mundo.

Por el contrario, la actual supremacía estadounidense, anclada en la potencia de sus armas, es un síntoma de decadencia, como lo fue el poder militar de los nazis. Nunca en la historia el dinero y las armas fueron suficientes para sostener una supremacía, que siempre se asentó en el resplandor de una nueva cultura política.

La milenaria China parece haber comprendido que debe mostrarle al mundo que su superioridad económica debe jugar a favor de la mayoría de las naciones. En paralelo, la colaboración estratégica entre Rusia y China es la "salvaguarda de la paz y la estabilidad regionales y mundiales", según afirmó Xi en su discurso.

En los hechos ambos países se posicionan de la misma manera en los más conflictivos escenarios, como en la guerra siria, y apuntan a profundizar la cooperación económica y energética a la vez que tienden a elevarla hacia otras áreas, como la innovación y las tecnologías. En los hechos, está naciendo un mundo centrado en Eurasia.

Fuente: Sputnik

domingo, 14 de mayo de 2017

Los salarios en China superan a los de Brasil, Argentina y México


Los salarios promedio del sector manufacturero de China se han disparado y ahora superan los de países como Brasil y México y están acercándose rápidamente a los de Grecia y Portugal, después de una década de crecimiento vertiginoso durante la cual los paquetes salariales chinos se han triplicado.

Generalmente en la fuerza laboral de China, los ingresos por hora superan a los de todos países grandes de Latinoamérica excepto Chile, y son cercanos al 70% del nivel de los países más débiles de la eurozona, según datos de Euromonitor International, un grupo de investigación.

Las cifras reflejan el progreso logrado por China en la mejora del estándar de vida de sus 1.400 millones de habitantes, y algunos analistas aseguran que el incremento de la productividad podría llevar los sueldos industriales incluso más allá de los que tradicionalmente se consideran países de medianos ingresos. Pero el rápido aumento de los salarios promedio de China también podría contribuir a la pérdida de empleos ante otros países dispuestos a ofrecer pagas inferiores.

Los datos también ponen de manifiesto los problemas que enfrentan los países de América Latina, donde los salarios se han estancado y, a veces, bajaron en términos reales, y en Grecia, donde el promedio de salario por hora se redujo a más de la mitad desde 2009, según Euromonitor.

La hora trabajada en el sector manufacturero de China se triplicó entre 2005 y 2016 a 3,60 $, según Euromonitor, mientras que durante el mismo período los salarios industriales bajaron de 2,90 $ la hora a 2,70 $ en Brasil, de 2,20 $ a 2,10 $ en México, y de 4,30 $ a 3,60 $ en Sudáfrica.

Los salarios en China también superaron los de Argentina, Colombia y Tailandia durante el mismo tiempo, pues el país se integró más a la economía mundial después de su ingreso en 2001 a la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Euromonitor compiló sus datos a partir de información proporcionada por la Organización Internacional del Trabajo, por organismos nacionales de estadística y por Eurostat, y posteriormente los convirtió a términos de dólar y los ajustó según la inflación. Pero los datos no toman en cuenta los diferentes costos de la vida.

El aumento de las remuneraciones en el sector manufacturero chino contrasta con la disminución de los sueldos en otros países, como Argentina y Brasil. Incluso en India, que ha experimentado un rápido crecimiento económico, los salarios industriales han permanecido sin cambios desde 2007 a sólo 0,70 $ por hora.

Los sueldos del sector manufacturero en Portugal disminuyeron de 6,30 $ por hora a 4,50 $ el año pasado, poniendo los niveles salariales por debajo de los registrados en algunas partes de Europa del este, y dejándolos sólo 25% superiores a los de China.

Los trabajadores de la industria manufacturera en China se encuentran entre los mejores pagados en un país donde la distribución salarial es cada vez más desigual. Pero los niveles de ingresos están aumentando en toda la economía en general, y la remuneración promedio china para todos los sectores aumentó de 1,50 $ en 2005 a 3,30 $ el año pasado. Ese nivel es superior al de los salarios medios de Brasil, México, Colombia, Tailandia y Filipinas.

Oru Mohiuddin, analista estrategia de Euromonitor, observó que los niveles de productividad de los trabajadores chinos han mejorado incluso más rápido que sus sueldos. "Los fabricantes aún se benefician en China", dijo.

Es probable que el tamaño del mercado interno de China ayude a los trabajadores del sector manufacturo del país, a pesar del aumento de los costos de mano de obra. "En una serie de sectores China representará el 20% del mercado en 2020, similar a América del Norte y Europa occidental", dijo Mohiuddin.

Agregó que puesto que esa proporción del mercado es muy superior al 4,8% de India y 3,3% de Brasil, "tiene sentido que los fabricantes tengan plantas en China".

Pero Charles Robertson, economista en jefe global de Renaissance Capital, señaló que el envejecimiento de la población china, y la esperada reducción del número de personas en edad laboral, podría generar mayores presiones salariales en los próximos años.

Fuente: El Cronista

[Video] Xi Jinping en la escena mundial


martes, 2 de mayo de 2017

Filipinas está abierta a ejercicios militares conjuntos con China, dice presidente Duterte

El presidente filipino, Rodrigo Duterte, recibe un sombrero de Hu Jie, capitán del destructor de misiles Changchun, en la Ciudad de Davao, Filipinas, el 1 de mayo de 2017. Una flota naval china empezó una visita amistosa de tres días después de llegar el lunes a la ciudad de Dávao en la región suroriental de Filipinas. (Xinhua/Yu Wei)
MANILA. 1 may (Xinhua) -- El presidente filipino, Rodrigo Duterte, dijo el lunes que está abierto a la idea de llevar a cabo ejercicios militares conjuntos con China.

"Estoy de acuerdo (con la idea). (Los dos países) pueden conducir ejercicios conjuntos aquí en Mindanao, tal vez en el mar Sulu", declaró Duterte a la prensa tras su visita un buque de guerra chino atracado en el embarcadero de la ciudad de Dávao.

Añadió que quedó muy impresionado por el navío chino: "Es impresionante. Está todo alfombrado. Es realmente hermoso. El interior es como un hotel de lujo (...) ¡Y está limpio!"

Según el presidente, la visita al buque de guerra chino se enmarca dentro de la cimentación de la confianza y la buena voluntad entre Manila y Beijing.

El barco es parte de la flota naval china que efectúa una visita de tres días después de llegar este domingo a Dávao, en el sureste de Filipinas.



¿Adiós al Consenso de 1992?

Xulio Ríos es director del Observatorio de la Política China

Las relaciones entre Beijing y Taipéi atraviesan una severa crisis desde que el 20 de Mayo del año pasado el Minjindang o PDP (Partido Democrático Progresista) tomó el relevo al Kuomintang en la presidencia de la isla. Las exigencias continentales de supeditar la continuidad del diálogo y los contactos a la aceptación previa del “Consenso de 1992” (una China, dos interpretaciones) y la negativa del PDP a suscribirlo han conducido inevitablemente al bloqueo. Como es sabido, este consenso reconoce que tanto China continental como Taiwán pertenecen a la misma China, que para unos es la República Popular China y para otros, la República de China. El diálogo está congelado y la presión diplomática se ha saldado con la pérdida de dos aliados.

Tras un año con las espadas en alto, ¿habrá llegado el momento de tomar la iniciativa para desenredar la situación? El ex-presidente del PDP Hsu Hsin-liang declaró recientemente que el gobierno taiwanés presentará en el segundo semestre una nueva política sobre los lazos bilaterales. Hsu no cree que el abismo al que ambas partes se enfrentan no pueda ser salvado y que sus posiciones no están tan alejadas. En todo caso, el lenguaje si les separa: si el KMT, que hoy monopoliza el diálogo con el PCCh, se encuentra cómodo con el Consenso de 1992 o el principio de Una sola China, este no es el caso del PDP.

Por su parte, en China también se estudian alternativas y cambios en el pensamiento estratégico para gestionar las relaciones con Taiwán. El XIX Congreso del PCCh, previsto para otoño, podría ser el marco ideal para la puesta en escena de una nueva formulación. Varios think tanks continentales relacionados con el problema de Taiwán fueron objeto de cambios. Así, Yang Mingjie fue nombrado director del Instituto de Estudios de Taiwán en la Academia China de Ciencias Sociales, y Dai Bingguo, presidente de la Sociedad Nacional de Estudios de Taiwán. Los nuevos nombramientos se relacionan con el empeño de Beijing de impulsar sus esfuerzos hacia Washington para tratar sus relaciones con Taiwán. El responsable de la Oficina de Asuntos de Taiwán del Consejo de Estado, Zhang Zhijun, advirtió de complicaciones serias en el futuro inmediato. Por el contrario, el presidente de la Federación China de Compatriotas de Taiwán y miembro de la Asamblea Popular Nacional, Wang Yifu, no pierde el optimismo con respecto al futuro.

Desconfianzas mutuas 

La esperanza de una mejora en los tensos lazos contrasta con el hecho evidente de que Beijing no se fía de la presidenta Tsai Ing-wen. Pese al reiterado compromiso de esta con el statu quo, no pocas de las iniciativas gubernamentales son interpretadas como un intento de alejamiento de China continental. Beijing considera el statu quo un mero punto de partida hacia el anhelado objetivo de la reunificación nacional y no como un mal menor.

El PCCh puede optar por persistir en una política de hostilidad y desgaste del PDP, confiando en que el descontento cívico le vuelva a situar en la oposición. Esta política tiene inconvenientes importantes. Primero, la situación del KMT, su principal aliado en el organigrama político taiwanés, no parece mejorable a corto plazo. Por otra parte, no pocos en el continente piensan que el KMT se ha convertido en un impedimento para la unificación y que la situación actual es consecuencia de su pertinaz ambigüedad. Segundo, la aplicación de mayor presión, tanto interna como exterior, puede tener un efecto contrario al esperado en el electorado taiwanés brindando al PDP la coraza política para resistir.

La apuesta de EEUU y Japón por reforzar los vínculos con Taiwán supone un problema añadido para China. Beijing quizá pueda arrancar concesiones de Donald Trump o, por el contrario, este seguir utilizando Taiwán para afectar los intereses chinos. Esta misma semana, la presidenta Tsai sugirió la posibilidad de un nuevo contacto telefónico similar al llevado a cabo en diciembre pasado. De producirse representaría una pérdida de cara para Xi Jinping a medio año del XIX Congreso del PCCh tras haber intentado dejar las cosas claras en la cumbre de Florida en lo que atañe a las “líneas rojas”. Taiwán es una de ellas. No cabe descartar que en los próximos meses se anuncie una importante venta de armas de Washington a Taipéi.

En Taiwán, hasta ahora no han fructificado los intentos de arbitrar una nueva política del Estrecho. El KMT se aferra al Consenso de 1992 e incluso su actual líder apuesta por la fórmula “Una China, una interpretación”, que place a Beijing pero tensa el disenso en su partido y en la sociedad taiwanesa. Taipéi no está pensando en declarar la independencia formal pero tampoco puede el PDP sacrificar sin más una parte sustancial de su ideario ya que podría derivar en consecuencias internas. En los últimos años, sus propias exploraciones y propuestas no ofrecen un balance halagüeño.

Persistir, ablandar, endurecer 

Por su parte, la orientación continental se dirime en tres hipótesis principales: persistir en el rumbo actual, ablandar la posición pasando página del Consenso de 1992 o endurecerla, aumentando la presión de todo tipo para conjurar las políticas del PDP. El responsable chino de asuntos de Taiwán, Zhang Zhijun, dejó bien claro en las últimas semanas que “el final del camino de la independencia taiwanesa es la unificación”.

El horizonte de 2045, cuando se cumplirá el primer centenario de la recuperación de la isla tras la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, no está tan lejano. Es claro que China quiere evitar llegar a esa fecha sin encaminar una solución definitiva al problema. Taiwán es un asunto mayor en la política china pero la realidad social en la isla da cuenta de una distanciada evolución que podría acentuarse durante el mandato del PDP. Esta circunstancia invitaría al PCCh a redoblar los mensajes duros para evitar alimentar falsas expectativas entre la población.

En una reciente entrevista concedida a la agencia Reuters, Tsai, tras señalar que la participación en la próxima asamblea anual de la Organización Mundial de la Salud será un indicador de las posibilidades de normalización, dijo que su Gobierno está dispuesto a entablar un diálogo directo con el presidente Xi Jinping, pero añadió que Beijing debe adoptar una nueva forma de pensar con relación a Taiwán y ser más flexible. La mandataria manifestó su esperanza de que ambos lados del Estrecho puedan escapar del patrón existente pero es de temer más bien lo contrario.