viernes, 23 de febrero de 2018

Tíbet, región autónoma de China (2)

Por Manuel Corpa

En el artículo anterior mostré que Tíbet formó parte de la estructura política de China, al menos, desde el siglo XIII. Hoy mostraremos de dónde procede la consigna de “Tíbet independiente.”

A finales del siglo XIX el Imperio británico, compitiendo por la rapiña con otros países imperialistas, incrementó sus esfuerzos para apropiarse territorios chinos y, en concreto, de Tíbet. En 1903 iniciaron una nueva agresión armada que los permitió conquistar la capital, Lasa, en 1904. La versión británica justifica esa invasión con el argumento de frenar a la Rusia zarista que también ansiaba más territorios. Según su versión tras lograr esa gran victoria, se replegaron ordenadamente y abandonaron Tíbet.

¿Invadieron Tíbet para frenar a los rusos y tras conquistar la capital se retiraron voluntariamente? ¿A que no tiene sentido?

Más creíble es la versión china. Según ésta no se retiraron voluntariamente, sino que fueron expulsados. Tras feroces ataques de los soldados tibetanos y el hostigamiento de la población, se vieron obligados a abandonar primero Lasa y después Tíbet. El ejército imperial británico fracasó en su intento de convertir Tíbet en una colonia.

A pesar del fiasco no cejaron en su empeño. Continuaron el acoso a Tíbet con su acostumbrada estrategia del “divide y vencerás”. Empezaron a comprar voluntades, a enfrentar a las diferentes etnias y a sembrar la consigna de Independencia de Tíbet.

El 31 de agosto de 1907 Gran Bretaña y Rusia celebraron la Convención Anglo-Rusa en la que trataron, entre otros temas, de Tíbet. Esa fue la primera vez que en un documento internacional figuró esa tierra como protectorado de China, en vez de como parte de la soberanía China.

En 1913/14 el Imperio británico convocó la Conferencia de Simla, en India, con la República China y “representantes” de Tíbet. Allí propusieron partir Tíbet en dos: una parte quedaría bajo la plena soberanía de China y la otra sería un protectorado chino, sobre el que no podría imponer sus políticas. El representante de la República China rechazó la propuesta y abandonó la reunión. La Conferencia fracasó.

Durante la primera mitad del siglo XX la conflictividad en China fue una constante. La derrota del movimiento patriótico de los Boxers y el humillante desfile militar en la Plaza de Tienanmen en 1900, de tropas de 8 potencias; el hundimiento, no sólo de una dinastía, sino de un régimen monárquico con más de 3700 años de pervivencia, la proclamación de la República, la división del poder político entre los señores de la guerra,  la invasión japonesa y la guerra civil, facilitaron un distanciamiento entre los poderes locales de diversas zonas respecto al gobierno central. Tíbet no fue una excepción. Los británicos que no dejaron de hozar en la tierra tibetana ni un momento, supieron aprovecharse.

La I Guerra Mundial fue una guerra imperialista y una desgracia tremenda para Europa; pero a China la libró de ser desmembrada. Todos los países imperialistas que la agredían participaron en la IGM y, menos los EE.UU.[1] y Japón, quedaron arruinados. Además,  Rusia abandonó, tras el triunfo de la revolución bolchevique, el bloque agresor. Tras finalizar la guerra, las potencias europeas tuvieron que dedicar esfuerzos a reparar sus economías, a diseñar el nuevo mapa europeo y a tratar de frenar el contagio revolucionario en Europa. Lo hicieron tan mal que dos décadas después el mundo sufrió su mayor guerra.

Además, en el período de entreguerras se produjo la “gran depresión” que pareció que podía hundir el sistema capitalista mundial.

Tras la IIGM, en 1947, en alianza con los EE.UU., el ya debilitado Imperio británico, volvió a la carga. Sus representantes convocaron una Cumbre Asiática. En el mapa de la conferencia figuraba Tíbet como país independiente y en el hall ondeaba la bandera tibetana junto a las de otros países. La delegación de la República China protestó y los organizadores rectificaron.

Desde 1945 la guerra civil asolaba China. En 1947 todo parecía indicar que el Guomindang, masivamente apoyado por los EE.UU. y, hasta entonces, no mal visto por la URSS, saldría vencedor. Pero esas expectativas tan favorables para los imperialistas no se cumplieron.

1 de Octubre de 1949: Proclamación de la República Popular China

 La Nueva China se constituyó el 1 de octubre de 1949. En el acto de presentación del gobierno celebrado en la Plaza de Tien Anmen, su primer Presidente, Mao Zedong, enfatizó que “el siglo de las humillaciones” se había terminado. “Nos hemos puesto en pie”, proclamó. Ese mismo día recibió un telegrama del X Panchen Lama (segunda autoridad religiosa en Tíbet) que decía:
“Envíen tropas para liberar Tíbet y expulsar a los imperialistas tan rápido como sea posible”.
El 23 de noviembre Mao respondió con otro telegrama, donde le aseguraba que el ELP cumpliría con los deseos del pueblo tibetano.

El 2 de diciembre el Reting Yeshe Tsultrim, ayudante del 5º Regente Reting Rinpoche, arribó a Xining (Qinghai) para quejarse al Ejército Popular de Liberación Popular (EPL) de las atrocidades de los imperialistas que estaban destruyendo la unidad interna de Tíbet. Les urgían a que les liberaran tan rápido como pudieran. Hay muestras de numerosas peticiones de diferentes sectores de la sociedad tibetana apremiando al PC chino y al EPL para liberar Tíbet de los imperialistas. Y fueron escuchadas.

La proclamación de la R.P. China se produjo antes de que la guerra hubiera terminado. El desplome del ejército del Guomindang era inminente y el deseo de que triunfara el PC era amplísimo en toda la nación, incluyendo a sectores de la burguesía. Por ello, Mao pensaba que Tíbet podría liberarse pacíficamente por el EPL, como había pasado en las provincias próximas, Yunnan, Sichuan, Ningxia, Etc. donde habitaban minorías tibetanas o musulmanas. 

En el mes de diciembre Mao Zedong envió un telegrama al ejército ubicado en Qinghai donde les decía que debían avanzar tan pronto como pudieran.

A finales de 1949, el estadounidense Lowell Thomas anduvo por Tíbet, negociando con la elite el apoyo de su país. Tras volver a los EE.UU. escribió en un periódico: “EE.UU. está preparado para reconocer a Tíbet como un país independiente.”

Entre el mes de enero de 1950 y septiembre hubo innumerables intentos del Gobierno Central chino de entablar negociaciones con el gobierno local que era lo que, mayoritariamente, querían los habitantes de Tíbet. Mientras, el gobierno de Tíbet recibía armamento y, con apoyo estadounidense, creaba  7 cuerpos de ejército y los ubicaba en los alrededores de Chamdo a lo largo de la orilla occidental del río Jinsha.[2] 

El día 6 de octubre el EPL vadeó el río y el día 19 Chamdo fue liberada. El gobierno local de Tíbet se dividió y el regente tuvo que dimitir. A partir de ahí se crearon las condiciones para una solución pacífica de la situación en Tíbet. El día 17 de noviembre el Dalai Lama, alcanzada la mayoría de edad, 16 años, ocupó el poder. A principios de 1951 el gobierno local acordó entablar negociaciones con el Gobierno Central chino y el Dalai Lama envió una carta solicitándolas. El día 17 de abril de ese año las delegaciones de Tíbet se reunieron en Beijing. Iban mandatados por escrito por el gobierno local, reconociendo que Tíbet era una parte inseparable de China.

El día 23 de mayo se firmaba, entre el Gobierno Central de China y el Gobierno local de Tíbet, el Acuerdo “Medidas para la liberación pacífica de Tíbet” conocido como el Acuerdo de los 17 Artículos. Un punto decía: Las agresivas fuerzas imperialistas de los EE.UU. y Gran Bretaña deber abandonar Tíbet. Tras ese acuerdo el EPL entró pacíficamente en Tíbet.

¿Qué encontraron? No un Sangri-la, sino una teocracia. En el siguiente artículo la describiremos y hablaremos de la situación actual.

Notas:
  1. Como es sabido las dos guerras mundiales fueron un gran negocio para ellos.
  2. Hoy se sabe que no es un río distinto al Yangtzé, sino su cabecera.

No hay comentarios: