* El 21 de noviembre de 1993, el secretario general del PCCh, Jiang Zemin, mantuvo distendidas conversaciones con el Comandante en Jefe, Fidel Castro, en su visita a Cuba. En estos momentos, todos/as los/as comunistas del mundo recibieron un golpe letal; los países socialistas europeos y la Unión Soviética habían desaparecido.
La herida fue tan grande y profunda, que todo el movimiento comunista mundial quedó huérfano y desamparado... El faro mundial se había derrumbado como un castillo de naipes. Parecía entonces que el socialismo había fracasado completamente y que los pueblos habían de resignarse a no ser jamás dueños de su destino, porque después de todo, había sido un 'experimento fallido' (o eso vendieron los imperialistas).
Sin embargo, Jiang Zemin orgulloso de su condición revolucionaria, le expresó a su camarada Fidel que esto no era más que una piedra en el camino y que la victoria del comunismo en todo el mundo era ineluctable.
Los puntos esenciales de estas conversaciones han quedado recogidos para nuestra memoria:
El mundo está hoy en un periodo histórico con cambios
drásticos. El socialismo mundial está en su punto bajo, pero sólo se trata de
un fenómeno temporal en el largo curso de la historia. A raíz de la
desintegración de la Unión Soviética y los cambios bruscos operados en Europa
Oriental, en países occidentales algunas personas pregonaron que el
marxismo-leninismo se había vuelto anticuado y el socialismo desaparecería de
la Tierra. Sin embargo, sostenemos que el porvenir del socialismo sigue siendo
brillante.
Primero, los países
socialistas todavía siguen en pie. China está construyendo el socialismo,
también lo hace Cuba y, además, algunos países asiáticos marchan por la vía socialista.
Y muchos de Asia, África y América Latina aún suspiran por el socialismo. En el
mundo de hoy, incluidos los países occidentales, de sobra hay gente que abraza
el marxismo y el socialismo. Siempre que no caiga la bandera de China, habrá en
el planeta una quinta parte de la población mundial que se adhiera al
socialismo.
Segundo, la desintegración de la Unión Soviética y las
fuertes transformaciones de Europa Oriental no han afectado mucho a China como
gran país socialista. Pues ella no se ha incorporado a la guerra fría, no se ha
dedicado a la carrera armamentista ni ha formado parte de ningún bloque
militar, por lo que la situación nuestra ha resultado relativamente buena. El
término de la guerra fría y la desintegración de la Unión Soviética nos han
ilustrado mucho. Lejos de abandonar la bandera del marxismo-leninismo, nos
afianzamos aún más en la decisión de persistir en éste y en el liderazgo del
Partido Comunista y seguir con firmeza el camino socialista con peculiaridades
chinas, acorde con las condiciones del país.
Tercero, las fuerzas hostiles internacionales no van a
cambiar su in- tención de urdir la “evolución pacífica” en China, pero en
absoluto se van a salir con la suya. Al precio de sangre y sacrificio de varias
generaciones, el pueblo chino ha llegado a una conclusión: sólo el socialismo
ha podido salvar a China, y sólo con el socialismo es posible desarrollarla. En
China el socialismo ya se ha enraizado en la conciencia del pueblo. A pesar de
los grandes cambios sobrevenidos en la situación internacional en los últimos
años, el país goza de estabilidad política, tranquilidad social, desarrollo
económico acelerado y elevación incesante del nivel de vida del pueblo. He aquí
un ejemplo evidente.
Cuarto, el
capitalismo se ha desarrollado durante varios centenarios, mientras que el
socialismo es una causa completamente nueva. Al igual que las demás cosas
emergentes, éste no puede evolucionar viento en popa des- de su nacimiento
hasta su desarrollo y robustecimiento, y en este proceso es inevitable que
surjan algunos reveses, que no son nada de temer; lo importante es que los
comunistas debemos sacar lecciones de ellos. Como comunistas, estamos
firmemente convencidos de que el marxismo conseguirá sin falta la victoria
final y el sistema capitalista acabará por ser sustituido por el socialista.
Ésta es la ley inexorable de la historia en su desarrollo. Por consiguiente,
tenemos plena confianza en el porvenir del socialismo.
Con la situación
internacional en constante cambio y el socialismo mundial temporalmente en
reflujo, tenemos que observar las cosas de forma serena y enfrentarlas con
calma. Para llevar adelante firmemente el socialismo, ante todo es preciso
procurar la existencia y el desarrollo del país y la nación. Debemos combinar
los fundamentos del marxismo con la realidad concreta de nuestro país,
concentrar los esfuerzos para llevar a buen término nuestros asuntos, y, sobre
todo, desarrollar la construcción económica, logrando elevar constantemente el
nivel de vida del pueblo, para demostrar a plenitud la superioridad del
socialismo. Sólo de este modo consolidaremos y fomentaremos el socialismo y
permaneceremos invictos.
Toda cosa sale exitosa o fracasada en el curso de su
desarrollo. El fracaso es madre del éxito. Vamos a ser capaces de manejar mejor
los asuntos con tal que sepamos sacar experiencias y lecciones. Desde el punto
de vista marxista, la historia la crea el pueblo. En China, los antiguos decían
que los héroes crean situaciones, y las situaciones, héroes. No puede negarse
que cuando el pueblo crea la historia algunas personas desempeñan un papel
crucial para el éxito o fracaso de un suceso histórico. Resumiendo las experiencias
acumuladas en varios decenios transcurridos, podemos tomar nota de que Lenin,
Stalin y el camarada Mao Zedong contribuyeron de verdad a cambiar el mundo a
raíz de la Revolución de Octubre de Rusia. Asimismo, debemos ser conscientes de
que algunas otras personas han jugado a su vez un papel clave en la pérdida de
la causa socialista en ciertos países. De esto deducimos que, al elegir
cuadros, un país o un departamento deben tener en cuenta la práctica de éstos y
ver si se han forjado en la lucha en los niveles de base y si mantienen
vínculos con las masas. La flor de invernadero, fácilmente se marchita.
Algunos países occidentales suelen ejercer influencias en otros
países con su propio concepto de democracia, libertad y derechos humanos y
modelo de sistema político. Somos de la opinión de que el mundo es vario- pinto
y existen distintas formas sociales. El camino que va a seguir un país debe
elegirlo su propio pueblo según sus condiciones nacionales en distintos
aspectos como las tradiciones históricas y el nivel económico y educacional.
Hemos escogido el camino socialista de acuerdo con las condiciones chinas. La
democracia, la libertad y los derechos humanos no son absolutos, sino
relativos. En cuanto al sistema democrático, en Occidente suelen propagar sólo
su sistema multipartidario. Cuando practicamos la economía de mercado
socialista, ellos expresan su “aprecio” por la economía de mercado, porque habrá
negocios que hacer, pero se oponen al atributo “socialista” que la modifica.
Algunas personas de Occidente pretenden que en la reforma del régimen político
demos los pasos tal como ellos esperan. En cuanto a la cuestión de los derechos
humanos, el mayor de éstos para China es el derecho a la existencia y al
desarrollo, o sea, lo más importante es dar solución al problema de
alimentación y vestido de sus más de 1.100 millones de habitantes. A medida que
se profundiza la reforma del régimen económico, también estamos emprendiendo la
del régimen político, pero de ninguna manera vamos a seguir la modalidad del
sistema político de Occidente; en cambio, lo que hacemos es reforzar
constantemente el fomento de la democracia y la legalidad acordes con las condiciones
de China, y mantener y perfeccionar el sistema de asambleas populares y el de
cooperación multipartidaria y consulta política bajo la dirección del Partido
Comunista de China. Al impulsar su sistema multipartidario, algunos occidentales
siguen el objetivo de incorporar los países en vías de desarrollo a su
modalidad de desarrollo, haciéndolos apéndices suyos.
En el proceso de explorar y establecer el régimen de economía de mercado socialista, nos opondremos tanto a quienes se atienen con terquedad al régimen de economía planificada como a los que intentan llevar China al capitalismo por medio de la economía de mercado. El fomentar la economía de mercado no significa desistir del macro control, y en el mundo no hay una economía de mercado ciento por ciento libre. Debemos adherirnos al desarrollo económico aprovechando el mecanismo de mercado en las condiciones del socialismo.
Desde el inicio de la reforma y la apertura han vuelto a
aparecer las drogas, la prostitución, los juegos de azar y otros problemas que
remitieron hace años en China, cosas éstas que, como moscas, entran con la
ventana abierta, y el quid de la cuestión reside en eliminarlas en vez de
dejarlas re- producirse. Nuestro Partido toma muy en serio la lucha contra la
corrupción y, para tal efecto, subraya que los cuadros dirigentes deben dar
ejemplo con su propia conducta y educar a los cuadros para que sean honestos y
rectos en la gobernación, a la vez que investiga y trata con decisión los casos
de importante cuantía y gravedad. Conforme a la experiencia histórica, nos
abstenemos de emprender campañas en la lucha contra la corrupción. Ésta debe
llevarse a cabo de continuo y también tener fijadas exigencias de fase. Y,
partiendo de las consideraciones a largo plazo, es necesario establecer un
sistema de fomento de la moralización administrativa por medio de salarios
apropiados. En resumen, debemos no sólo aprender de las tecnologías avanzadas y
la administración científica de los países desarrollados occidentales, sino
también resistir la influencia corrosiva de la caduca ideología capitalista.
Sin lugar a dudas, es imposible resolver estos problemas de la noche a la
mañana, y se requiere un trabajo arduo y duradero.
Fuente: Teoría china
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