viernes, 5 de octubre de 2018

El socialismo también puede practicar la economía de mercado

26 de noviembre de 1979

* Parte de una entrevista con Frank B. Gibney, vicepresidente de la Comisión Redactora de la Encyclopaedia Britannica, Inc., de Estados Unidos, y Paul T. K. Lin, director del Instituto de Asia Oriental de la Universidad McGill, de Canadá.


 - Gibney: A nuestro entender, el que en un país como China, cerrada durante muchos años respecto de Estados Unidos, se intente ahora materializar su modernización a una velocidad tan alta, es de veras un gran desafío extraordinario, realmente como si se volviera a desencadenar una revolución.

- Deng: Es efectivamente una nueva gran revolución. Al hacer la revolución, tenemos por objeto emancipar las fuerzas productivas y desarrollarlas. La revolución quedaría vacía de contenido si se la separase del desarrollo de las fuerzas productivas, de la prosperidad y el poderío nacionales y del mejoramiento de la vida del pueblo. Nos opusimos a la vieja sociedad y al viejo sistema justamente porque ellos oprimían al pueblo e impedían el desarrollo de las fuerzas productivas sociales. Ahora, esta cuestión ya está bastante clara. En el pasado, la “banda de los cuatro” planteó que era preferible un socialismo pobre a un capitalismo rico. Esto es absurdo.

Desde luego, no queremos el capitalismo, pero tampoco un socialismo pobre, sino un socialismo desarrollado, dotado de fuerzas productivas robus- tecidas y que haga al país próspero y poderoso. Creemos que el sistema socialista es superior al capitalista. Esta superioridad debe manifestarse en la existencia de mejores condiciones que las del capitalismo para desarrollar las fuerzas productivas sociales. Esto habría sido posible desde antes, pero, debido a las diferentes maneras de comprensión que había, se retrasó el proceso de desarrollo de nuestras fuerzas productivas, sobre todo al tener una pérdida de diez años. En los primeros tiempos de los años 60, entre China y otros países del mundo había, sí, una distancia, pero no era muy grande. Esa brecha se hizo desmesurada, sin embargo, en los 11 ó 12 años comprendidos entre las postrimerías de la década del 60 y la del 70. Esos más de diez años fueron justamente un período de impetuoso desarrollo del mundo, cuando su progreso económico y científico-tecnológico no se midió en términos de años, ni siquiera de meses, sino de días. Durante un largo período a partir de la fundación de la República Popular, permanecimos aislados del resto del mundo. En un espacio de tiempo bastante extenso las causas de esto no estuvieron en nosotros mismos, sino que fuerzas internacionales antichinas, fuerzas contrarias al socialismo chino, nos obligaron a adoptar la actitud de encierro y aislamiento. En la década del 60, aunque estuvimos en condiciones de fortalecer el intercambio y la cooperación con el resto del mundo, fuimos nosotros quienes nos autoaislamos. Hoy en día, podemos decir que hemos aprendido a aprovechar esas condiciones en el plano internacional.

Hemos propuesto materializar las cuatro modernizaciones. Esta meta que hemos fijado sólo podemos alcanzarla contando con nuestros esfuerzos, con unas orientaciones y políticas acertadas y con unas específicas medidas eficaces. En la actualidad, hay quienes dudan de si China puede hacer realidad la meta de modernización, y nos preguntan qué fundamentos tenemos para plantearla. Nuestros fundamentos pueden resumirse en los siguientes cuatro puntos:

Primero, tenemos abundantes recursos naturales. China cuenta con un territorio extenso, y en lo tocante a los recursos energéticos y a los yacimientos de minerales, ya sean de metales ferrosos, no ferrosos o raros, son muy pocos los que no posee. Estos recursos, si logramos explotarlos, constituirán una fuerza formidable.

Segundo, en los últimos 30 años, a pesar de haber hecho tantas tonterías, hemos conseguido, de todas maneras, sentar una base preliminar en la industria, la agricultura, la ciencia y la tecnología, lo que quiere decir que ya contamos con una posición de avance para las cuatro modernizaciones. En la actualidad, disponemos de más de 2 millones de máquinas-herramientas, la producción anual de petróleo ha sobrepasado los 100 millones de toneladas, y la de carbón, los 600 millones, sólo que la de acero ha llegado apenas a algo más de 30 millones de toneladas. En resumen, hemos echado, después de todo, los cimientos materiales para hacer realidad las cuatro modernizaciones.

Tercero, no creemos que los chinos seamos torpes. En más de diez años, el yugo espiritual de Lin Biao y de la “banda de los cuatro” frenó la mente de la gente y restringió su capacidad para poner en pleno juego su sabiduría y creatividad. Hoy en día, al promover la emancipación de la mente y reafirmar la política formulada por el Presidente Mao Zedong de “que se abran cien flores y que compitan cien escuelas”, perseguimos el objetivo de crear las condiciones para hacer valer la iniciativa de todo el pueblo y poner en pleno juego la inteligencia y sabiduría de los chinos. También es en aras de ese objetivo que ahora fortalecemos y desarrollamos la democracia. Esto, algunas personas lo malinterpretan en el sentido de que estamos fomentando el anarquismo. En realidad, esta práctica sólo se dio en tiempos de Lin Biao y de la “banda de los cuatro”. Con anarquía es imposible llevar a cabo la construcción. Si ustedes hubieran venido en los años 50 o a principios de los 60, habrían podido apreciar en China excelentes hábitos sociales. En los momentos difíciles, la gente observaba estrictamente la disciplina, tomaba en consideración la situación en su conjunto, colocaba los intereses individuales dentro de los colectivos, nacionales y sociales y conscientemente marchaba junto con el país para salir a flote de las dificultades. Fue de esta manera como atravesamos un período de tres años de dificultades que se inició en 1959. Sin embargo, Lin Biao y la “banda de los cuatro” desvirtuaron por completo esos hábitos sociales. Ahora, en Beijing hay un “muro de Xidan”93, donde se mueven gentes sin ocupación, que andan provocando disturbios o que se encuentran gravemente contagiadas por la ideología de la “banda de los cuatro”, gentes entre las cuales hay quienes se dedican incluso al espionaje. También hay allí quienes, aunque equivocados, proceden con buena inten- ción. Sin embargo, lo que reina en ese entorno es, en realidad, la ideología de la “banda de los cuatro”. Ellos fomentan el individualismo a ultranza y el anarquismo. Estos jóvenes, a pesar de que representan una ínfma minoría, tienen una influencia bastante grande. Hemos adoptado una seria actitud ante estas personas con el propósito de educar a la nueva generación. Por consiguiente, señalamos que, junto con el fortalecimiento de la democracia, debe estar el de la legalidad socialista. Debemos emancipar la mente y, además, retomar los excelentes hábitos sociales que mantuvimos por largo tiempo. La plena movilización de la iniciativa de la gente que proponemos para materializar las cuatro modernizaciones necesita también una condición, cual es la de lograr una situación sociopolítica de estabilidad y unidad. Además, debemos prestar atención a otro problema, la preparación de personal idóneo. Durante muchos años descuidamos la investigación cientí- fica y la educación, lo que nos trajo graves pérdidas al respecto. Debemos reforzar el trabajo científico y educacional, descubrir hombres de talento y utilizarlos de la mejor forma. En resumidas cuentas, tenemos que desplegar la iniciativa de la gente y, siempre que sean puestas en juego su inteligencia y sabiduría, no nos faltará esperanza.

Cuarto, la materialización de las cuatro modernizaciones requiere una correcta política exterior de apertura. Para alcanzar esa meta, tenemos que apoyarnos principalmente en nuestros propios esfuerzos, recursos y funda- mentos, pero ello sería imposible si nos apartáramos de la cooperación internacional. Debemos aprovechar a plenitud los adelantos del mundo eincluso los fondos que pueda proporcionarnos la comunidad internacional, con miras a acelerar las cuatro modernizaciones. En el pasado no hubo estas condiciones, y aunque más tarde las tuvimos, no supimos aprovecharlas durante un espacio de tiempo. Ahora tenemos que hacerlo.

Las orientaciones y las metas de las cuatro modernizaciones fueron formuladas por el Presidente Mao Zedong y el Primer Ministro Zhou Enlai en su tiempo, pero, en realidad, debido a la interferencia de la “banda de los cuatro”, no fueron puestas en práctica en el verdadero sentido de la palabra. Después del aplastamiento de la banda, tuvimos que dedicar grandes esfuerzos a la solución de muchos problemas ocasionados por su interferencia. Sólo el año pasado pudimos empezar a trasladar realmente el centro de gravedad de nuestro trabajo a las cuatro modernizaciones. A juzgar por nuestra situación interna, ¿cuál es la más alta política de China? Son precisamente las cuatro modernizaciones. Al realizarlas, sin duda alguna enfrentaremos muchos problemas complicados que exigirán solución y, además, no dejaremos de tropezar con dificultades, entre ellas la hipertrofia estructural y el exceso de personal hoy existentes, la insuficiencia de personal calificado para el domi- nio de la ciencia y la tecnología modernas, la urgencia de una situación política de estabilidad y unidad, con la cual contamos en lo fundamental, pero en la que todavía existen muchos problemas y, finalmente, la necesidad de ir ganando experiencia en la cooperación internacional para poder asimilar al máximo los adelantos científicos y tecnológicos y los capitales extranjeros. A pesar de las dificultades y problemas de uno u otro tipo que enfrentamos, creo que es correcto el camino que estamos recorriendo. Estamos convencidos de que estos obstáculos, dificultades y defectos podrán ser resueltos y superados paso a paso. Es posible que en los próximos dos o tres años no se lleguen a conocer éxitos sobresalientes, pero, al cabo de unos años más, el panorama se dejará apreciar con mayor claridad. Por ahora, aunque la gente todavía abriga dudas al respecto, los dirigentes chinos y la inmensa mayoría del pueblo chino tenemos confianza y creemos que nuestra empresa saldrá con éxito.

Deng con Kim Il Sung
- Gibney: Estados Unidos cometió un grave error cuando, a la hora de juzgar el socialismo chino, lo
consideró exactamente igual al socialismo soviético. Sin embargo, ¿al principio reinó realmente o no en China una confusión ideológica consistente en imitar y aprender por completo de la Unión Soviética en su camino socialista en vez de tomar uno de tipo chino?

- Deng: El camino socialista de China no es totalmente igual al de la Unión Soviética, pues desde el mismo comienzo registró diferencias y, a partir de la fundación de la República Popular, China tuvo determinadas características propias. En el curso de la transformación socialista realizada respecto de los capitalistas, adoptamos la política de rescate en vez de la de expropiación. En consecuencia, la eliminación de la burguesía y las transformaciones socialistas en China se llevaron a cabo en forma bien expedita sin acarrear ningún perjuicio a la economía nacional en su conjunto. También fue distinto de lo ocurrido en la Unión Soviética el planteamiento del Presidente Mao Zedong según el cual en China se debía crear una situación política en la que hubiera tanto centralismo como democracia, tanto discipli- na como libertad, tanto unidad de voluntad como satisfacción moral indivi- dual y vivacidad. No obstante, en algunos aspectos del sistema económico, sobre todo en los relativos a la administración y organización de las empresas, recibimos bastante influencia de la Unión Soviética. Al respecto, nuestro socialismo debe seguir los métodos modernos de los países capitalistas en cuanto a la gestión, la administración y el desarrollo de la ciencia. Al realizar reformas en estos aspectos, todavía tendremos muchas dificultades.

- Gibney: He visto que se está movilizando la iniciativa del pueblo chino, lo cual es maravilloso, pero, ¿será posible que, en un tiempo futuro, con China persistiendo como país socialista, se desarrolle, sin embargo, algún tipo de economía de mercado dentro del marco de su sistema socialista y paralelamente con la continuación de su economía socialista?

- Deng: Esto sólo puede manifestarse en el aspecto de los capitales extranjeros. A juzgar por lo que pasa en nuestro país, no existe este problema. Lo que tenemos aquí sigue siendo la propiedad de todo el pueblo y la propiedad colectiva. Probablemente haya que incluir ciertas inversiones de chinos de ultramar, que tal vez asuman la forma de economía capitalista, pero la inmensa mayoría de ellos han venido con el deseo de proteger y desarrollar la patria socialista, y sus inversiones son distintas de las propiamente extranjeras. Hay quienes dudan de si China va a tomar el camino capitalista al efectuar de tal manera las cuatro modernizaciones. Con seguridad respon- demos que esto no es posible. En la actualidad, no existe ya la burguesía en nuestro país. Aunque quedan personas que en el pasado fueron capitalistas, ha cambiado su pertenencia de clase. Los capitales extranjeros, que provienen de la economía capitalista, ocupan una posición propia en China. Sin embargo, como representan una proporción limitada, no pueden cambiar el sistema social de China. El socialismo, caracterizado por el fomento del enriquecimiento colectivo, no crea clases explotadoras.

- T. K. Lin: ¿Considera usted o no que China cometió un error al anticiparse en demasía a limitar la economía de mercado no capitalista, que la restricción en este aspecto se hizo demasiado rápidamente y que por eso ahora es necesario ampliar su papel bajo la guía de la economía planificada socialista?

- Deng: De seguro es incorrecta la afirmación de que la economía de mercado sólo existe en la sociedad capitalista, que únicamente hay economía de mercado capitalista. ¿Por qué el socialismo no puede practicar la economía de mercado? No puede decirse que esta práctica sea capitalista. Lo que hacemos es tomar la economía planifcada como lo principal y combinarla, además, con la economía de mercado, la cual, sin embargo, debe ser socialista. Pese a que en los métodos ésta se asemeja en lo fundamental a la de la sociedad capitalista, hay diferencias, pues está conectada con la propiedad de todo el pueblo y, por supuesto, también con la propiedad colectiva, así como con el sector capitalista extranjero, pero en defnitiva, es socialista y pertenece a la sociedad socialista. No se puede afirmar que la economía de mercado sea exclusiva del capitalismo. Ella tuvo su embrión ya en la sociedad feudal. El socialismo también puede practicarla. De igual manera, el estudio de algunas cosas positivas de los países capitalistas, incluidos sus métodos de gestión y administración, tampoco equivale a la puesta en práctica del capitalismo. De lo que se trata es de que el socialismo hace uso de estos métodos para desarrollar las fuerzas productivas sociales. Al considerar esto nada más que como un método, no es posible que se afecte el socialismo en su conjunto, ni que se vuelva al capitalismo.

Fuente: http://book.theorychina.org/upload/3e6f8faf-53a7-4d2b-91d8-b7f8b0a47bab/

2 comentarios:

Unknown dijo...

Excelente, aprendamos un poco más!!!!

Unknown dijo...

Buena entrevista, aclaro muy bien q la economía de mercado no es exclusiva del capitalismo aunque haya nacido d ella, de hecho la economía d mercado interviene todo un colectivo para hacerla, solo q no es distribuido su beneficio equitativamente.