A continuación publico esta entrevista hecha en 2003 al miembro del Buró Político del PTB Baudouin Deckers, publicada en su revista teórica Etudes Marxistes nº64. La entrevista ya había sido publicada en su día por la Juventud Comunista de Asturias (www.jcasturias.org) pero en los últimos años había desaparecido de la red. Es por ello que tomé la iniciativa de volver a traducirla, en vista del interés que encierra. Efectivamente, pese a los datos ya desfasados y algunas valoraciones que posiblemente idealizaban la política del PCCh y el desarrollo del socialismo en China, 11 años después esta entrevista mantiene su actualidad, pues a grandes rasgos describe el sentido de la política de Reforma y Apertura en China que rige los destinos de la República Popular China en la actualidad.
Una
delegación del Comité central del PTB estuvo en China del 16 al 25 de febrero
de 2003 por invitación del Departamento de Relaciones Internacionales del Partido
Comunista de China. Baudouin Deckers, miembro del Buró político del PTB y
responsable de Relaciones Internacionales, dirigía la delegación. Nos contesta
aquí a una serie de preguntas que se hacen frecuentemente sobre China.
Durante los últimos 30 años, China ha conocido
reformas profundas. ¿No supone esto alejarse del socialismo?
Tras la
victoria de la revolución en 1949, la colectivización gradual de la
agricultura, la nacionalización de la industria y la planificación de la
economía permitieron a China salir, hasta cierto punto, de su enorme atraso y
lograr en dos décadas unos progresos inmensos.
Durante los
años 70, el antiguo primer ministro Zhou Enlai fue el primero en hacer un
llamamiento a modernizar mucho más rápidamente la economía del país.
A principios
de los años 70, el PCCh consideró que la economía no podía seguir desarrollándose
a un ritmo elevado, lo que era considerado indispensable, y al mismo tiempo mantener
los principios estrictamente colectivistas aplicados hasta entonces, pese a que
éstos habían permitido que China instalase unas bases sólidas. China no dispone
de tecnología avanzada, ni del know-how
en materia de gestión de empresas, ni de las técnicas modernas. Según el PCCh,
si tuviera que contar principalmente con sus propias fuerzas, la distancia
entre la China socialista y los países capitalistas desarrollados no dejaría de
aumentar, lo que haría más que generar un creciente descontento por parte de la
población, mientras que China sería cada vez más vulnerable frente al
imperialismo. Sería por tanto el propio socialismo quien estaría en peligro.
El PCCh
considera que el socialismo y el comunismo, tales como los describieron Marx y
Engels, sigue siendo el objetivo final. Pero, como dice, los fundadores del
socialismo científico no elaboraron respuestas a la siguiente pregunta: ¿Cómo
pasar de un estado de atraso inmenso al socialismo en un país del tercer mundo
de talla inmensa, que cuenta con más de mil millones de habitantes, después de
más de 2000 años de feudalismo y en ausencia de países socialistas muy
desarrollados en los que apoyarse?
Manifiestamente,
China construye el socialismo en condiciones muy diferentes de las que nos
esperan en los países capitalistas antiguos, altamente desarrollados
económicamente. “Para construir el socialismo en un país pobre del tercer
mundo, un cierto desarrollo de empresas capitalistas es normal y necesario”[1]
Los teóricos del PCCh hacen referencia a la Nueva Política Económica de Lenin[2]
que, según ellos, permitió el desarrollo del capitalismo bajo control del
Estado socialista, tras los estragos de la guerra de intervención imperialista
de 1918-1921.
Nos es
imposible juzgar todos los aspectos de la cuestión. No sabemos, por ejemplo,
por qué la experiencia de industrialización y colectivización relativamente
rápidas y de planificación central en la Unión Soviética en los años 30 no son,
de una manera o de otra, aplicables a la China de hoy, como tampoco podemos
hacer un balance completo de toda la experiencia china hasta finales de los
años 70, ni tampoco de la posterior.
Pero debemos
permanecer objetivos, tomar conocimiento de las diferentes políticas del PCCh y
del gobierno chino. Debemos reconocer tanto los problemas a los que se enfrenta
como los innegables éxitos que ha traído la reforma.
Según Deng
Xiaoping y otros importantes dirigentes, el PCCh había querido quemar etapas
persiguiendo un nivel de colectivismo que no se correspondía con el estado
atrasado de las fuerzas productivas, mientras que el colectivismo socialista
tiene una base material, que es la gran producción industrial y la mecanización
de la agricultura.
La Gran
Revolución Cultural (1966-1976) nos enseñó – a los jóvenes revolucionarios
occidentales – principios que están en la base misma de nuestro partido, como
la crítica de los rasgos esenciales del revisionismo jruschoviano, la necesidad
para los comunistas de transformar constantemente su visión del mundo, de
mantener una ligazón estrecha con las masas, y otras muchas cosas. Pero esto no
excluye que, al mismo tiempo, este periodo estuvo caracterizado por errores
importantes en la propia China. Según los dirigentes chinos, vio nacer el
apogeo de una política considerada como voluntarista e izquierdista, que estuvo
acompañada de falsas concepciones igualitaristas, negando la máxima del
socialismo: “A cada cual según su trabajo”. Además, el desarrollo económico
sufrió en aquella época de exageración de la lucha de clases, mientras que en
términos generales, bajo el socialismo la prioridad debe ser acordada
precisamente al desarrollo económico. En efecto, no se puede eliminar las
clases en el marco de una sociedad atrasada. El objetivo del socialismo es
aumentar incesantemente el bienestar y el nivel de vida de las masas populares.
El PCCh sacó la conclusión de que es imposible para cualquier partido
mantenerse en el poder si no se aplica con éxito a esta tarea.
En un primer
momento, China impulsó la des-colectivización en el campo (la tierra se mantuvo
como propiedad estatal o colectiva). La producción privada se desarrolló
rápidamente. El ingreso medio de los campesinos aumentó considerablemente. De
1985 a 2002, el ingreso medio de los campesinos pasó de 397,60 a 2475,60
yuanes.[3]
La tercera
sesión plenaria del XI Comité central del PCCh (1978) concluyó que la
contradicción principal en China era la contradicción entre las necesidades
crecientes de las masas populares y el atraso de las fuerzas productivas.
La cuarta
sesión plenaria del XIII Comité central (1989) lanzó la política de reformas y
apertura al exterior.
Según el
informe de Jiang Zemin, presentado en el XVI Congreso del PCCh en noviembre de
2002, el Producto Interior Bruto de China conoció, de 1989 a 2002, un
crecimiento anual del 9,3%. Se trata de una verdadera hazaña cuando sabemos que
durante este periodo la crisis del capitalismo redujo de manera draconiana las
tasas de crecimiento de los países imperialistas y de la mayoría de países del
tercer mundo.
El Informe
sobre Desarrollo Humano de Naciones Unidas señala especialmente que “en los
años 90, China pudo hacer salir de la pobreza a 150 millones de personas, es
decir el 12% de su población, y reducir así a la mitad la incidencia de esta
lacra.” Es principalmente gracias al éxito conseguido en China que número total
de pobres extremos ha disminuido en el mundo, mientras que a lo largo de la
última década, el Informe constata que “unos 54 países son hoy más pobres que
en 1990” – entre los cuales están casi todos los antiguos países socialistas de
Europa y Asia Central.[4]
El PCCh nos
parece estar realmente unido en torno a la actual política de reformas. Los
sorprendentes resultados parecen haber convencido a la mayoría de los
escépticos. Aparentemente, toda la atención está puesta en estas reformas, que el
PCCh considera estar lejos de haber terminado. En efecto, pese a sus progresos
gigantescos, China sigue siendo a día de hoy un país del tercer mundo.[5]
Por dar un ejemplo: en materia de ingreso por habitante, se sitúa hoy en la
categoría inferior de los ingresos medios en el mundo – categoría situada justo
antes de la categoría de los países más pobres. El informe citado dice precisamente
que, hasta el momento presente, el esfuerzo para hacer salir a un porcentaje
elevado de habitantes de la pobreza “ha estado concentrado en las zonas
costeras. En otras partes, persisten zonas de pobreza. La economía de algunas
regiones continentales avanzan así mucho más lentamente que la del resto del
país.”[6]
No obstante, desde hace aproximadamente dos años, China ha iniciado su política
de desarrollo del Oeste. Es decir: extensión a las provincias interiores (¡que
cuentan con más de mil millones de habitantes!) del desarrollo industrial
conseguido en las zonas costeras, que actualmente sólo afecta a unos 200
millones de habitantes. China proseguirá por tanto con su política de búsqueda
de inversiones extranjeras, enfocándolas mucho más.
No se puede
comprender la política del PCCh ni apreciar sus logros en su justa medida, sin
tener muy en cuenta estas realidades.
China ha introducido el capital privado, autoriza la
propiedad privada, ha lanzado el eslogan “Enriqueceos”… ¿Qué hay de socialista
en todo esto?
Según el
análisis del PCCh, China se encuentra hoy en la fase inferior del socialismo, y
aún se mantendrá en esta fase durante varias décadas (hasta finales del siglo
XXI). Durante todo este periodo, debido al estado extremadamente atrasado de
las fuerzas productivas, la tarea prioritaria consiste en desarrollarlas. El
PCCh ha traducido esta orientación en una política de reformas, un “socialismo
con características chinas”, cuyas principales características son las
siguientes:
- Diversificación de la propiedad de los medios de producción, introducción de la propiedad privada junto con la propiedad estatal (a parte entera o mayoritaria), la propiedad colectiva (a parte entera o parcial) y de todas las formas intermediarias posibles. “La propiedad privada de los medios de producción ha sido la fuerza motriz del desarrollo de las fuerzas productivas al salir del feudalismo: es una ley del desarrollo económico que no podemos negar.” “Marx no se pronunció como tal contra las sociedades por acciones, y podemos considerar estas sociedades tanto en el sistema capitalista como en un sistema socialista.” La mayor parte de las empresas se han convertido en sociedades por acciones, de las que el Estado posee todo (mayoría, minoría de bloqueo) o nada. La política de des-colectivización en el campo y de desarrollo de empresas privadas ha ido acompañada del llamamiento a “enriquecerse”. Juntas, estas medidas debían estimular el sentido de la iniciativa y por consiguiente la producción. El nivel de vida netamente más elevado de una minoría debe incitar constantemente a los demás a lanzarse a una producción moderna y eficaz, mientras que los nuevos ricos son llamados constantemente a poner sus capitales al servicio del desarrollo del conjunto.
- Política de apertura al mundo capitalista desarrollado. El Estado chino no dispone de los capitales necesarios para el desarrollo moderno de toda la industria. Gracias a las inversiones extranjeras (la mayoría de las veces bajo forma de joint-ventures, a veces totalmente extranjeros), China atrae inmensas cantidades de capitales, alta tecnología, know how, etc. Esto le permite formar rápidamente un gran número de técnicos y managers chinos, constituir una clase obrera no sólo mucho más numerosa sino también familiarizada con las técnicas más avanzadas, atraer a masas de campesinos a la ciudad – mientras que en el campo, la mano de obra es muy excedentaria. Por otra parte, las aportaciones de los inversores extranjeros también abre mercados exteriores para los productos chinos.
- Un gran número de empresas no estratégicas consideradas “irrecuperables” fueron cerradas, al ser demasiado elevados los costes de su saneamiento. Esta política permite concentrar los capitales del Estado y orientarlos hacia las empresas y proyectos considerados como realmente estratégicos y prioritarios. No olvidemos cómo se produjo la acumulación de capitales en los países que hoy son altamente desarrollados. Por una parte, la clase obrera sufrió una explotación extrema durante el siglo XIX – baste pensar en el trabajo infantil, en las jornadas de trabajo de 12, 16 horas de trabajo o incluso más, a veces los 7 días de la semana. Por otra parte, la colonización sometió a los pueblos del tercer mundo a una explotación aún más feroz, mientras que las potencias occidentales saqueaban los recursos naturales. Allí se encuentran los fundamentos de nuestro bienestar (por muy relativo que sea para una gran parte de la población) – mientras que estas políticas persisten hasta nuestros días, aunque sea bajo una apariencia más “civilizada” (y aún así…). ¡Por supuesto, China socialista rechaza este camino!
- Abandono del plan, tal y como había sido entendido y aplicado durante las primeras décadas. Era tan detallado que no permitía satisfacer precisamente las necesidades reales. “Realmente, hace años, muchas veces hacía falta hacer la cola delante de las tiendas donde faltaban los productos necesitados, mientras que ahora este problema ha sido resuelto completamente.
- La introducción del mercado como regulador, y de la competencia como incitación a una producción mejor, más eficaz… Aquí también, la idea es que hay mercado capitalista y mercado socialista.
¿Juega aún el Partido Comunista un papel dirigente en
China?
Hemos
observado que el papel dirigente del PCCh y del Estado socialista se ha
afirmado y reforzado en todas partes. “Es incuestionable que el PCCh abandone
algún día el poder – al contrario, como se ha afirmado de nuevo en el último
Congreso. Es la condición esencial para mantener la orientación socialista.” El
XVI Congreso ha reafirmado que era necesario atenerse a los “cuatro criterios
fundamentales”: la vía socialista, la dictadura democrática popular, la
dirección del Partido Comunista y el marxismo-leninismo pensamiento de Mao
Zedong.
Los
inversores y los capitalistas privados están obligados no sólo a aceptar el
sindicato, sino también la existencia del Partido Comunista en las empresas. El
papel del sindicato, correa de transmisión entre el Partido y las masas, como
defensor de los intereses de los obreros, pero también como educador político e
ideológico, parece haberse reforzado.
El desarrollo de la región costera y del interior del
país es muy desigual. ¿No es esto una característica del capitalismo?
Desde hace
20 años, el conjunto de la población ha visto sus ingresos y su poder
adquisitivo aumentar constantemente. Pero es cierto que este progreso es mucho
más marcado en las ciudades que en el campo, en las regiones costeras que en el
interior.
La región
costera conoce un desarrollo extremadamente rápido e impresionante. Se trata de
4 regiones económicas especiales y de 14 ciudades abiertas, que cubren en total
una población de 200 millones de chinos. “Somos muy conscientes de las
diferencias que esto genera entre la región costera y las demás regiones del
interior. Pero hace falta tener “locomotoras” de nuestro desarrollo, no podemos
desarrollar la totalidad de este inmenso país de manera igualada.”
La ciudad de
Shanghái es sin duda el ejemplo más sorprendente. Parece que la multiplicación
de objetivos ambiciosos galvaniza el entusiasmo de la población, que ve su
nivel de vida elevarse incesantemente. Los jóvenes se encuentran ante inmensos
desafíos, la voluntad de aprender es colosal y cada uno podrá hacer valer plenamente
sus conocimientos.
El propio
PCCh dice que aún quedan muchos problemas por resolver, que la reforma no es
fácil y que engendra nuevas contradicciones.
La tasa de desempleo ha aumentado considerablemente en
China. ¿Cómo es esto posible en un país socialista?
China estima
que a día de hoy tiene unos 20 millones de desempleados, es decir un 4,5% de la
población activa. Según el PCCh, en términos generales la reforma de las
empresas de Estado ha terminado. En efecto, la mayor parte ha sido privatizada,
pero las que quedan (nuestros interlocutores mencionaron unas 15.000 empresas)
han sido saneadas. Por primera vez, estas empresas trajeron beneficios en 2002,
lo que ofrece un margen de trabajo mucho más grande al Estado, mientras que
aumenta su parte en la producción industrial global de China. El PCCh reconoce
abiertamente que los cierres de empresas estatales han echado al paro a unos 5
millones de trabajadores. Pero su número está disminuyendo gracias a los
programas de formación.[7]
Según él, la cuasi-totalidad de estos trabajadores será reincorporada al trabajo.
Con el éxito
de la reforma en las regiones costeras, China se ha lanzado desde algún tiempo
en su campaña de desarrollo del Oeste, es decir de todas las provincias al
oeste de la delgada banda costera. Se trata en los próximos años (décadas) de
industrializar y modernizar estas regiones como lo han sido las de la costa
durante la última década. Hemos visto cómo la provincia interior de Jiangxi
recibe una ayuda diversificada de parte de las ciudades desarrolladas,
incluyendo Shanghái: la provincia envía numerosos cuadros en formación a
Shanghái, que a su vez envía numerosos cuadros a la provincia. El Estado
orienta las nuevas inversiones extranjeras hacia estas regiones. Se desplazan
industrias de las regiones costeras hacia el interior (como la industria textil
de Shanghái que es relocalizada en el interior).
Pese a la
creación de muchos puestos de trabajo, un número importante de chinos se
encuentran sin empleo. Se trata sobre todo de la fuerza de trabajo excedente en
el campo. En la época de la agricultura colectiva, el campo ya tenía un
desempleo larvado muy importante – pero no reconocido como tal. Formalmente,
estos campesinos mantenían un empleo y por consiguiente unos ingresos, aunque
fueran exiguos.
La
industrialización permite una mecanización de la agricultura, que a su vez
genera un doble fenómeno. Por una parte, el trabajo de los campesinos se ha
vuelto más ligero y humano. Por otra parte, la mecanización aumenta el
excedente de mano de obra – agravado todavía más por el crecimiento
demográfico, puesto que hace mucho tiempo ya que China puso en explotación la
totalidad de sus tierras cultivables. Sin la reforma, podemos imaginarnos que
en lugar de progresar, el campo se habría empobrecido constantemente.
China ha privatizado un buen número de empresas
estatales. Está tomando la vía capitalista. ¿Puede hablarse ya de una clase
capitalista?
En 1989,
durante los acontecimientos de Tian An Men, teníamos la impresión de que el
capitalismo se desarrollaba de manera salvaje y de que podía convertirse en el
aspecto principal de la economía china.[8]
Hoy, el Estado socialista dispone de leyes y reglamentos cada vez más numerosos
que aparentemente le permiten controlar y orientar correctamente el desarrollo
de las empresas capitalistas dentro de una economía mixta. Los inversores
extranjeros son sometidos a una legislación extremadamente detallada; los
contratos prevén todo, hasta el más mínimo detalle, a fin de garantizar los
intereses de China y de los trabajadores… Los márgenes beneficiarios de las
empresas occidentales son a menudo inferiores en China con respecto a sus
inversiones en otros países del tercer mundo. Pero China constituye un enorme
mercado en expansión. Rechazar invertir en China con las condiciones impuestas
tendría como consecuencia que otro competidor ocupe el sitio…
Hemos
constatado que, en los hechos, el control del Estado es hoy mucho más
importante de lo que uno se imagina y que incluso tiende a adquirir amplitud.
Muchas empresas privatizadas y que (parcialmente) cotizan en bolsa siguen
teniendo, pese a todo, una gran participación de bloqueo del Estado. En los
hechos, el Estado central y todos los niveles inferiores elaboran planes
bastante exigentes, se fijan numerosos objetivos bien precisos, que
manifiestamente se cumplen, ya sea la producción deseada, las infraestructuras
necesarias, las relocalizaciones u otros objetivos económicos. Si al principio
China permitía inversiones en más o menos todos los sectores, hoy los
desalienta en todos los sectores, excepto en las tecnologías punteras.
Oficialmente,
pese a las privatizaciones, China no tiene clase capitalista. Esto no nos
parece correcto. Que las decenas miles de capitalistas en la actualidad no se
hayan (aún) constituido como fuerza política unida (en partido político) no
significa que no formen una clase, con intereses propios, que tarde o temprano
entrarán en conflicto abierto con los intereses de los trabajadores y del
Estado socialista. Particularmente porque estos capitalistas, como en todas
partes, reivindicarán beneficios cada vez más grandes, que no podrán obtener
más que aumentando la explotación de la clase obrera, exigiendo medidas
antisociales por parte del Estado… y porque tarde o temprano el capitalismo en China
estará confrontado con los fenómenos de sobreproducción y de crisis que lo
caracterizan en el mundo. El PCCh no podrá frenar las ofensivas (inevitables)
de los capitalistas más que si se arma él mismo de una consciencia clara a este
respecto.
Tenemos la
impresión de que las posibilidades de expansión del sistema capitalista son
sobreestimadas, que no se tiene suficientemente en cuenta las leyes del
capitalismo y la realidad del capitalismo. Algunos responsables que hemos
conocido lo reconocen y consideran que, por este motivo principalmente, es
indispensable para ellos tener intercambios regulares con los comunistas de los
países industrializados, que tienen una larga experiencia y un conocimiento del
capitalismo. Algunos dan la impresión de que creer que podrán sortear estas
leyes del capitalismo.
¿Por qué China se ha unido a la Organización Mundial
del Comercio? ¿Cuáles son las consecuencias hasta ahora?
La adhesión
a la OMC se deriva lógicamente de toda la política de reforma. Se considera
indispensable para atraer los capitales necesarios así como tecnologías
modernas y abrir los mercados mundiales para dar salida a los productos chinos.
La entrada
en la OMC ha tenido, hasta ahora, consecuencia mucho menos graves de las que esperaba
China – mientras que los Estados Unidos tienen que constatar ellos mismos que
han sacado muchas menos ventajas de lo esperado. Una de las razones es que los
productos que provienen del exterior son generalmente mucho más caros que los
que se producen en China. No obstante, y sobre todo en la agricultura, China
está esperando consecuencias bastante graves, pero se está preparando para
ello. China no puede producir cereales al precio del mercado mundial – el campo
chino no se presta a ello y es esencialmente en este sector que la OMC
eliminará a millones de campesinos. Hemos visto que en la región “pobre” que es
la provincia de Jiangxi, en Nanchang, se construyen granjas modelo por el
Estado en todos los distritos para reorientar los campesinos hacia producciones
que no sufrirán la competencia y que aportan mucho más que la producción de
cereales, como la producción de animales bovinos, aves de corral (patos
notablemente), flores y otros productos.
Pese a que
la OMC no permita imponer citeriores a las inversiones, que deben ser libres,
China es lo suficientemente centralizada como para poder alentar las
inversiones deseadas y desalentar aquellas que no necesita.
Tal vez sea
oportuno recordar que otros países socialistas como Cuba ya eran miembros de la
OMC antes que China. La República Popular China ha declarado en reiteradas
ocasiones que sería la punta de lanza de las reivindicaciones del conjunto de
los países del tercer mundo en la OMC – promesa que ha cumplido perfectamente
hasta hoy, como demuestra su posición “dura” durante la Conferencia de Cancún,
en septiembre de 2003, contra la resolución presentada por los países
industrializados.
¿Cómo es posible que ahora los capitalistas puedan
convertirse también en miembros del Partido Comunista en China?
El PCCh ha
elevado la teoría de la “triple representatividad” de Jiang Zemin al rango de
continuación del marxismo-leninismo, del pensamiento de Mao Zedong y de la
teoría de Deng Xiaoping. En el extranjero, la gente prácticamente sólo se queda
con la idea de que “de ahora en adelante, los capitalistas pueden convertirse
en miembros del Partido”. Se trata de una reducción simplista y deformada.
Con la
teoría de la “triple representatividad”, el PCCh pretende “representar las
exigencias del desarrollo de las fuerzas productivas progresistas, representar
la orientación de la cultura de vanguardia china y representar los intereses
fundamentales de las grandes masas populares”. Un investigador cercano al
Departamento de Relaciones Internacionales nos hizo una exposición sobre esta
teoría. Otros camaradas no han dado elementos añadidos. He aquí lo esencial:
- Esta teoría alumbra el objetivo del ejercicio del poder por el PCCh: el PCCh debe mantenerse a la vanguardia de la época actual. Debe ser el núcleo del pueblo chino, el núcleo director de la modernización en China.
- Ha reforzado la consciencia acerca de los riesgos que supone el poder. Como indican las experiencias históricas, para el que se mantenga mucho tiempo en el poder, el riesgo de separarse de las masas populares aumenta.
- El Partido ha propuesto ampliar su base de masas. Ha definido 6 nuevas categorías sociales en la sociedad china, después de la política de modernización y reformas: personal de empresas de alta tecnología (ingenieros y técnicos), empresarios y gestores de empresas con capitales mixtos, empresarios privados, trabajadores de organizaciones intermedias (interventores de cuentas, etc.), profesiones liberales. China cuenta con 35 millones de intelectuales.
- El Partido se compone principalmente de obreros, campesinos e intelectuales. Considera que hay que aceptar la incorporación de todas las personas que reconocen los estatutos del PCCh, aceptan su programa, son elegidas por las masas como dignos de ser miembros del PCCh, son aceptadas después de sus dos años de pre-militancia y coinciden con los otros muchos criterios del Partido. Otro cuadro del PCCh añade: “Sí, hoy hay explotadores, capitalistas en China. No hablamos de “clase de los capitalistas”, porque no están constituidos como fuerza política separada y prohibimos la formación de un partido político de estos capitalistas. Pero somos conscientes de que, inevitablemente, un cierto número de ellos buscará constituirse como partido político. Por ello, animamos a los capitalistas que estén de acuerdo con nuestras exigencias severas de adhesión a que se unan al PCCh. Los mostramos como ejemplo para los demás, así contrarrestamos el empuje de aquellos que quisieran un partido separado o se oponen al PCCh.”
- La teoría sobre la edificación del Partido responde a los criterios que permiten saber si un Partido es progresista o no. La proporción de miembros de origen obrero en el seno del PCCh no es el criterio decisivo. Hay que atenerse al marxismo, que debe ser el programa director del Partido. Hay que ver si el partido representa los intereses de la población más amplia posible y la correcta orientación del desarrollo de la sociedad. Si se quiere que el partido siga estando a la vanguardia de las evoluciones tecnológicas, hay que alentar la adhesión de aquellos que las dominan.
- El Partido ha propuesto unos perfeccionamientos de su estilo de trabajo: mejorar el ejercicio del poder, garantizar al mismo tiempo el papel director del Partido, hacer valer el papel de la Asamblea Popular (Congreso) y de las Asambleas consultativas.
- El Partido ha propuesto ampliar los canales de la democracia interna del Partido. Es necesario que los miembros del Partido conozcan mejor las decisiones.
¿Hacia dónde conducirá esta política?
Nuestra
confianza en el PCCh se basa en sus logros pasados y presentes. El PCCh supo
mantener su unidad tras el movimiento contrarrevolucionario de Tian An Men, al
tiempo que retomaba el control de los acontecimientos, manteniendo un ritmo de
crecimiento económico enorme.
Esta
confianza también se basa en las rectificaciones que el PCCh inicia o anuncia.
De nuestros encuentros, nos quedamos con la impresión de que una parte
creciente de los cuadros se dan cuenta del riesgo de que, con la introducción
del capitalismo y la apertura hacia Occidente, el PCCh pueda perder su
ideología revolucionaria.
El nuevo
secretario general, Hu Jintao, ha subrayado en repetidas ocasiones la necesidad
de ponerse al servicio del pueblo (triple representatividad), la necesidad de
restaurar el honor del estilo de trabajo que Mao Zedong había promovido en los
años de la revolución – en su discurso a la base revolucionaria en la provincia
de Hebei, el 3 de enero de 2003, llamaba a mantener el honor del estilo de
trabajo: trabajar duro, no buscar ventajas personales, sino ponerse de manera
resuelta al servicio del pueblo, reforzar los lazos con las masas…[9]
La lucha
contra la corrupción y otros fenómenos negativos que carcomen al PCCh y al
Estado socialista desde la reforma parece tomarse cada vez más en serio.
Últimamente, el PCCh ha apoyado varias huelgas obreras contra cuadros que
habían desviado fondo o habían cometido faltas graves. Nos sorprendió la
voluntad sincera de varios cuadros de aprender de nuestras experiencias como
partido comunista de un país capitalista altamente desarrollado, de nuestras
experiencias en la dirección de la lucha de clases, de lo vivido en el
capitalismo por los obreros en Europa (flexibilidad, despidos, suicidios,
accidentes graves y mortales, recortes incesantes en todos los gastos sociales,
etc.)
El XVI
Congreso subrayó la necesidad del estudio del marxismo-leninismo y del
pensamiento de Mao Zedong (así como de las teorías de Deng Xiaoping y de Jiang
Zemin). El futuro mostrará si se adoptan medidas concretas para organizar el
estudio fundamental del marxismo-leninismo a un nivel suficientemente amplio.
En cuanto al
futuro, nos parece que existen opiniones diferentes y contrarias. Por otro
lado, los camaradas chinos no esconden en absoluto que realmente existe un
debate sobre esta cuestión en el seno del PCCh. Este hecho, en sí mismo, es
esperanzador.
Según algunos,
el socialismo es la economía mixta de hoy. No habría realmente mucha diferencia
entre economía capitalista y socialista – es el Estado dirigido por el PCCh lo
que hace la diferencia. No se trataría por tanto de una política temporal,
limitada a la “fase inferior del socialismo”, sino de una política permanente.
Otros camaradas en cambio, insisten en el hecho de que el objetivo final es que
el conjunto de los medios de producción se (re)conviertan en propiedad del
Estado – aunque hoy éste no sea el problema a resolver. Otros dicen que no lo
saben, que el PCCh siempre ha sabido hacer un balance de sus experiencias y que
sabrá hacerlo para las reformas, pero que aún no es el momento de hacerlo…
Hemos
expresado nuestro temor a que, sin orientación clara en el largo plazo, es el
aspecto capitalista de la economía el que puede desarrollarse cada vez más, y
que la ideología burguesa ganará terreno incesantemente.
¿Por qué China no toma la iniciativa en la lucha
contra las guerras de Bush?
De las
conversaciones que hemos tenido con altos responsables del PCCh, podemos
concluir que China es perfectamente consciente de que es el objetivo
estratégico de los Estados Unidos. No porque amenace militarmente a la
superpotencia americana – China se atiene rigurosamente a los principios de
coexistencia pacífica entre sistemas diferentes – sino porque Washington no
puede admitir que una China cada vez más potente en el plano económico se
convierta en un polo de desarrollo independiente para toda Asia. El comercio
entre los países de Asia del este y del sudeste con China está en constante
crecimiento, en detrimento de sus intercambios con los Estados Unidos. China ya
es el principal socio comercial de la República de Corea (Corea del Sur) – lo
que dice mucho sobre la pérdida de influencia de la superpotencia americana en
Asia. De forma paralela, el prestigio político de la China socialista crece en
Asia y en el conjunto del tercer mundo.
Todo esto no
impide que el Producto Nacional Bruto de China no represente más que el 10% del
de los Estados Unidos, pese a tener una población cinco veces más numerosa.
China aún seguirá un cierto tiempo necesitando las inversiones americanas. Su
potencia militar es muy inferior a la de los Estados Unidos. China necesita un
ambiente pacífico, a fin de poder continuar con su desarrollo económico, que también
es la base del fortalecimiento de su defensa.
No le
incumbe a China tomar la delantera para contrarrestar la política de guerra de
los Estados Unidos, más que de lo que le incumbía a la Unión Soviética frente a
las intrigas de la Alemania nazi en los años 30. Recordemos que Stalin hizo lo
posible para evitar una confrontación con Hitler – incluyendo la firma de un
pacto de no-agresión – porque su economía y su defensa no estaban preparadas
para ello. Por supuesto, China se opone a toda la política belicista de
Washington. Por ejemplo, hoy apoya sin fisuras las reivindicaciones de la
República Democrática de Corea por la desnuclearización completa de la
península coreana y por la firma por parte de Estados Unidos de un pacto de
no-agresión con Corea. Pero raramente la veremos ir más lejos – por ejemplo en
el Consejo de Seguridad – que los rivales de Estados Unidos, mucho más
poderosos, que son Francia o Alemania. No quiere atraerse iras que en absoluto
puede controlar en este momento.
Muchos
representantes de otros países socialistas y del tercer mundo aprueban
plenamente esta sabia posición de China. Mientras tanto, la República Popular
defiende en cada ocasión la refundación profunda de las instituciones
internacionales como la ONU, de la que pide la democratización a fin de que el
tercer mundo pueda hacer valer correctamente sus puntos de vista e intereses.
[1] Ludo Martens, “Los orígenes
de la tragedia sangrienta en Beijing”, Solidaire n° 23, 7 de junio de 1989.
[2] Nueva Política Económica (NEP).
Bajo la presión de las intervenciones extranjeras y de la guerra civil tras la
victoria de la Revolución de Octubre, Lenin llevó una política que
permitiera un desarrollo controlado del capitalismo. Consideraba esta política
como la única posibilidad de asegurar el aprovisionamiento de las ciudades y el
desarrollo del país, salvaguardar y consolidar la alianza de obreros y
campesinos.
[3] www.china.org.cn, cifras de
la Oficina China de Estadística.
[4] Informe
Mundial sobre el Desarrollo Humano 2003, publicado por el Programa
de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), p. 5.
[5] Su población representa el
22% de la población mundial, pero su PIB no es más que el 3,6% del PIB mundial
(el de los Estados Unidos representa el 32,6%). Más del 60% de la población en
China aún es rural.
[6] Informe Mundial sobre el
Desarrollo Humano 2003, op.cit., p. 3.
[7] “El número de empleos ha
seguido creciendo. A finales de 2001, la población activa del país contaba con
730,25 millones de personas – es decir 9,40 millones más que en el mismo
periodo del año 2000 – de los que había 239,4 millones de empleados urbanos, lo
que representa un aumento de 7,89 millones. Los desempleados de las empresas
estatales eran 5,15 millones, es decir 1,42 millones menos que en el año 2000.
Unos 2,27 millones de desempleados han encontrado, por medio de distintos
canales, un nuevo trabajo. La tasa de desempleo urbano era del 3,6%.” (Dossier
de Beijing Information)
[8] Ludo Martens, op.cit.
[9] “Tenemos
todos los motivos para estar orgullosos de los logros del movimiento de
reformas y modernización de los últimos 20 años, especialmente desde la IV
sesión plenaria del XIII Comité Central del PCCh, dice Hu. Sin embargo, no debemos
ser presuntuosos y pasivos. Lo que hemos logrado no es más que una etapa,
aunque ésta sea sustancial, en el largo camino por recorrer. Para alcanza el
objetivo de la construcción de una sociedad acomodada, fijado por el XVI
Congreso nacional del PCCh, aún estamos confrontados a numerosas y arduas
tareas, a dificultades y retos. Por consiguiente, siempre debemos ser modestos
y trabajar duro.”
“En las nuevas condiciones históricas, seguir
trabajando duro o no hacerlo, resistir o no a la tentación del poder, el dinero
y la belleza es una prueba para cada comunista, especialmente para los
dirigentes”, añade.
Hu expresa que todos los miembros del partido tengan
en mente la situación nacional fundamental y la misión sagrada del Partido, su
misión de servir al pueblo de todo corazón, la teoría de base del Partido, su
línea y su programa y la responsabilidad histórica que le ha sido confiada.
Subraya que todos los miembros del Partido,
particularmente los cuadros, deben recordar su misión de servir al pueblo de
todo corazón y luchar por el bienestar del mayor número de personas.
Pide a
los cuadros a los distintos niveles que aumenten su trabajo al nivel de la
base, que escuchen y que se preocupen del pueblo y lo dirijan en la
construcción de vidas felices. “Seguir con el trabajo duro para asegurar el
futuro brillante de China.” (http://english.peopledaily.com.cn/200301/03/eng20030103_109467.shtml)
No hay comentarios:
Publicar un comentario