Discurso de Liu Changchun, primer secretario de la Embajada de la República Popular China en Roma, durante la fiesta del Partido de los Comunistas Italianos (PdCI) en Brescia, el 11 de agosto de 2014. Los lectores me disculparán por la traducción del el italiano, idioma bastante más difícil de traducir de lo que parece.
En los últimos años, el mundo multipolar, la globalización y la sociedad de la información han experimentado un desarrollo considerable. No se trata solamente de un proceso unívoco. A éste se añade un reequilibrio entre poderes que hace que sea más complejo el problema de la seguridad y otros aspectos del desarrollo humano, hasta el punto de que todo el mundo observa estos fenómenos con gran preocupación. En este nuevo escenario, caracterizado por cambios profundos en las relaciones internacionales, un reequilibrio significativo y una evolución importante, surge la necesidad de una nueva investigación integral, basada en un análisis objetivo, un pensamiento dialéctico, un análisis de las relaciones mutuas entre socialismo y capitalismo y de su desarrollo futuro, que debe tener en cuenta las influencias recíprocas. Socialismo y capitalismo representan dos sistemas ideológicos, dos valores, dos sistemas sociales con relaciones específicas y recíprocas. Sólo un estudio de este tipo puede resistir la prueba de la ciencia histórica sacando conclusiones acertadas.
Primero. El camino hacia la construcción del socialismo no es unívoco, sino que se caracteriza por numerosas discontinuidades
En el siglo XVI, el pensador británico Thomas Moro publicó el ensayo "Utopía". Desde entonces han transcurrido 500 años de desarrollo del pensamiento socialista. Durante este largo y complejo proceso, el desarrollo del socialismo mundial ha evolucionado de la utopía a la ciencia, partiendo de las elaboraciones teóricas al proceso práctico histórico, de un sólo país a un mayor número de países, del éxito a la derrota, explotando una pluralidad de pensamientos. Dicho camino siempre ha estado marcado por la discontinuidad y ha tenido que hacer frente a varios desafíos, pero este proceso seguirá adelante.
Tras haber entrado en una nueva era, sobre todo después de la crisis financiera internacional y de los cambios drásticos que se han producido en Europa del este con el hundimiento de la Unión Soviética, ha surgido la necesidad de reordenar la reflexión y reformar el pensamiento.
Se han logrado progresos históricos considerables en el desarrollo histórico de la teoría, en la búsqueda del camino y en la construcción de un sistema que pueda implementar de la mejor manera el proceso socialista. El símbolo de ello se puede ver en el socialismo con características chinas, que avanza de manera triunfal. El enorme éxito del proceso de reforma y apertura y modernización de la China actual es universalmente reconocido, haciendo de China un país "floreciente", lo que todo el mundo define como "el milagro chino", especialmente si lo comparamos con la situación en Occidente, que se caracteriza por una economía en crisis, la agitación social y el caos político prolongado.
En un pasado no muy lejano, algunos de los medios de comunicación occidentales no escatimaban críticas contra China, teorizando el llamado "colapso de China", una opinión que tuvo cierta audiencia en el mundo. Después de la crisis financiera mundial de 2008, que ha visto cómo quedaba inmune la economía china, parte de los medios de comunicación occidentales se han prodigado en alabanzas hacia China, sobrevalorandola y aplaudiéndola. Por tanto nos encontramos hoy con dos puntos de vista diferentes: los que critican y los que aplauden, los que claman contra la amenaza china y los que abogan por una mayor responsabilización. Estos últimos lo hacen por una necesidad inherente a su estrategia: así, tratan de enjaular a China, mientras que los que siguen teorizando el colapso de China no tienen en cuenta que es cada vez más innegable el éxito del socialismo con características chinas. Por lo tanto, el éxito de China es sin duda un vehículo para el éxito del socialismo mundial.
Gracias al éxito creciente cosechado hasta ahora, el socialismo con características chinas ha suscitado un gran interés entre un número cada vez mayor de académicos occidentales, que han empezado a estudiar y a orientarse hacia el "modelo chino", la "experiencia china" y el "camino chino". El caso más llamativo es el del famoso académico estadounidense Francis Fukuyama, que después de haber teorizado el "fin de la historia" en 1992, ha cambiado radicalmente de opinión. Fukuyama era muy crítico con el "modelo chino", pero hoy ha pedido que China entre a formar parte de un "sistema de autoridad responsable", afirmando que su modelo podría "superar el modelo occidental". Muchos estudiosos occidentales pertenecientes a diferentes escuelas de pensamiento han elogiado el "modelo chino". Por ejemplo, los expertos británicos Cooper & Reimer creen que el "modelo chino" se caracteriza por un "estilo autoritario de gestión, combinado con un sistema económico de mercado". El politólogo alemán Veil ha afirmado sin dudarlo que "el modelo chino podría volverse más atractivo que el modelo occidental".
Estudiosos occidentales del llamado "modelo chino" han elogiado la "vía china". Tales afirmaciones no sólo suponen un éxito para el socialismo para el socialismo con características chinas, sino también para el socialismo mundial. Esto pone de relieve cómo, gracias a los logros cosechados por 1.300 millones de chinos, el proceso socialista ha experimentado un amplio desarrollo, y cómo la situación actual es muy diferente a la experiencia vivida en la antigua Unión Soviética, con los cambios enormes que se han producido en Europa del este.
Por supuesto, todo el mundo observa el camino de renacimiento del socialismo mundial, y nosotros le prestamos mucha atención al hecho de que este proceso es tortuoso y que aún debe hacer frente a muchas dificultades y desafíos.
En primer lugar, hay que considerar que el número de países socialistas y su influencia no van a cambiar a corto plazo. En segundo lugar, no debemos olvidar que los países en transición hacia el socialismo son menos numerosos y no están tan desarrollados como los países capitalistas. En tercer lugar, se puede observar cómo los países occidentales están tratando de occidentalizar a los países socialistas y sembrar la discordia entre ellos.
Sin embargo, tenemos que constatar que el socialismo mundial vive en mejores condiciones en comparación con el periodo comprendido entre 1980 y 1990, cuando se llegó al hundimiento del socialismo soviético. Pero las características básicas por las cuales se desarrollará el socialismo mundial se pueden resumir de la siguiente manera: "un mundo, dos sistemas; muchos modelos; afirmación del capitalismo en los países más ricos y del socialismo en los países más pobres". Esta situación perdurará en el tiempo, y el camino hacia el socialismo, que con toda certeza será un camino tortuoso, no podrá sino seguir hacia adelante.
Segundo. Observaciones y reflexiones sobre el capitalismo de acuerdo con los tiempos
Cuando en septiembre de 2008 Lehman Brothers se declaró en quiebra inminente, desencadenándose una crisis financiera mundial sin precedentes, tanto China como los demás países profundizaron en la reflexión crítica sobre el capitalismo.
Algunos estudiosos creen que la crisis financiera es el producto de la crisis (económica, social y política) del capitalismo mundial. Otros han subrayado que la crisis financiera hunde sus raíces en la "crisis del neoliberalismo" que surgió en los años 70 del siglo pasado y fue llevado al extremo por Reagan y Thatcher en los años 80, generándose un desastre global. Algunos incluso llegan a la conclusión de que la crisis del capitalismo moderno es una crisis "abierta" y "general", de una profundidad mayor que la crisis de los años 20 durante la Gran Depresión. En el análisis y la representación de la crisis financiera internacional, muchos han adoptado ahora la expresión de "capitalismo inestable".
De hecho, antes de esta crisis, los países occidentales fueron vaciados de su economía real, hubo una disminución sustancial de los beneficios, los ingresos fiscales se desplomaron, los gastos sociales aumentaron aún más, la deuda pública creció así como el número de acreedores, entre otros problemas. No obstante, los Estados Unidos y los otros países de capitalismo maduro ya mostraban síntomas evidentes de que estaban en vísperas de una crisis. Los políticos de Occidente dudaron sobre si vivir más allá de sus propios medios, y sin embargo la población siguió viviendo tranquilamente y gozando de los altos estándares de vida del Estado del bienestar. Pero en el periodo comprendido entre 2000 y 2007, ya era evidente que la tasa de crecimiento económico se había reducido de un promedio del 3,4% (registrado en la década 1980-1990) al 2,4%.
En los tres polos del mundo capitalista (Estados Unidos, Unión Europea y Japón) se está produciendo una violenta ofensiva contra la economía, la democracia y las cuestiones sociales, que son los tres elementos fundamentales del capitalismo. Así, el mundo capitalista se enfrenta a un triple dilema: en el corto plazo debe enfrentarse a una "falta de demanda, de confianza, de capacidad de respuesta y motivación"; en el medio plazo debe hacer frente al problema de la "reindustrialización, a una nueva política de exportación y a la construcción de un nuevo Estado del bienestar"; y en el largo plazo debe enfrentarse a una precaria capacidad de gobernanza global, a una falta de liderazgo en los negocios internacionales y a una pérdida de hegemonía en el universo de los valores y modelos adoptados hasta ahora y que ahora ya no están en vigor.
Por otra parte, hay que señalar que los principales países occidentales y los políticos tradicionales que hasta ahora habían prescrito el neoliberalismo como "la panacea para todos los males económicos", hoy no quieren afrontar o resolver todos los problemas que ha generado.
En los Estados Unidos el disfuncionamiento del sistema político bipartidista, que se hace evidente en el debate sobre el "fiscal cliff" (abismo fiscal), conduce a una parálisis del gobierno, a un excesivo gasto en recursos y a un nivel de bienestar que ya no se puede sostener.
Hasta los Estados Unidos han emprendido el camino de la decadencia, un camino sin retorno. Pero la mayoría de los estadounidenses no quieren analizar la situación seriamente para afrontarla. Y en este sentido podemos concluir que en los países occidentales sin duda hay críticos, pero faltan reformadores.
Por como está evolucionando la situación y las perspectivas del capitalismo, debido a que los países occidentales no han sacado lección alguna de la quiebra de Lehman Brothers, y que no han establecido un sistema realmente eficaz de supervisión bancaria, la próxima crisis podría ser sólo cuestión de tiempo.
Según el Banco de Pagos Internacionales, se estima que el tamaño actual de los activos de los mercados financieros privados occidentales equivale a casi unos 630 trillones de dólares, cerca de nueve veces la economía real del mundo. El balance total de los cinco mayores bancos de los Estados Unidos es mayor que el de Lehman Brothers antes de la quiebra.
Ante esta situación, el ex-Secretario del Tesoro de los Estados Unidos advirtió a la población acerca de la inminencia de una crisis financiera: "¿Estamos corriendo el riesgo de una nueva crisis? Me temo que la respuesta es sí.", ha declarado.
Otro aspecto que cabe destacar es la situación de la deuda de Estados Unidos, que sigue aumentando después de haber alcanzado la cifra récord de 16.700 billones de dólares. El endeudamiento se ha convertido en la única opción para hacer funcionar la economía de los Estados Unidos. El famoso inversor internacional Warren Buffet ha pronosticado que las consecuencias en el mundo entero de una "moratoria de la deuda de los Estados Unidos" serían comparables las de una terrible explosión atómica. No se trata de una afirmación gratuita: ¿quién puede garantizar de hecho que los Estados Unidos no se declararán en suspensión de pagos con respecto a las deudas contraídas?
Todos estos factores ponen de manifiesto cómo sigue siendo importante el potencial de desarrollo económico de los países de capitalismo maduro, de la misma manera que sigue creciendo su capacidad de auto-regeneración y la innovación aún puede mejorarse en muchos aspectos. A esto se añade que la economía de algunos países ha iniciado una lenta recuperación y que la economía sigue mejorando. La sociedad se está volviendo más estable y sostenible, pero en este contexto no han surgido movimientos políticos con mayor visión de futuro. La evolución futura, por tanto, todavía depende de una multitud de factores propios de la incertidumbre y la imprevisibilidad del capitalismo mundial.
Se producirán innumerables cambios en la política, la economía, la cultura, el derecho, la sociedad, el desarrollo de la ciencia y la tecnología, los valores, los principios morales (ética), etc., del capitalismo. La observación popular, la investigación y el pensamiento característicos del capitalismo mundial deben estar acorde con los tiempos y tener en cuenta todos estos aspectos.
Tercero. Es una necesidad histórica que ambos sistemas (socialismo y capitalismo) coexistan y aprenden el uno del otro
El socialismo y el capitalismo son los dos sistemas existentes más especiales y representativos. Desde el punto de vista del desarrollo histórico, el socialismo (como un nuevo tipo de ideología, valores, sistema social, camino para el desarrollo de la sociedad humana) debe y puede ser desarrollado solamente si saca provecho todos los logros de la sociedad humana (incluidos los logros del capitalismo), para luego evolucionar y crecer gradualmente. Por lo tanto, aparte de las diferencias fundamentales entre socialismo y capitalismo, sabemos que socialismo y capitalismo no son totalmente antitéticos. Durante mucho tiempo, tendrán que coexistir y desarrollar una competencia mutua, aprendiendo el uno del otro.
Con la Revolución de Octubre, Lenin edificó el primer país socialista, en un época en la que el mundo entero estaba dominado por el capitalismo. Tras un breve periodo de investigación, concluyó que el socialismo debía coexistir pacíficamente con el capitalismo y ser capaz de aprender de sus logros. Hizo constantemente hincapié en la necesidad de que los comunistas aprendan de la capacidad de gestión y administración de los capitalistas y de los países capitalistas.
De hecho, desde algún tiempo, ambos sistemas ya han aprendido el uno del otro al luchar entre sí. A través de una investigación meticulosa y un estudio concienzudo de sus respectivas experiencias y lecciones, ambos han experimentado un desarrollo similar: han aprendido de los puntos fuertes del otro para compensar las propias debilidades y lograr un desarrollo autónomo y un bienestar general. Por ejemplo, en nuestro país se adopta el sistema de economía socialista de mercado, lo que significa concretamente que estamos tomando prestado la "mano invisible" del mercado, que indudablemente hemos cogido del capitalismo. Por el contrario, el capitalismo emplea la mano visible – la "intervención estatal" – para la economía de mercado, e implementa el sistema de Estado del bienestar y seguridad social para el pueblo, medidas que todo el mundo reconoce como prestadas de las ideas socialistas.
Si observamos las cosas desde el punto de vista del destino común y del interés colectivo de la humanidad, hemos de reconocer que la crisis financiera internacional de 2008 es el mayor desafío al que se ha enfrentado el mundo capitalista en la era de la globalización.
La gente solía creer que el mundo globalizado contemporáneo estaría dominado exclusivamente por los países capitalistas, y que las naciones occidentales serían las mayores beneficiarias del proceso de globalización. Se pensaba que la mayoría de países en desarrollo, y en especial los países socialistas, serían expuestos a elevados riesgos al comprometerse con la globalización, con todas sus ventajas y desventajas, con sus logros y fracasos. Pero la realidad es que la globalización ha sido un arma de doble filo para los países capitalistas. Al tener que lidiar con el mal curso de la globalización, estos últimos se han encontrado con reveses y riesgos mortales: lo globalización no es un cáliz de salvación eterna.
La crisis económica que se ha abatido sobre los países de capitalismo maduro no puede ser considerada por parte de China como una simple oportunidad para aprovecharse de la situación, ya que este país ahora es parte integrante de la gobernanza mundial.
En la estructura de la economía mundial, los países del G-7 han producido alrededor del 70% del PIB mundial. Los países desarrollados siguen manteniendo por tanto una posición dominante en el sistema de gobernanza mundial y en el comercio mundial, así como en el ordenamiento financiero mundial.
No podemos considerar las dificultades encontradas por el capitalismo sólo como una oportunidad histórica para el socialismo. En los últimos años, en los países occidentales han aparecido fuertes protestas sociales, pero éstas fueron principalmente movimientos que luchaban en defensa del Estado del bienestar, en lugar de luchar contra el sistema. Por tanto, el capitalismo aún no se ha encontrado con una crisis que lo llevará a su colapso final. La dominación de la clase dominante continuará durante un cierto tiempo. Como señaló Marx, no importa cuál sea el tipo de formación social, ésta no desaparecerá hasta que todas las fuerzas productivas estén agotadas.
Tenemos que ser conscientes de los peligros potenciales, necesitamos mejorar la conciencia así como la auto-conciencia.
Haciendo uso de instrumentos financieros, de los medios y mecanismos y de las reglas del comercio internacional, los países capitalistas ejercen una presión sobre los países socialistas, a fin de hurgar en sus contradicciones externas y provocar conflictos para crear una crisis entre los países socialistas. Por ello se requiere mantener un alto nivel de alerta.
Se vuelve necesario comprender en su totalidad y evaluar la nueva serie de desafíos que nos plantea la globalización así como la inevitable complejidad de la competición. Pero también tenemos que reconocer que no todos los problemas del mundo contemporáneo se deben atribuir al capitalismo. Algunos de ellos son connaturales al grado de desarrollo socio-económico de nuestra época, como la brecha creciente entre ricos y pobres, la presión creciente en el trabajo, el desequilibrio demográfico, las crecientes dificultades de la gobernanza social, el desarrollo del Estado del bienestar, la grave escasez de recursos, los desórdenes en el desarrollo rural, la degradación del medio ambiente. En general, tanto los países socialistas como los capitalistas deberán hacer frente a problemas comunes.
Tanto los países socialistas como los capitalistas tienen una inmensa necesidad de regulaciones y reformas.
Con la esperanza de que la paz y el progreso sean los vectores de nuestro tiempo, capaces de regularlo mejor y más rápido, de dar lugar a importantes beneficios y mantener una posición dominante en el desarrollo, de manera a no perder el desafío histórico que tenemos por delante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario