Entrevista de Dirk Nimmegeers a Frank Willems, miembro de la Asociación Bélgica-China (www.belchin.be) y antiguo residente en China, publicada el 19 septembre 2007 en el periódico Solidaire. La entrevista mantiene un gran interés pese a haberse hecho hace 7 años, y pese a que no se cumplieron las predicciones de Frank Willems acerca de lo que pasaría en China en caso de que se produjera una crisis económica mundial (que concretamente se produjo tan sólo un año más tarde, en octubre 2008).
Desde hace 25 años,
Frank Willems estudia todo lo que pasa en China. Es miembro activo de la
Asociación Bélgica-China. Ha trabajado
en el sector de relaciones económicas y comerciales y ha visitado China en más
de 40 ocasiones. Desde hace un año, reside en China. Hemos aprovechado una
breve estancia en Bélgica para tener una entrevista con él.
Shenyang: la ciudad dónde reside Frank Willems
Frank Willems. Fue la jubilación anticipada lo que me dio la oportunidad de irme a China y
confrontar así mis conocimientos teóricos con la realidad, viviendo ahora entre
los chinos. Llegué a Shenyang, una importante ciudad del nordeste de China.
Como voluntario, allí doy cursos en la escuela normal universitaria donde 25.000
estudiantes siguen cursos para ser profesores. Trabajo en la sección de lenguas
extranjeras: francés, ruso y japonés. Tengo la intención de vivir allí dos
años. El primero año acaba de terminar.
¿Por qué haber elegido Shenyang?
Frank Willems. Shenyang es una ciudad interesante. Era la capital de
Manchuria en los años 30. Fue industrializada por Japón, que había establecido
allí un estado vasallo, el Manchukuo, un país que había sido separado de China,
pero que en los hechos era una colonia japonesa. Los japoneses habían
establecido allí una industria militar. Sobre esta base, los chinos y los rusos
pudieron proseguir con la construcción de la región. Un gran número de
industrias pesadas, empresas mecánicas y firmas armamentísticas vieron la luz.
Hay al menos tres millones de habitantes en Shenyang.
¿Qué impresión tiene usted de
Shenyang?
Frank Willems. Shenyang se
desarrolla. La ciudad funciona como un imán para los inversores extranjeros.
¿Ejemplos? La fábrica de ensamblaje de BMW, cuya capacidad va a duplicarse o
triplicarse en colaboración con Brilliance, una marca china que, sin tener mucho
éxito, quiere exportar sus propios modelos en Europa. Michelin construye allí
la mayor fábrica de neumáticos del mundo. Bekaert ya tiene dos fábricas allí.
En los años 90,
Shenyang era una de las ciudades más sucias del mundo. El saneamiento de los
suelos, del aire, del agua, la lucha contra las molestias sonoras, todo eso
comenzó en 1995 e incluso se ha acelerado desde el año 2000. Hoy, Shenyang es
una ciudad moderna y ecológica, que se presenta como una “ciudad verde”. En la
ciudad, hoy incluso se ven corrientes de agua propias y cómo fueron excavados los
subsuelos contaminados. No obstante, el aire aún está contaminado, no ya por la
industria o el carbón, sino por la circulación, como ocurre en la mayoría de
grandes ciudades. Hay más coches privados, más movilidad. La gasolina y el
diesel no son buenos, la mayor parte de los motores no son de buena calidad. También
vemos smog encima de la ciudad y eso también es una fuente de peligros. Las
obras de construcción también tienen su parte de responsabilidad. Hay poca
lluvia, pero hay viento. El polvo está en todas partes. Además, el desierto ya no
está ahora más que a 100
kilómetros, y no deja de ganar terreno. Desde hace 50
años, se están plantando árboles, pero sin resultados convincentes.
Se ven muchos
rascacielos, de 20 o 30 pisos, con apartamentos de lujo. Sin embargo, sobre
todo se ven edificios de cinco pisos. En China, la norma es que sólo haya un
ascensor obligatoriamente por encima de los cinco pisos… La ciudad se extiende
muy rápidamente, los pueblos agrícolas son absorbidos por la ciudad. Primero se
han dejado estos pueblos en su lugar y se ha construido alrededor de ellos,
pero hoy se demuelen. El método de trabajo es el siguiente: demoler mucho. Lo
vemos en la realización de un plan en el norte de la ciudad. Allí crece una
nueva ciudad, comparable a Pudong (la nueva ciudad construida cerca de
Shanghái): 280 km², un millón de habitantes, es decir… 350 veces el proyecto
del “Nuevo Támesis” en Bélgica, sobre los terrenos de los astilleros navales
Boels en bancarrota. En la segunda fase, 500.000 habitantes más en una zona
menos densa de 850 km². Primero se empieza por demoler, después se colocan
rutas de 6 a 10 carriles de circulación. Los pueblos son arrasados, surgen
decenas de apartamentos, se instala una nueva universidad, terrenos
industriales… Con miles de trabajadores, máquinas y el trabajo de fines de
semana, la gran obra se construye rápidamente. Después, el acabado requiere
mucho más tiempo y no es el punto fuerte. Así la ciudad sufre una metamorfosis
y una extensión completas.
La política de urbanización
¿Por qué se llevan a cabo tales
proyectos?
Frank Willems. La política central consiste en urbanizar a China. El
60% de la gente aún vive en el campo. “Tenemos que hacerlos venir a las
ciudades lo antes posible”, dice el gobierno. Cada año, el porcentaje de población
rural baja regularmente: 15 millones de personas dejan el campo. Hay más de 700
millones de habitantes en el campo. Más de 100 millones de éstos no son
campesinos, pero trabajan en las industrias rurales que durante mucho tiempo
fueron consideradas el futuro de China. Mao Zedong y después Deng Xiaoping
consideraron que el nivel de vida sólo mejoraba gracias al desarrollo de las
industrias rurales. Hoy se están regresando de ellas. Ahora la palabra la tiene la urbanización. La aplastante mayoría
de la migración se hace en las provincias. Los chinos optan pues por la
construcción en el campo de nuevas ciudades de 100.000 habitantes, en
combinación con la continuación del desarrollo de las ciudades gigantes.
¿Por qué se prefieren las
industrias urbanas a las industrias rurales?
Frank Willems. Las industrias rurales tienen por lo general una tecnología primitiva.
Consumen mucha energía y son contaminantes, no hay control de calidad, en ellas
se trabaja en malas condiciones sociales, etc. La industria urbana es también
más moderna y esto también vale para las pequeñas empresas. La industria urbana
ha sido integrada en un sistema económico. Al alentarla, China también quiere
resolver un problema social e incluso político. Las industrias rurales escapan
hoy a toda legislación en materia de seguridad, higiene, protección del medio
ambiente así como a toda legislación social.
China está aún muy
descentralizada. El poder central sólo tiene oficinas a nivel de los distritos.
Por debajo de este nivel, son las administraciones de los pueblos las que
deciden acerca de todo, y esto también vale para las industrias rurales. El
lujo y la corrupción reinan a menudo entre los propietarios privados y las
administraciones locales. Esto crea situaciones deplorables que a menudo bien
merecerían una crónica. Pensemos solamente en las minas peligrosas en el campo,
en los escándalos medioambientales y en el reciente caso de esclavitud en los
hornos de ladrillos.
Hoy, en el campo, el
partido comunista trata de hacer respetar la legislación social, la seguridad
en las minas y en las demás empresas rurales, así como el medio ambiente. Sin
embargo esto sólo es posible gracias a los comités locales del partido. Uno de
sus grandes combates, es la lucha contra la corrupción en los niveles
inferiores. Sólo en este año ya se han abierto 25.000 expedientes judiciales. Si
lo dividimos por 100 para obtener una cifra próxima a Bélgica (la población de
china es 100 veces superior), tendríamos en Bélgica unos 250 expedientes de
corrupción en 6 meses a cargo de agentes del Estado. Hay una seria voluntad de
luchar contra la corrupción.
¿Y la población qué opina?
Frank Willems. A veces se oye hablar de motines campesinos cuando hay expropiaciones. Sin
embargo, no es el caso de Shenyang. He pedido la opinión de algunas personas.
Les parece bien, reciben dinero por su tierra y un nuevo apartamento. La tierra
es propiedad del Estado o de la comuna popular, que ya no existe más que como
unidad administrativa. Opino que los terrenos que se van a construir en China
son aún más caros que aquí. Los administradores locales logran un beneficio:
vender terrenos a promotores inmobiliarios es un medio de mantener su
presupuesto equilibrado.
El campesino recibe
una casa nueva y una indemnización por la tierra en función de lo que aporta
sobre un determinado número de años. Por lo tanto, no se calcula en base al
valor de la tierra como terreno edificable, sino en base a su valor como tierra
agrícola. En algunos lugares, los campesinos dicen: “Nuestra tierra aporta más,
nos dais muy poco y luego vendéis estas tierras mucho más caro.” Y a veces
surgen conflictos a posteriori. La transformación de las tierras agrícolas en
terrenos edificables o en terrenos industriales genera corrupción y esto
constituye un importante tema de debate. También había corrupción a mediados de
los años 90, durante la privatización de las pequeñas y medianas empresas.
El nivel de vida y los salarios
Vivir y residir en Shenyang. Cuéntenos.
Frank Willems. Los profesores extranjeros como nosotros tienen pequeños apartamentos, muy
simples, que no se pueden comparar a los que tendríamos aquí desempeñando tales
funciones. Los asistentes chinos solteros viven en un edificio de la
universidad, a razón de dos o tres por habitación. Los estudiantes también,
pero a razón de seis por habitación. A menudo pasan la tarde en la biblioteca,
porque se está tranquilo. Allí también miran la televisión o navegan por
internet con uno de los numerosos ordenadores. Por lo demás, no hay posibilidad
de relajarse. Los estudiantes deben organizar ellos mismos las cosas: coros
amateurs, teatros, fiestas… No van al café ni al cine. Los profesores casados
tienen apartamentos más grandes, con dos o tres habitaciones. De 100 a 180 m2
de superficie, con buen mobiliario. Forman parte de esta clase media naciente.
Entre 150 y 200
millones de residentes urbanos viven realmente muy bien, en apartamentos
bonitos y confortables: televisión, DVD, cada vez a menudo un coche privado.
Salen para sus comidas, hacen viajes turísticos en el país. El turismo interior
aumenta, por otro lado: vaya donde se vaya, se ven turistas chinos, mucho más
que turistas extranjeros. La gente que gana entre 100 y 200 euros al mes vive
de otra manera, evidentemente. Hace años, podían alquilar una vivienda de la
organización del trabajo. Hoy se anima a la gente a que se conviertan en
propietarios de su propia vivienda. Las viviendas sociales sólo existen para
los ingresos muy bajos.
Los viejos
apartamentos fueron vendidos por un plato de lentejas, por no decir liquidados.
A veces estaban en mal estado. En todas partes, se ve a gente ocupada en
transformar y renovar: cada uno a su manera, con ventanas y colores diferentes.
Es un poco particular, pero al fin y al cabo es una demostración manifiesta de
que hay un deseo de mejorar las cosas. Los jóvenes compran viviendas
subvencionadas. Las empresas deben abrir una cuenta de ahorro de manera que su
personal pueda comprar una vivienda. Luego, cada uno debe aportar su propia
contribución. A modo de ventaja extra-legal, muchas veces las empresas compran
ellas mismas las viviendas y las vuelven a vender después con pérdidas al
personal. Por ello, en general las personas mayores aún viven en los
apartamentos que recibieron de forma casi gratuita.
En el campo alrededor
de las ciudades, las viviendas de los campesinos son grandes y bien
entretenidas. También hay nuevas construcciones. Esto también se ve en los
pueblos más alejados, si uno va allí en tren. Los nómadas del Tíbet reciben
entre un 60-70% de subsidios para instalarse en casas. En las regiones más
pobres, las nuevas construcciones y el confort de la vivienda aún son
excepciones.
¿Y los salarios?
Frank Willems. Mis colegas extranjeros pueden ganar entre 500 y 600
al mes. Muchos tienen salarios complementarios por medio de pequeñas escuelas
privadas especializadas en lenguas, donde también se pueden ganar 500 euros al
mes. Para mi sorpresa, sólo en nuestra universidad enseñan 25 extranjeros:
americanos, indios, filipinos, australianos. No por admiración por China, sino
porque tienen un empleo que les permite ahorrar más que en su propio país. Resulta
muy interesante emigrar a China por los salarios…
En cuando a los
colegas chinos, un asistente novel gana 150 euros al mes, pudiendo llegar hasta
los 300. Los profesores titulares, que pasaron el doctorado y que son nombrados
definitivamente, ganan entre 500 y 600 euros al mes. Por encima de los 200
euros al mes, pagan un 10% de impuestos. Los precios son de media cinco veces
más bajos que en Bélgica, por lo que este salario unos 2500 euros al mes, lo
que ya no está tan mal… Un asistente novel con 150 euros al mes ganaría aquí
750 euros al mes, y, de hecho, podría vivir en un apartamento de la
universidad.
¿Qué salarios ganan los trabajadores en los demás
sectores?
Frank Willems. Los salarios de los obreros son de 200 euros al mes para el trabajo
cualificado, y para los empleos menos cualificados, llega hasta los 100 euros
al mes. En Bélgica, se trataría por tanto de 1000 y 500 euros respectivamente.
¿Hay verdaderos ricos?
Frank Willems. En efecto, hay verdaderos ricos, multimillonarios que
figuran en el top 500 mundial. Pero no obstante se trata de un grupo muy reducido.
De vez en cuando uno ve un Ferrari o un Rolls. Aquí y allá hay barrios con
suntuosos chalés, pero no muchos, a decir verdad. En Shenyang, sólo conozco una
zona verde con chalés.
¿Y hay una seguridad social?
Frank Willems. Hace años, estaba lo que se llamaba el tazón de arroz,
una seguridad social completa desde el nacimiento hasta la muerte. Esto se ha
acabado. Hoy todo el mundo trabaja sobre una base contractual, y como en
Bélgica, es posible ser despedido. Muchas veces, hay contratos de duración
determinada, de tres a cinco años, que los empleadores prolongan
automáticamente si están satisfechos. En las ciudades, la seguridad social es
pagada conjuntamente por los empleadores y los trabajadores. En los servicios públicos
y las grandes empresas, esto funciona bien, pero en las pequeñas empresas hay
mucho trabajo en negro. Trabajar para las grandes empresas y los servicios
públicos implicar gozar de un seguro médico, recibir una pensión, indemnización
por desempleo.
En Shenyang hay
bastante desempleo, como en todas las ciudades chinas por cierto. En 1997
comenzó el gran saneamiento de empresas estatales. Un gran número de empresas
no rentables fueron cerradas, otras fueron racionalizadas severamente: a veces
incluso el 90% del personal fue despedido. Recibieron una prima única, de 1500
euros como mínimo y 7000 euros como máximo, en función de su edad y de su
antigua función. Y con ello deben salir hacia delante hasta obtener su pensión,
a los 55 años para los obreros, 50 años para las obreras, y 60 o 55 años para
los empleados de oficinas. El gobierno pudo hacer frente al paro en cierta
medida, alentando la creación de empresas privadas y prosiguiendo con la
atracción de inversiones extranjeras. No obstante, por encima de los 40 años de
edad, ya no hay ninguna posibilidad de ser contratado.
Lo que sorprende en
Shenyang, es el gran número de pequeños autónomos con restaurantes, tiendas, a
veces incluso en la calle si no tienen dinero suficiente para instalarse en un
edificio. Por suerte, Shenyang tiene un clima seco e incluso se ve gente que
vende mercancías de segunda mano sobre una manta o un trozo de plástico. Este
pequeño comercio floreciente representa un buen complemento para los que deben
vivir de una pequeña indemnización por desempleo o una pensión modesta. El
ingreso mínimo se sitúa entre los 20 y los 30 euros al mes, es decir entre 100
y 150 euros al mes, en precios europeos. Incluso con una vivienda gratuita, apenas
es suficiente para comprar la alimentación básica y un vestido de vez en
cuando. No obstante la solidaridad familiar es mayor que en Bélgica: las
jóvenes generaciones pagan por sus padres cuando éstos no consiguen llegar a
fin de mes. También ocurre lo contrario. Los jóvenes que van a la universidad
deben pagar entre 500 euros (candidaturas) y 1000 euros (licencias) al año, más
los gastos como el servicio obligatorio en una residencia de estudiantes.
Padres y abuelos aportan por tanto una contribución y es realmente necesario
que lo hagan.
Trabajadores chinos migrantes en su propio país.
¿Se ve pobreza real?
Frank Willems. El grupo de ingresos más bajos se constituye de gente
que proviene del campo y que ofrece un trabajo no cualificado. Realmente, son
migrantes en su propio país. Viven al borde de la ciudad, en barrios
deteriorados, antiguos paisajes urbanos. Estos trabajadores migrantes internos
viven allí en gran número en un espacio demasiado restringido. Su número se
estima en 100 o 150 millones sobre los 600 millones de residentes urbanos. Es
un grupo muy visible.
En Shenyang, la
mayoría de estos trabajadores ganan el salario mínimo de 60 euros al mes. En
otros lugares, tal vez sea menos. Los migrantes internos que hacen un trabajo
duro ganan más, 100 euros al mes en la construcción. En este sector se cuentan
muchas horas extras, también hay mucha protesta a causa de su sueldo. Estos
migrantes no conservan gran parte de su salario, pues aún tienen que enviar
dinero a sus familias. Viven y residen a veces en su lugar de trabajo. Por
ejemplo, en los restaurantes y las tiendas, a veces se ve una cama en un
rincón, detrás de una colgadura. En las obras de construcción, hay barracones
con camas superpuestas o tiendas de verano.
¿Pueden recurrir estos migrantes
a la seguridad social?
Frank Willems. La situación legal de los migrantes internos es
particular: oficialmente, siguen estando domiciliados en el campo, de donde
provienen. Allí es donde tienen todos los derechos, no en la ciudad. Pero la
seguridad social está organizada a nivel urbano, son las municipalidades
quienes gestionan generalmente las cajas de la seguridad social y por lo tanto es
complicado para los migrantes internos gozar de la seguridad social, porque
oficialmente aún están domiciliados en el campo. Si se ponen enfermos, tienen
que pagar por tanto el precio completo en la clínica de la ciudad. Si hacen
venir a su familia, tienen que mandar a sus hijos a una escuela privada y es
caro. Esta es la razón de por qué organizan a veces sus propias escuelas.
¿Ocurre que haya migrantes
internos que sean enviados de nuevo al campo?
Frank Willems. Personalmente, nunca lo he visto. Los migrantes
internos vuelven a su casa una o dos veces al año, hacia el 1º de octubre por
ejemplo, cuando tienen una semana de vacaciones o durante el año nuevo chino,
cuando también tienen una semana o más, o alrededor del 1º de mayo, con una
semana de vacaciones también. A veces no regresan a la ciudad o no regresan
hasta más tarde, porque en ese momento los transportes públicos están
completamente saturados.
Los migrantes
internos viven mejor que en el campo, si no fuera así no vendrían. Ahorran
mucho también, pese a los problemas de pago de las horas extra, véase de los
salarios. En la construcción, a veces no reciben su salario más que al final de
un proyecto. En las pequeñas y medianas empresas, ocurre a veces que el salario
se entrega en el momento en que los migrantes vuelven a casa. Esto genera
abusos por parte de los empleadores que dicen: “No quiero pagaros ahora, no
antes del año que viene. Mientras tanto, aquí tienen un adelanto.”
El sindicato chino
¿Defiende el sindicato los
derechos de estas personas?
Frank Willems. Hace dos o tres años, el sindicato empezó a trabajar
con los migrantes internos. Hoy ya cuenta con 50 millones de afiliados. No se
sabe cuántos migrantes internos existen: 100 millones, 150 millones tal vez.
Por lo tanto, entre un tercio y la mitad está organizada ahora. Esta cifra
aumenta rápidamente: visiblemente, estos migrantes han comprendido la ventaja
que había en organizarse.
¿Y en otros sectores?
Frank Willems. Hasta el año 2002 aproximadamente, el sindicato era más
un servicio social que una organización de lucha por los intereses de los
trabajadores. Esto cambió con la multiplicación de las empresas privadas en los
años 90: casi todas las pequeñas y medianas empresas fueron privatizadas y la
necesidad de un verdadero sindicato aumentó considerablemente. Desde hace 5
años, los estatutos han cambiado. Hoy el sindicato puede negociar convenios
colectivos de trabajo e incluso organizar movimientos de lucha en caso de
necesidad. Primero fue algo teórico pero progresivamente se ha ido llevando a la
práctica. El sindicato cuenta hoy con 150 millones de afiliados. Con el apoyo
del gobierno, puede ejercer más presión sobre las empresas que un sindicato
belga. Este es el motivo por el que en las empresas con un gran número de
empleados, no se llega rápidamente a la huelga. Las huelgas salvajes y las
manifestaciones tienen lugar en las empresas donde aún no hay sindicato.
¿Cuáles son las principales victorias logradas por el sindicato?
Frank Willems. Algunos casos han sido verdaderos símbolos. El más
conocido es el de Wal-Mart: aquí el sindicato ha llegado a crear células
sindicales en la mayor cadena de tiendas del mundo, una empresa americana que
juega un papel preponderante en las exportaciones chinas y que se aprovechó de
ello para tratar de poner al gobierno bajo presión. En todos los lugares del
tercer mundo donde Wal-Mart está activa, la cadena es una adversaria
encarnizada y por principio de toda presencia sindical. China es el único país
que consiguió imponerle un sindicato. Desde entonces esto se ha convertido en
una palanca frente a otras empresas antisindicales como Kodak, Kentucky Fried
Chicken, y hoy también frente a las empresas privadas chinas. Recientemente,
leí que Kentucky Fried Chicken, que está omnipresente en China, había sido
forzada a conceder un importante aumento salarial a sus trabajadores temporales
y a los que trabajan como estudiantes.
¿Cuál es la actitud del poder con
relación al sindicato?
Frank Willems. El poder es partidario de la paz social y la armonía
y dice que en este momento no hay en China ninguna contradicción antagónica
entre la clase obrera y la clase de los capitalistas. En este momento, estas
clases deben colaborar en el desarrollo y este desarrollo es la primera
prioridad. El razonamiento es el que sigue: China es aún un país del tercer
mundo sub-desarrollado y el desarrollo hacia una economía moderna pasa en
primer lugar. El poder trata de jugar un papel de mediador hacia las empresas y
pregona la armonía. No obstante, esta búsqueda de armonía tiene límites. Cuando
la otra parte rompe la armonía, hace falta intervenir, preferentemente mediante
la “persuasión”.
En caso de manifestaciones y
acciones, hay intervenciones, sobre todo por temor a los desórdenes.
Frank Willems. Hubo manifestaciones que fueron dispersadas y
dirigentes que fueron arrojados en prisión, entre otros lugares en Shenyang en
2001. En aquella época, hubo parados que estaban descontentos con la indemnizaciones
por cierre y algunos funcionarios se beneficiaron de las privatizaciones.
Finalmente el problema fue resuelto amistosamente por las autoridades. El
alcalde y otros funcionarios fueron depuestos de sus funciones y severamente
castigados por corrupción. Pero por otro lado, cuatro dirigentes huelguistas
fueron condenados a cuatro años de cárcel.
¿Ha hablado usted mismo con gente
del sindicato o del partido?
Frank Willems. En mi lugar de trabajo, en la universidad, no veo al
sindicato. Debe haber uno, pero no se muestra públicamente. En cambio, el PCCh
(Partido Comunista de China) es muy activo y muy visible. El secretario del
partido tiene su despacho cerca del despacho del decano. Tengo la impresión de
que tiene más cosas que decir que el decano (de hecho él fue decano antes que el
actual). En la facultad, parece que hay reuniones cada mes o cada dos meses con
discusiones sobre la situación de la universidad. Tuve una entrevista con el
secretario del partido y me explicó la política del PCCh tal como se expone en
las publicaciones oficiales. Cuando seguí haciéndole preguntas sobre cuestiones
de política general, me dijo: aquí, nuestro papel como partido es dar el
ejemplo, trabajar más duro que los demás. Hay cinco o seis permanentes para
toda la universidad. El secretario de la facultad no es un permanente, es
profesor a tiempo completo y su trabajo para el partido es añadido.
Los chinos y la política
¿Qué piensa y dice el chino medio de la política
interior y extranjera?
Frank Willems. El chino es horriblemente difícil para mí. Por lo
tanto no puedo hablar mucho con la gente. Excepto con los que hablan inglés en
la universidad, por lo que pese a todo he tenido bastantes conversaciones. Lo
que sorprende realmente es la confianza en el futuro. Muchos chinos están convencidos
de que su país va a desarrollarse, adquirir un lugar importante en el mundo y
que su vida va a mejorar. Pero también reina la incertidumbre. Hace años, los
padres invertían en la enseñanza siguiendo la máxima: “A nuestros hijos les irá
mejor que a nosotros.” Pero en menos de diez años, el número de estudiantes en
la enseñanza superior se ha multiplicado por cuatro. Hoy un diploma
universitario ya no es garantía de hacer una carrera importante. Hay mucha más
competencia. Como en Bélgica, los universitarios van a tener que conformarse
con un empleo por debajo de su nivel. He conocido a muchos estudiantes de final
de carrera que se preocupaban por su futuro. Hoy, entre los campesinos, también
se empieza a dudar acerca de si ahorrar para permitir que los niños hagan
estudios superiores. Como mucho, un 10% de mis estudiantes son originarios del
campo. La gran mayoría proviene de las ciudades y son hijos de cuadros u
autónomos. Hay una polarización social entre los estudiantes. Son muchos los
que recelan de los políticos. La corrupción es un tema de conversación que
vuelve constantemente.
¿Y qué piensan de la
política interior?
Frank Willems. Casi todos tienen una gran confianza en el
gobierno nacional. El Presidente y el Primer ministro son muy populares [En
aquella época Hu Jintao y Wen Jiabao respectivamente – Nota de la traducción]. El
nuevo gobierno formado en 2002 es más popular que el anterior. Ha corregido la
política del anterior gobierno y avanza hacia un nuevo objetivo: la
construcción de una sociedad armoniosa. Ya no es el crecimiento lo que tiene prioridad
absoluta en detrimento de todo lo demás. Además del crecimiento, este gobierno
quiere preocuparse también de las relaciones sociales, de la gente con bajos
ingresos, de una red de protección social, del medio ambiente, etc. Este
discurso tiene mucho éxito entre la población.
¿Hay un debate sobre
el socialismo o el capitalismo, sobre la vía que está tomando China?
Frank Willems. Socialismo, capitalismo, parece que la mayoría de
la gente en la universidad tiene tendencia a considerar que todo esto viene a
ser lo mismo. Siguen los cursos obligatorios de marxismo, pero éstos no son
adaptados. Los cursos se basan en textos antiguos que no establecen el nexo
entre el mundo actual ni con la situación actual de China. Hace dos años, el
PCCh ordenó elaborar manuales nuevos, pero en la vida cotidiana de la
universidad aún no se ven los resultados. El marxismo es para ellos una teoría.
En la práctica cotidiana, vemos que China ha
pasado a una economía de mercado. La economía planificada ha sido eliminada y
China ha privatizado – o se están ocupando de ello – todas las empresas,
excepto las muy grandes. Saben que el gobierno ha dicho: “A corto plazo, es
mejor que dejemos que el sector privado se haga fuerte. Esto va a aumentar el
rendimiento y mejorar el desarrollo.” Esto contribuye naturalmente a la
confusión que se puede constatar en los jóvenes. Se está tomando un gran riesgo
ideológico. ¿Cómo podemos estar seguros de que en cien años aún sabrán que la
intención era construir el socialismo? Esto puede conducir a que la sociedad
descarrille debido a la debilidad ideológica.
¿Suscita un gran
interés la política internacional?
Frank Willems. En comparación con lo que pasaba hace 20 años, los chinos han adquirido una
gran confianza en sí mismos. Saben que China figura de nuevo en el mapa y que
se va a convertir en una líder mundial. Hace 20 años, aún miraban hacia América,
pero esta admiración por América – y también por Europa – ha terminado. Están
muy orgullosos de organizar los Juegos Olímpicos. Esto debe convertirse en un
punto culminante: China enseñará al mundo de lo que es capaz. Beijing debe
convertirse en una ciudad modelo en 2008, y Shenyang también, porque allí
también habrá eventos olímpicos, entre otros un partido de la competición de
fútbol. Se construyen estadios, una nueva línea de metro. Shenyang-sur, el
barrio donde deben celebrarse las competiciones, es también la sección más
moderna de la ciudad.
¿Qué saben los chinos del mundo?
Frank Willems. La televisión ofrece bastantes noticias del extranjero. Por lo demás, el
nivel de los programas televisivos es escandalosamente bajo. No obstante tienen
cadenas muy especializadas. En este caso se puede encontrar algo conveniente. Las
noticias extranjeras conciernen exclusivamente a los países, sujetos y
conflictos en los que China está implicada directamente o tiene intereses que
defender. Los viajes de los dirigentes son presentados en detalle en los
informativos. Luego, se dan cada vez más informaciones de contexto sobre cada
país y sus relaciones con China. No veo en cambio muchos programas generalistas
con explicaciones sobre el mundo entero.
Irak es una
excepción. Si los chinos pueden mostrar que América está bien enfangada allí,
no van a dejar pasar la oportunidad. Con respecto a Palestina, se mantienen muy
distantes. Tienen buenas relaciones, tanto con Israel como con los palestinos,
pero no quieren provocar a ninguna de las dos partes. El antiterrorismo es un
tema muy candente. China occidental, con sus minorías turcas islamistas, y en
menor medida iraníes, conoce mucha agitación, bajo la forma de atentados,
movimientos separatistas clandestinos, etc. Esto hace que China esté muy
sensible a la cuestión del terrorismo y la lucha para erradicarlo. Para China,
Afganistán está completamente bajo el denominador de la lucha contra el
terrorismo y China apoya lo que ocurre allí. Cierto es que su frontera
occidental, el Xinjiang, no es estable. Con respecto al Tíbet, aún no se ha
dicho la última palabra. Allí existen sentimientos hostiles hacia los chinos,
sobre todo a raíz de lo que ocurrió allí durante la Revolución Cultural. Los
ataques contra la religión en aquella época aún no se han digerido. Pese a
todo, allí el Dalai-Lama aún es muy popular. En estas dos regiones, aún pueden
producirse todo tipo de acontecimientos que los chinos quieren evitar a toda
costa.
Lo que es interesante
es Corea del Norte. Los ensayos nucleares de este país son muy comentados. La
gente ha estado muy indignada con esta cuestión. China es absolutamente
partidaria de una península coreana sin armas nucleares. Las armas nucleares
siguen siendo un pretexto para los Estados Unidos – y también para Japón – para
instalar armas nucleares o enviar a la región navíos de guerra americanos. Los
norcoreanos habían realizado manifiestamente ensayos nucleares sin avisar
previamente a China. La gente del partido con los que he hablado del tema han
dicho: “Nos han engañado y van a tener las sanciones que se merecen.” Mientras
tanto, la calma ha vuelto, pero está claro que estaba amenazando un conflicto
serio entre Corea del Norte y China.
Mucha gente dice:
“América quiere dominar el mundo.” Otros dicen: “No será tan terrible, aún así
tenemos que colaborar amistosamente con ellos”. Los chinos tienen mucho más
miedo de Japón. El pasado de guerra no ha sido digerido, y por otro lado,
muchos jóvenes albergan realmente sentimientos antijaponeses. Hace algunos
años, en Shenyang por ejemplo, se abrió un nuevo museo sobre la ocupación
japonesa de Manchuria. Estaba asombrado por la propaganda verdaderamente antijaponesa,
no contra los fascistas de la guerra, sino contra el Japón de hoy: “Tenemos que
tener cuidado, van a volver.”
¿Y qué piensan de Europa?
Frank Willems. En la región en la que vivo, Europa es la gran
desconocida. Saben situar en el mapa a Alemania, Inglaterra, Francia, pero por
ejemplo cuando he preguntado a mis estudiantes cuántas lenguas se hablaba en
Europa, he obtenido respuestas vacilantes: “¿Cuatro? ¿Cinco?”.
En Manchuria, no hay mucha colaboración con Europa. Hay un comienzo: Michelin y
algunos otros. Pero es algo reciente. Tampoco se ven extranjeros en la ciudad,
excepto algunos coreanos. Éstos constituyen una importante minoría étnica. Hay
barrios coreanos en Shenyang con inscripciones en coreano. No hay instalaciones
especiales previstas para los extranjeros. Es lo que hace que sea interesante
vivir allí. Mejor que en Beijing o en Shanghái. En Shenyang, tenemos un
verdadero estilo chino de vida.
China: ¿capitalista, socialista, o…?
Nuestros medios de comunicación presentan a China como
un país capitalista. ¿Qué piensa usted al respecto?
Frank Willems. No creo que hoy China sea capitalista. El partido comunista está en el
poder, todas las grandes empresas importantes pertenecen al Estado, que aún
dispone por tanto de los medios para
corregir el curso de la economía en la dirección deseada por los comunistas.
Por otra parte, esta mano poderosa del Estado es lo que explica el éxito
económico de China.
¿El país es socialista entonces?
Frank Willems. Si usted habla de socialismo como el que hemos conocido en la Unión
Soviética y Europa del Este, China no es socialista. Las empresas estatales
representan hoy a lo sumo un tercio de la economía. La economía planificada ha
sido eliminada oficialmente. Queda no obstante toda una retahíla de
intervenciones del Estado, pero no se trata de “plan”. Ellos mismos hablan de
“socialismo con características chinas”, porque es algo que jamás había
existido antes. También hablan de “fase primaria del socialismo”.
El razonamiento es el
siguiente: “Estamos a la cola del mundo desarrollado. Estamos dispuestos, en
una primera fase, a dejar de lado parte de nuestros principios en beneficio de
un desarrollo económico rápido. Cedemos hasta cierto punto la economía a
empresas privadas, pero no toda la economía.” La reorientación en 2002 fue la
primera corrección a esta política. Pero no por ello el nuevo gobierno pone en
tela de juicio la línea maestra de economía de mercado. Ellos mismos dicen que
todo esto es temporal, pero que esta fase durará, según ellos, al menos cien
años. Podría ocurrir que, mientras tanto, el partido comunista se “olvide” del
socialismo o que la nueva burguesía eche a los comunistas del poder.
Hay riesgos que hacen
que una evolución hacia el socialismo esté lejos de estar asegurada. Ya hablé
antes de la debilidad ideológica. La gente no sabe muy bien en qué está
ocupada. Desde hace dos años, intentan remediarlo mediante un estudio renovado
del marxismo. Intentan concebir teóricamente la situación actual. ¿Es esto
suficiente? No tengo ni idea.
¿Diría usted que, desde esta
reorientación en 2002, China opta por la vía del Estado del bienestar tal como
lo defendió la socialdemocracia después de la Segunda Guerra Mundial?
Frank Willems. Muchas medidas que los chinos han adoptado desde
2002 se parecen efectivamente a la política de la socialdemocracia después de
la Segunda Guerra Mundial. Pero la diferencia fundamental es que en China, el
partido comunista tiene firmemente el poder en la mano. Los socialdemócratas
europeos querían llevar a cabo reformas sociales en una sociedad donde eran los
capitalistas quienes tenían el poder.
Los retos del futuro
¿Cómo ve usted la evolución política del Partido comunista chino en un
futuro próximo?
Frank Willems. Importantes capitalistas ya han sido admitidos
en el partido. Es un arma de doble filo: sin duda alguna contribuye a que los
capitalistas no creen su propio partido y es cierto que se les puede controlar
mejor una vez que están en el seno del partido comunista. Por otra parte,
también constituyen, indudablemente, un apoyo importante para los que, en el
seno del partido, quieren pasarse al capitalismo desde hace mucho tiempo. Nadie
puede prever la evolución de esta contradicción en el futuro. En septiembre se
celebrará un congreso. Hay importantes temas de debate, objeto de controversia,
que no figuran en el orden del día, que yo sepa. Durante el último congreso,
todas las decisiones que se tomaron eran sobre importantes cuestiones de
controversia. Este año, parece ser que la sesión no tendrá nada de histórico.
No obstante, un grupo de antiguos cuadros jubilados del partido han publicado
un manifiesto en el que se dice que el partido comunista se ha desviado
demasiado hacia la derecha, que hay demasiadas privatizaciones, que no se
pueden tolerar a los capitalistas en el seno del partido, etc. Después de
algunos días, este manifiesto fue retirado de la circulación. Un poco antes
había venido otro manifiesto del antiguo secretario de Zhao Ziyang, el
dirigente del partido que en 1989 había sido defenestrado por su línea
derechista. Este secretario de Zhao ha estado en la cárcel pero hoy está libre,
y manifiestamente está de nuevo políticamente activo. En su manifiesto, se
puede leer que el partido, o mejor dicho China, “debe introducir la democracia”
urgentemente. Este hombre ya no es miembro del partido, pero pienso que podría
representar algunas tendencias en el seno del partido mismo.
¿A qué desafíos está o podría estar confrontada la economía china?
Frank Willems. Si China se ve envuelta en una crisis económica,
inmediatamente habrá consecuencias políticas. Aquí los principales riesgos se
derivan de la integración a la economía capitalista mundial. En los tiempos de
la crisis asiática de los años 90, China aún fue capaz de aislarse y mantener
la crisis fuera de su casa. Esto ya no será posible si estalla una nueva
crisis. Las importaciones y las exportaciones representan aproximadamente la
mitad del producto nacional bruto. Si éstas se interrumpen, las consecuencias
se harán sentir directamente. La extensión del mercado interior será entonces
insuficiente para compensar los efectos. El país posee 1200 billones de dólares
de reservas en divisas extranjeras (sobre todo en dólares). Si esta moneda
recibe un duro golpe, China será la que más perderá. En el papel, se quedará de
golpe mucho más pobre. Ha invertido desde hace mucho tiempo en las letras del
tesoro de los Estados Unidos, pero indudablemente no ha considerado oportuno
sostener directamente al gobierno americano. Por eso entrega su dinero
directamente a los grandes capitalistas americanos en lugar de dárselo al
gobierno. Esto no puede funcionar y conlleva bastantes riesgos. En caso de
crack bursátil, el Estado chino será uno de los grandes perdedores. De hecho,
con sus inversiones en estos fondos, ha perdido billones de dólares en las
últimas semanas.
¿Y los desafíos en materia de medio ambiente y consumo de energía?
Frank Willems. China tiene demasiada poca energía. El
desarrollo concierne sobre todo a la industria pesada, gran consumidora de
energía, y además particularmente contaminante. El gobierno y los dirigentes
políticos son muy conscientes de la necesidad de intervenir radicalmente en
este terreno. La población aún no se da cuenta de la misma forma. Hace años, se
decía: “Esperemos que Occidente llegue con su maravillosa tecnología, y después
las retomaremos a nuestra cuenta.” Es lo que están haciendo de hecho: células
fotoeléctricas, turbinas eólicas, etc. Bélgica invertirá en el tratamiento de
desechos y América en la transformación propia de la hulla. Pero crece la
consciencia de que China e India influencian tanto la energía y la
contaminación del planeta que ellas mismas deben jugar un papel pionero en la
materia. Tendrán que desarrollar ellas mismas tecnologías de alto valor contra
la contaminación y por la durabilidad de la energía.
Oficialmente, por la vía diplomática, todavía se dice: “No debemos hacer
un mundo, porque después de todo siguen siendo los americanos y los europeos
medios quienes consumen y contaminan más. ¡Que empiecen pues por su lado!”. En
realidad, China se da cuenta de que no puede permitirse esperar. El problema es
que en el plano tecnológico, China aún tiene entre 20 y 30 años de retraso.
¿Muchos desafíos, pero ve usted también puntos fuertes?
Frank Willems. Naturalmente. Si se tiene una fijación con los problemas, resulta imposible
explicar este crecimiento espectacular. El gobierno chino es un factor
poderoso. Cada vez que surge un problema, aparecen expertos occidentales para
decir que habían previsto la catástrofe: la crisis asiática, el atraso de los
campesinos, el desempleo debido a la modernización de las empresas estatales, las
diferencias regionales, el SRAS, el SIDA, la peste aviar y la lengua azul de
los cerdos, por sólo citar algunos. Hasta ahora, el gobierno chino ha sabido
mantener firmemente el control en todos estos desafíos.
El país está dirigido
por profesionales. Hay una continuidad en la gestión que hace que sea posible
una visión a largo plazo. El Partido Comunista está en condiciones de dirigir
el país en función de lo que considera que son los intereses del pueblo, sin
tener en cuenta a las poderosas empresas privadas cuando éstas van en contra
del interés general. La estrategia se define de manera pragmática según el
principio de Deng Xiaoping: “Atravesar el río yendo de piedra en piedra”, es
decir probar cosas a escala reducida, y después generalizar lo que funciona
correctamente y hacer correcciones cuando los problemas aparecen claramente.
Para nosotros occidentales, parece que falta una base teórica, pero hasta ahora
ha funcionado.
Y finalmente está el
dinamismo de la población y su fe en un porvenir mejor. Y está apoyando al
gobierno mientras éste siga trabajando bien. En Occidente se escribe y se habla
mucho más de la democracia en China que en el propio Occidente.
Dirk Nimmegeers (dirknim@pandora.be) es miembro de la Asociación Bélgica-China y colaborador del periódico
China Vandaag.
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