Este artículo, publicado en la web de Peter Franssen el año pasado, fue traducido por mí y publicado en la web de Pravda Estado Español (http://elpravda.blogspot.com.es) en septiembre de 2012. Como había prometido, he aquí algo más de información acerca del "caso Bo Xilai", tras la publicación en este blog de una noticia que confirmaba su procesamiento por parte de la justicia china por los cargos de corrupción y abuso de poder. En aquel momento el artículo fue una bomba (al menos para mí), no solamente porque versaba sobre un asunto del que no se sabía más que rumores, es decir, la supuesta "decapitación" del líder del ala izquierda del PCCh a principios de 2012, hecho que hasta había llegado a divulgarse aquí en España bajo la noticia de un "golpe de Estado" contrarrevolucionario por parte de la "burocracia reformista". El artículo también gozaba de muchísimo interés porque además desmentía la figura de un Bo Xilai que, pese a sus discurso más populista, y pese a sus ideales, más cercanos a un "maoísmo" más ortodoxo, no dejaba de ser un elemento tan moralmente corrompido como otros lo pueden ser otros muchos dirigentes del PCCh (véase el caso del ex-primer ministro Wen Jiabao, pero de esto hablaremos otro día). Esto no ha impedido que aquí en España algunos dogmático-revisionistas, en su afán por adecuar con calzador la realidad a sus prejuicios anti-chinos, hayan interpretado de manera oportunista y simplista la caída de Bo Xilai como una victoria de las "fuerzas pro-capitalistas". No dudamos que eso les haya llenado de alegría.
Alguno podrá opinar que el asunto Bo Xilai, con sus tramas de espionaje y asesinatos, tiene mucho de película de James Bond (espía británico, y por lo tanto nunca mejor dicho), pero el humilde autor de este blog cree que las acusaciones hechas contra el matrimonio Bo Xilai son ciertas. Y más allá de las implicaciones políticas de este caso policial, la cuestión principal es que, como bien señala Peter Franssen, el asunto Bo Xilai debe llamarnos la atención acerca de un problema, realmente existente y preocupante en la sociedad china, que es el de la corrupción en el seno del Partido Comunista y del Estado, y acerca de toda la "ideología" (en el sentido más genuinamente marxista, es decir en tanto que "falsa consciencia") que sirve de cobertura ideológica para velar determinados intereses de clase. El artículo aporta datos interesantes al respecto. Se podrá discutir acerca de si el juicio a Bo Xilai tuvo (y sigue teniendo) una motivación política. El caso es que, en su artículo, Peter Franssen relaciona este caso con la ofensiva de los sectores que él llama "neo-liberales" (o más llanamente, pro-capitalistas) contra el socialismo en China. El artículo es pues de sumo interés porque nos habla de la enconada lucha de clases que existe en el seno del PCCh, y de los peligros a los que se enfrenta la República Popular China en su proceso de edificación del socialismo con características chinas. Lean, disfruten y saquen sus conclusiones.
En China, las aguas aún no están tranquilas. A más de un mes desde el cese del dirigente Bo Xilai de todas sus funciones, la opinión pública china sigue con estupor la evolución de este asunto, en el que los elementos clave son: abuso de poder, corrupción, homicidio y espionaje. El expediente Bo Xilai demuestra que hay algo fundamentalmente falseado en la ideología, la disciplina y el control en el seno del Partido Comunista Chino.
Alguno podrá opinar que el asunto Bo Xilai, con sus tramas de espionaje y asesinatos, tiene mucho de película de James Bond (espía británico, y por lo tanto nunca mejor dicho), pero el humilde autor de este blog cree que las acusaciones hechas contra el matrimonio Bo Xilai son ciertas. Y más allá de las implicaciones políticas de este caso policial, la cuestión principal es que, como bien señala Peter Franssen, el asunto Bo Xilai debe llamarnos la atención acerca de un problema, realmente existente y preocupante en la sociedad china, que es el de la corrupción en el seno del Partido Comunista y del Estado, y acerca de toda la "ideología" (en el sentido más genuinamente marxista, es decir en tanto que "falsa consciencia") que sirve de cobertura ideológica para velar determinados intereses de clase. El artículo aporta datos interesantes al respecto. Se podrá discutir acerca de si el juicio a Bo Xilai tuvo (y sigue teniendo) una motivación política. El caso es que, en su artículo, Peter Franssen relaciona este caso con la ofensiva de los sectores que él llama "neo-liberales" (o más llanamente, pro-capitalistas) contra el socialismo en China. El artículo es pues de sumo interés porque nos habla de la enconada lucha de clases que existe en el seno del PCCh, y de los peligros a los que se enfrenta la República Popular China en su proceso de edificación del socialismo con características chinas. Lean, disfruten y saquen sus conclusiones.
El matrimonio Bo Xilai
En China, las aguas aún no están tranquilas. A más de un mes desde el cese del dirigente Bo Xilai de todas sus funciones, la opinión pública china sigue con estupor la evolución de este asunto, en el que los elementos clave son: abuso de poder, corrupción, homicidio y espionaje. El expediente Bo Xilai demuestra que hay algo fundamentalmente falseado en la ideología, la disciplina y el control en el seno del Partido Comunista Chino.
El asunto empezó el 6 de
febrero, cuando Wang Lijun pidió asilo político al consulado americano de la
ciudad de Chengdu. Wang Lijun era el jefe de policía del municipio de
Chongqing, que hoy cuenta con más de 32 millones de habitantes. El líder local
del Partido Comunista en la ciudad era Bo Xilai, estrella ascendente del
firmamento político chino, miembro del Buró Político a la cabeza del Partido
Comunista Chino (PCCh) y personaje destacado del sector más izquierdista del
PCCh.
Para convencer a los
americanos de que le den asilo, Wang Lijun entrega información confidencial
sobre Chongqing y los asuntos internos del Partido Comunista. Pero los
americanos le niegan el asilo, seguramente porque estaban convencidos de que así
iban a causar más daño al PCCh y a China. Cuando Wang abandona el edificio, los
servicios de seguridad de la capital le detienen y le deportan a Beijing. Bo
Xilai se distanció de Wang y declaró que se había equivocado con él.
En Beijing, Wang declaró
a las autoridades que se había orientado hacia los americanos porque temía por
su vida. El 18 de enero, Wang acudió al domicilio de Bo Xilai con pruebas de
que la mujer de este último, Gu Kailai, estaba implicada en la muerte del
británico Neil Heywood. Parece ser que en un primer momento, Bo Xilai le dijo a
Wang que podría seguir con la investigación criminal contra su mujer. Pero más
tarde se retractó. El 2 de febrero, Bo Xilai cesaba al jefe de policía y lo
transfería al puesto de alcalde adjunto responsable de enseñanza, cultura y
ciencia.
La esposa, Gu Kailai, es
una abogada que en los últimos años ya no se ocupaba de su buffet de abogados,
sino de todo tipo de trámites comerciales. Uno de sus socios era ni más ni
menos que el británico Neil Heywood. Heywood fue hallado muerto en la habitación
de su hotel en Chongqing el pasado 15 de noviembre. “Mi investigación”, declaraba Wang Lijun a las autoridades de
Beijing, “indica que Heywood ha sido
envenenado con cianuro y que Gu Kailai estaba implicada muy de cerca en este
crimen.”
Al parecer, el motivo
del crimen fue una discusión entre Gu y Heywood acerca de ciertas transacciones
financieras. La Comisión Central de inspección del PCCh inició entonces una
investigación sobre la corrupción, interesándose especialmente en Gu Kailai, Bo
Xilai y su entorno directo. El mes de marzo pasado, Bo Xilai era cesado en sus
funciones de secretario del partido en Chongqing y miembro del Buró Político.
Más tarde, también sería expulsado del Comité Central del PCCh. Su mujer fue
encarcelada tras ser acusada del asesinato de Neil Heywood. Las autoridades del
partido acusan a Bo Xilai de abuso de poder y de infracción grave de la disciplina
del partido. La investigación del partido así como del poder judicial aún no
han terminado.
El asunto es
particularmente penoso para el PCCh, y causa un gran perjuicio a la reputación
del Partido, tanto en China como en el extranjero. Desvela las debilidades en
la organización y la fuerza ideológica del partido, y ello en un momento en que
las contradicciones en el mundo y en China no dejan de crecer, en el que China
debería disponer de un Partido Comunista disciplinado e inquebrantable para
poder afrontar estas contradicciones. Los dirigentes del partido y del gobierno
Hu Jintao, Wen Jiabao y Xi Jinping han hecho un llamamiento a reforzar la lucha
contra la corrupción y por la moral comunista. Sin embargo, es el tipo de
llamamientos que ya hemos oído en múltiples ocasiones estos últimos treinta
años, y como lo demuestra el asunto Bo Xilai, estos llamamientos no han tenido
resultados probados.
En los años 90, Chen
Xitong, jefe del partido en Beijing, tuvo que dejar sus funciones por cargos de
corrupción.
En 2005, Chen Liangyu,
dirigente del partido en Shanghai, la segunda ciudad más importante del país,
acabó en prisión, también por corrupción.
Cada año se inician
investigaciones sobre al menos 20 000 funcionarios por los mismos motivos de
corrupción.
En 2001, el Banco
Nacional de China publicaba un informe en el que se decía que entre mediados de
los años 90 y 2008, funcionarios del partido y del gobierno sacaron hacia el
extranjero cerca de 800 billones de yuanes (alrededor de 90 billones de euros).
Políticos que ocupan altos cargos utilizan a sus esposas, hermanos y hermanas,
sobrinos y sobrinas para hacer pasar al extranjero dinero proveniente de la
corrupción. El año pasado, se descubrió que el ingeniero jefe del ministerio de
industria ferroviaria había transferido así unos 2.3 billones de euros hacia
Estados Unidos y Suiza.
Aparentemente, la pareja
Bo Xilai y Gu Kailai sufrían del mismo mal. Bo inició su ascenso político en
1992. En aquella época, había sido elegido alcalde de Dalian, en la provincia
septentrional de Liaoning. Se mantuvo en este puesto durante 10 años, para
convertirse luego en gobernador de la misma provincia de Liaoning. Durante
este periodo, la pareja estrechó lazos de amistad con tres extranjeros: el
británico Neil Heywood, el arquitecto francés Patrick Henri Devillers y el
hombre de negocios sino-americano Larry Cheng. A través de estas tres personas,
Gu Kailai sellaría todo tipo de transacciones comerciales. Entre 2000 y 2003,
Patrick Henri Devillers y Horus Kai
habían vivido en el mismo domicilio en la ciudad balnearia británica de
Bournemouth, durante la época en la que se encontraban en Reino Unido por
asuntos de negocios. Horus Kai era el
nombre utilizado a menudo por Gu Kailai para realizar transacciones comerciales
en el extranjero.
La pareja también había estrechado amistad
con otros dos hombres de negocios de Dalian: Xu Ming y Wang Jianlin. Xu es un
multi-millonario que dirige el conglomerado Shide Group. Por otro lado, Wang
Jianlin es presidente de la sociedad inmobiliaria Dalian Wanda Group. Xu Ming
fue detenido el 15 de marzo por “delitos económicos”.
Espía
En el año 2005, cuando
Bo Xilai fue nombrado ministro de comercio, la pareja se instaló en Beijing. El
británico Neil Heywood también se instaló allí. Se alojó en una mansión de un elegante
barrio de la capital.
La relación de amistad
entre la pareja Bo-Gu y Heywood llegó a durar hasta 20 años. Durante todo este
tiempo, Heywood trabajó para el servicio de información británico Secret
Intelligence Service, también conocido bajo la denominación MI6. Primero lo
hizo directamente para el MI6, y después, a través de la firma Hakluyt &
Company cuando fue fundada a finales de los años 90. Hakluyt es un servicio de
espionaje privado creado por iniciativa del MI6 junto con oficiales del MI6. En
la oficina de los consejeros de la casa madre de Hakluyt se encuentran el
antiguo jefe de la OTAN, Javier Solana, el antiguo jefe del Estado mayor del
ejército británico, Lord Linge, el antiguo presidente de Shell, Peter Holmes, y
Frank. G. Wisner, antiguo embajador de los Estados Unidos y gran amigo del
ex-dictador egipcio Hosni Mubarak. Por tanto, Hakluyt no es cosa baladí, sino
algo muy gordo. A través de la pareja Bo y Gu, el espía Heywood estaba profundamente
infiltrado en el seno del PCCh. Gu era la madrastra de uno de los hijos de
Heywood. A su vez, Heywood se las había arreglado para que Bo Guagua, el hijo
de Bo y Gu, pudiera inscribirse en el prestigioso Balliol College de la
universidad de Oxford.
Es particularmente
aterrador ver como los servicios de seguridad internos del Partido y el contraespionaje
de la República Popular permitieron que ello ocurriera durante veinte años.
Ello sugiere una total incompetencia o una enorme laxitud.
En octubre de 2011,
durante la sesión anual del Comité Central, el secretario general Hu Jintao
daba un discurso en el que avisaba contra “los
encarnizados intentos de Occidente de infiltrar China y nuestro partido”. ¿Pero
alguien de los servicios de contraespionaje estaba escuchando realmente cuando
se dijeron aquellas palabras?
Neil Heywood, espía británico implicado en la trama de corrupción
Ofensiva neoliberal
Las autoridades chinas
no parecen haberse percatado de la forma con la que el liberalismo, el “dejar
pasar, dejar hacer”, son alentados en el seno del partido por el neoliberalismo
que, desde la economía privada y algunos medios académicos, conoce un éxito
creciente. El neoliberalismo pretende propagar una ideología afirmando que el
partido ya no está en condiciones de seguir con el milagro socioeconómico de
los últimos treinta años. El asunto Bo parece darle la razón a los
neoliberales. Allá donde se juntan el asunto Bo y la ideología neoliberal, la
autoridad del partido se derrumba. Y, pese a ello, los neoliberales prosiguen
con su actividad en toda impunidad, atacando la fortaleza del socialismo.
Este mes de febrero se publicaba
un informe de 470 páginas del Banco Mundial titulado “China en 2030 – el establecimiento de una sociedad armoniosa, creativa
y con elevados ingresos”. He aquí algunos extractos de este informe:
“El gobierno debe limitar su papel en
el mercado, en la concesión de los créditos así como en la producción y la
distribución. Debe centrarse en la financiación de los servicios públicos, la
protección del medio ambiente y la puesta en pie de un entorno propicio para el
desarrollo del sector privado.
“China debe adaptar su estrategia de
desarrollo, ahora que está entrando en una nueva fase de crecimiento económico.
La adaptación tiene que ver en primer lugar con una modificación del papel del
mercado, el sector privado y la sociedad en su conjunto. El gobierno debe
retirarse de la producción, la distribución y la atribución de las materias
primas y la mano de obra. Debe centrarse en la creación de un marco que permita
a los demás tomar decisiones en el desarrollo económico.”
“A lo largo de las próximas dos
décadas, China se verá enfrentada a numerosos desafíos. El principal de entre
ellos es la transformación del papel de las autoridades: de participante activo
en la vida económica hacia un marco institucional que esté al servicio de un
mercado competitivo.”
El lector habrá notado
que se trata de alegato a favor de un capitalismo liberal, tal y como lo
conocemos en Occidente, en el que las autoridades son marionetas del sector
privado, mientras se tiene a la población con la soga en el cuello. El informe
es un extenso alegato neoliberal que afirma que China sólo tendrá porvenir si
abandona su modelo actual para adoptar la economía de libre mercado. En un
momento en que China evoluciona rápidamente, desde una sociedad que produce en
masa mercancías con bajo valor tecnológico, hacia una sociedad innovadora en la
que el sector servicios juega un papel más importante, “la intervención del Estado en la economía puede ponerle trabas al
crecimiento. Es por ello que la política debe orientarse hacia un papel más
importante del sector privado. Hay que partir del principio de que el mercado
es lo suficientemente maduro para repartir los medios disponibles de manera
eficaz y que las firmas privadas son lo suficientemente fuertes e innovadoras
como para competir en la arena internacional en sectores tecnológicamente
avanzados.”
Tenemos que detenernos en
este punto. Concretamente, en la descripción de “mercado maduro”. El hombre que
más ha influenciado este informe es Robert Zoellick, presidente del Banco
Mundial. Antes de ser nombrado presidente en 2007, había sido vice-ministro de
asuntos extranjeros con Bush padre. Pero también fue director general de
Goldman Sachs – el banco americano que aún cuenta con otros antiguos servidores
en importantes puestos políticos tanto en Estados Unidos como en el seno de la
Unión Europea. Zoellick también es un antiguo vice-ministro de Fannie Mae, la compañía
de seguros hipotecarios en Estados Unidos. Goldman Sachs y Fannie Mae son dos importantes
actores del “mercado maduro” y, como tales, fueron dos importantes detonadores
de la crisis financiera de 2008 que ha conducido a la miseria financiera y
económica que hoy empuja a la gente al suicidio en Grecia y que, según un
reciente informe del periódico Le Monde,
está provocando un rápido aumento del trabajo infantil en Italia. Cuando
Zoellick, vástago de los principales círculos de usureros financieros de
Estados Unidos, da consejos económicos y financieros a las autoridades
políticas de China, no está de más tener cierta prudencia.
Zoellick también
proviene del PNAC. Son las siglas en inglés de Project for a New American
Century (proyecto por un nuevo siglo americano), sociedad creada en 1991 que ha
obrado a favor de la hegemonía de los Estados Unidos en el mundo y que dio
forma a la política belicista de Bush padre e hijo. He aquí entonces al hombre
que se encuentra detrás del informe del Banco Mundial sobre China. Un burgués
ultra-liberal y agresivo dispuesto a asestar un golpe de muerte al socialismo
chino, y cuanto antes mejor (al menos en lo que a él respecta). Y sin embargo…
este informe del Banco Mundial ha sido también co-redactado por el Centro de
Investigación y Desarrollo (CID) del Consejo de Estado, una comisión de
expertos del gobierno chino. ¿Perdón?, estaréis diciendo.
Que en diez años de
funcionamiento, el Banco Mundial haya realizado cosas positivas en China, eso
nadie lo niega. El Banco está en el origen de la reforestación de una meseta de
loess desértico tan grande como Francia. Ha proporcionado excelentes servicios
en la erradicación de la tuberculosis, en el financiamiento de pequeñas
escuelas rurales y en proyectos medioambientales. Pero la cosa cambia cuando
una comisión de expertos del gobierno se une a un alegato capitalista que se
podría encontrar perfectamente en un manual de Friedrich von Hayek. La cosa también
cambia cuando cuadros superiores de la administración gubernamental suscriben la
ideología neoliberal del Banco Mundial. Durante el otoño pasado, Jin Liqun,
cuadro del CID y antiguo vice-ministro de finanzas, se cubría de ridículo
declarando en una entrevista a la cadena Al-Jazeera que la crisis financiera y
económica en Europa Occidental se debía a la pereza de la población
trabajadora. El año anterior, había explicado en un vídeo publicitario del
Banco Mundial que “los éxitos de China no
habrían sido posibles sin el Banco Mundial”, escamoteando así que el
arquitecto del éxito socioeconómico chino no era el Banco Mundial, sino el
Partido Comunista. El secretario general del CID, Lu Mai, dijo por su parte: “El Banco Mundial va a ayudar a China a
convertirse en una economía de mercado que transformará completamente China”.
Lu Mai no da cuenta de que China tiene una economía socialista de mercado, cosa
muy distinta de una “economía de mercado de pleno derecho” (entiéndase: libre).
En una economía de libre mercado, la economía y el Estado son sometidos a los
intereses de las mayores empresas privadas y el conjunto de la población debe
vivir y trabajar lo necesario para que las grandes empresas privadas puedan
ganar la batalla de la competitividad. En la economía socialista de mercado, el
Estado y las grandes empresas estatales dirigen las diversas formas de
propiedad de la economía (propiedad estatal, cooperativa, individual, privada,
extranjera) y las autoridades estimulan el desarrollo de la economía privada en
el marco de los objetivos económicos y sociales establecidos por las
autoridades en planes a corto y a largo plazo. En la economía de libre mercado,
las crisis son inevitables porque cada capitalista comprime los salarios de sus
trabajadores, lo que hace que la población termine disponiendo de ingresos
insuficientes para poder comprar los productos que ella misma ha fabricado. De
ahí que, en estos últimos años, bajo el capitalismo la tasa de crecimiento se
ha aproximado al 0%, mientras que en China, se sitúa aún entre el 8 y el 10%.
No obstante, resulta penoso ver cómo en algunos círculos intelectuales chinos
brilla por su ausencia un análisis del sistema, tanto en lo relativo a su
propio sistema como al del capitalismo en Occidente. Ello desemboca en
discursos neoliberales del tipo Jin Liqun sobre la pereza de los trabajadores
occidentales.
Las concepciones
neoliberales constituyen una corriente minoritaria en China. Siempre han
existido desde mediados de los años 80 en las altas esferas del aparato del
partido y del gobierno. En cada acontecimiento crucial, vuelven a salir a la
superficie y tratan de ganar terreno. Un acontecimiento de tal importancia es
el XVIII congreso del partido, que se celebrará en otoño. Hoy en las provincias
y regiones autónomas, se celebran congresos locales del partido, en los que se
designan a los delegados que se mandaran al congreso nacional. Los neoliberales
tratarán de incidir en este proceso. En el plano económico, tienen dos
objetivos: el papel del Estado en la economía y la existencia misma de las
grandes empresas estatales.
Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, elemento neo-con particularmente interesado en que China abandone su modelo de desarrollo socialista
En el momento de la
aparición del informe del Banco Mundial titulado “China en 2030”, tenía lugar en Davos (Suiza) la cumbre anual del Foro
Económico Mundial, un encuentro elitista que reúne a cerca de 2000
personalidades eminentes de las multinacionales, los bancos y los partidos
políticos. Este año también se invitó a un grupo de chinos. Durante el almuerzo
del 27 de enero, organizaron un encuentro con la prensa. El Wall Street Journal
(¿quién sino?) informaba: “Han declarado
con un tono severo que las reformas encaminadas hacia el mercado libre fueron
bloqueadas y que la parte del Estado en la economía no deja de crecer […] Un conocido
portavoz de los sectores favorables a las reformas, Hu Shili, ha calificado el
hecho de que estas reformas vayan a rastras como el mayor peligro para la
economía china. El profesor Zhang Weiying, de la Universidad de Beijin, le
salió al paso diciendo: ‘Necesitamos hombres políticos favorables a las
reformas y a los emprendedores privados’ […] John Zhao, el patrón de la
sociedad china de fondos privados Hony Capital, ha explicado que seguía siendo
muy optimista y que esperaba que los dirigentes chinos fueran a emprender de
nuevo el camino de las reformas. La cuestión está en saber si tendrán el valor
para hacerlo, añadió.”
El 25 de marzo, en la
ciudad de Guangzhou (sureste de china) se celebraba el foro anual de Lingnan.
Se trata de una reunión de economistas organizada por la Universidad Sun
Yat-Sen y el periódico Caixin, portavoz de los empresarios privados. Wu
Jinglian tomó la palabra en aquel encuentro. Wu es un anciano que en los años
90 fue el consejero económico del primer ministro Zhu Rongji. Hoy es consejero
del CID es el Consejo de Estado, el mismo centro que firmó el informe del Banco
Mundial. Estos últimos años, Wu Jinglian se ha convertido en un abogado
entusiasta del capitalismo. En Guangzhou, abogó a favor de que el Estado se
retirara de la economía. En aquel foro también estaba presente Xu Xiaonian. Un
mes antes, también había tomado la palabra en Davos. Xu es profesor en la China
Europe International Business School de Shanghai. Su cátedra es financiada por
el banco español Santander. Anteriormente, Xu Xiaonian había trabajado como
economista en jefe del banco de negocios americano Merrill Lynch. En Guangzhou,
Xu declaró: “La cosa más importante que
puede hacer el Estado, es ocuparse menos de la economía.”
Tres días más tarde, el
periódico Caixin publicada un editorial anónimo que decía que, en caso de que
las grandes empresas estatales fueran a salir a la venta para el sector privado
y lo inversionistas extranjeros, éstas valdrían 30 000 billones de yuanes. “Actualmente, esta riqueza está en manos de
las 200 mayores empresas estatales […] Las empresas estatales no son su
propiedad privada. Las empresas estatales pertenecen al pueblo. La reforma de
las empresas estatales debe ser objeto de una discusión abierta y no puede
rechazarse por consideraciones ideológicas.”
Reforma política
Naturalmente, la
privatización de las empresas estatales no tendrá ni la más mínima oportunidad
de triunfar en el XVIII congreso del partido. Primero por consideraciones
ideológicas, y luego porque sin las empresas estatales, el socialismo chino
estaría amenazado de muerte. En el seno de los círculos dirigentes del partido
y del gobierno, existe definitivamente un análisis pormenorizado de los
distintos sistemas económicos, tanto del capitalismo contemporáneo como del
socialismo con características chinas. Este análisis se traduce en las líneas
siguientes, publicadas en Qiushi, el periódico teórico del partido: “Los neoliberales han puesto la mano
invisible de Adam Smith en un lugar tan elevado que creen que esta mano puede
resolver todos los problemas económicos. Piensan que el Estado no tiene ningún
papel económico, excepto el de crear las mejores condiciones para que esta mano
invisible pueda actuar. La crisis financiera en occidente demuestra sin embargo
que están equivocados. Es muy importante que no abandonemos el sentido de esta
convicción cuando hablamos de las funciones del mercado.” Esto explica el por
qué, como se puede leer en otro artículo, “hemos
votado en 2008 la ley sobre las empresas estatales, ley que estipula que estas
empresas juegan el papel más preponderante en la economía nacional”.
El problema es que estos
análisis y posiciones no se difunden hacia abajo más que con cuentagotas y que,
justo por debajo del nivel político más elevado, las posiciones anti-marxistas
ganan terreno sin toparse con una fuerte oposición. La dirección del partido
habla con cada vez mayor insistencia de reformas políticas, en relación a lo
que sigue: debe haber una mayor implicación de los sub-niveles en la
elaboración de la política, de manera que los complejos elementos de análisis
marxista se desarrollen de arriba hacia abajo y que el contenido de lo que el
partido llama “modelo científico de desarrollo” penetre hasta el fondo. Si esto
no se hace, veremos aparecer, en la coyuntura en la que se encuentra hoy China,
un proceso espontáneo de aburguesamiento en el plano de las ideas y las
concepciones políticas, y entonces la corriente neoliberal cobrará fuerza
permanentemente. Y ello, occidente lo alentará empleado numerosos medios y
efectivos.
Peter Franssen, 23 de abril de 2012.
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