Por el Cercle Henri Barbusse
El ascenso del "socialismo con características chinas" genera cada vez más miedo en el capitalismo imperialista y a sus grandes fortunas pero también incomoda a las fuerzas políticas que buscan a lo largo y ancho del mundo una alternativa a la ideología y a las políticas liberales y neocoloniales del capitalismo mundial.
Los imperialistas estadounidenses y europeos se esfuerzan en camuflar las diferencias entre su sistema de explotación del hombre por el hombre basado en la propiedad privada de los medios de producción e intercambio, la plusvalía, el beneficio máximo, y el "socialismo con características chinas".
En los países imperialistas (USA, UE, Japón) decadentes y en crisis, las fuerzas sociales y políticas que buscan una alternativa a los efectos devastadores del capitalismo ignoran las diferencias entre el Occidente capitalista-imperialista y el "socialismo de mercado" chino. Al ignorarlas, estas fuerzas alternativas antiliberales, incluyendo las que se reclaman del comunismo, miran a otra parte en búsqueda de una hipotética tercera vía en lugar de hacer un estudio serio y científico de la experiencia china en las condiciones actuales de la correlación de fuerzas nacida de la derrota temporal del campo socialista. Las experiencias de China, de Corea del Norte, de Vietnam y de Cuba, supervivientes del campo socialista derrotado, son erróneamente consideradas sin interés alguno. Así, algunos hablan del "socialismo del siglo XXI" adoptando la táctica de la avestruz ante estas experiencias y sin definir el contenido de clase, ni el fondo, ni la forma.
Esta consigna vacía da así la vuelta al mundo. Incluso en las neocolonias y países dependientes, vemos una actitud idéntica influenciada por la propaganda imperialista occidental que presenta a China como un "nuevo imperialismo competidor" y depredador.
Esto es particularmente cierto en África donde permanecen en silencio algunos "ex-prosoviéticos" mientras que algunos "ex-maoístas pro-chinos", al igual que las burguesías neocoloniales, repiten como loros la mentira propagada por sus amos imperialistas occidentales acerca del "nuevo colonialismo chino". Es por tanto necesario analizar la evolución de China a la luz del reto de la lucha de clases entre capital y trabajo, de la lucha de liberación nacional de los pueblos contra la opresión imperialista y del enfrentamiento inevitable entre imperialismo y supervivientes del campo socialista, del que vemos ya algunas manifestaciones con el bloqueo contra Cuba y Corea del Norte y la guerra económica contra China y el nuevo ciclo de guerras imperialistas.
África, Sudamérica y China bajo dominación
China es una de las más antiguas civilizaciones de la humanidad. Ha sido una potencia feudal bajo los distintos emperadores que la han gobernado durante siglos. Es considerada por algunos economistas como la primera economía mundial hasta principios del siglo XVIII.
Mucho antes de la era capitalista inaugurada con la expedición de Cristóbal Colón hacia las Américas, la China feudal era también una potencia científica y tecnológica como ilustran las expediciones marítimas del navegador chino Zheng He, almirante de la flota imperial del emperador Zhu Di (Yong Le), de la dinastía Ming: "La preparación de las expediciones es meticulosa, con la fundación por ejemplo de un instituto de lenguas extranjeras en Nanjing. Los intercambios comerciales son numerosos. De uno de estos viajes, trae una jirafa de Malindi, una ciudad swahili (el actual Kenya), que es considerada en China como un ejemplar del qilin, un animal legendario. Oro, plata, porcelana y seda son intercambiados por marfil y animales exóticos, como la cebra, el dromedario o la avestruz. Zheng He explora, durante todos estos años de viaje, las costas del sudeste asiático (en particular Java y Sumatra en la actual Indonesia); numerosas islas del Océano Índico (en particular el actual Sri Lanka). Remonta el Mar Rojo hasta Egipto y baja las costas africanas hasta Mozambique. Es después de una de estas expediciones que en 1414, el sultán de Malindi (en el actual Kenya) inaugura relaciones diplomáticas con China. Antes de estas exploraciones, la única otra expedición china lejana documentada es la del monje Xuanzang para traer de la India textos budistas, expedición que luego será relatada en la famosa obra La Peregrinación hacia el Oeste, aunque algunos testimonios dan fe de viajes hasta la península arábiga ya desde la dinastía Han, a principios del primer milenario. Cartas marítimas chinas circulan en el golfo pérsico entre marineros árabes, seguidos por los venecianos" (Wikipedia). Pero "a diferencia de los portugueses, los viajes de exploración emprendidos por los chinos no condujeron a una empresa de expansión ultra-mar" (ídem). Efectivamente, es el capitalismo europeo quien iba a abrir a partir de 1492 un periodo de conquistas territoriales y comercio triangular mediante la trata de negros de África después del genocidio de los amerindios.
Es después de las guerras del opio en el siglo XIX cuando las potencias capitalistas de Europa sojuzgaron a China, que seguía siendo feudal. Toda la parte marítima de China fue sometida por la violencia al comercio de las potencias capitalistas de Europa, que iniciaron el desmembramiento de China al apropriarse Hong Kong y Macao, que solamente fueron restituidas en 1997 [NdT: allí hay un error del autor del texto, pues Macao fue restituida en 1999].
Ilustración de un periódico anticolonialista francés durante las guerras del opio en China (siglo XIX) |
África también conoció tiempos de gloria con el Egipto faraónico, que es la más antigua civilización de la cuenca mediterránea y del mundo, como explica el historiador Cheikh Anta Diop.
Historiadores africanos revelan incluso que "Abubakri II (o Abubakar II, apodado el "emperador explorador") sería un emperador de Malí que habría reinado entre 1310 y 1312. En la tradición de los soberanos navegadores, habría partido hacia el oeste hasta la costa del Océano Atlántico, desde donde habría lanzado dos expediciones marítimas para ver "lo que había al otro lado del gran charco". Habiendo tomado la dirección de la segunda, jamás regresó de ella. Algunos han afirmado que habría llegado a América (antes de Cristóbal Colón), donde unos "negros" habrían sido apercibidos en el continente, como reportan López de Gómara o Pedro Mártir de Anglería. La fuente de esta historia se encuentra en la enciclopedia Masalik al-Absar de Shihab al-Din al-Umari (1300-1349), historiador de origen sirio, activo en Egipto. Este último tenía 24 años cuando el emperador maliense Mansa Musa dio de qué hablar en Egipto por su riqueza en oro cuando hizo su peregrinaje a La Meca en 1324. Según Al-Umari, cuando el gobernador de El Cairo le preguntó como consiguió el trono, Musa Ibn Amir Hajib contestó que aseguró la regencia del imperio cuando su predecesor partió hacia el Océano Atlántico" (Wikipedia).
Los imperios de Soninke, de Malí y de Songhai, por quedarnos en el oeste africano, y la Carta de Mandén bajo el emperador Sundjata Keita, que se puede considerar como uno de los textos más antiguos sobre los derechos humanos, son también pruebas históricas de que África conoció un proceso de evolución endógeno que solamente sería interrumpido con el nacimiento del capitalismo en Europa, con la trata de negros, la colonización y el semi-colonialismo. Lo mismo ocurre con América con las civilizaciones Inca y Azteca, sin olvidar las civilizaciones de la cuenca mediterránea, árabes, persas y turcos, cuyos aportes científicos y tecnológicos también serán importados por Europa, donde nacerá el capitalismo.
De esta manera Asia, América y África van a ser integradas mediante la violencia y la dominación en el proceso de "globalización capitalista", cuya fase superior es el imperialismo, con su fusión del capital bancario e industrial, sus empresas monopolísticas, sus guerras y su reparto colonial del planeta. El curso histórico del desarrollo endógeno de los modos de producción pre-coloniales hacia el capitalismo será interrumpido por la anexión colonial y el neocolonialismo.
Asia despega, en particular China
En el XIX Congreso del Partido Comunista Chino, el informe de su Secretario General, Xi Jinping, hace el balance siguiente: "la edificación económica ha cosechado éxitos importantes [...] Se ha mantenido un crecimiento medianamente elevado de la economía, de manera que nuestro país se encuentra en el primer rango de los principales países del mundo. Pasando de 54 billones de yuanes a 80 billones, el PIB de nuestro país ocupa el segundo lugar del mundo, con una contribución superior al 30% al crecimiento de la economía mundial. La reforma estructural desde el lado de la oferta se ha mantenido en profundidad, lo que ha permitido una optimización continua de nuestra estructura económica; la economía numérica y otras industrias nuevas han conocido un desarrollo fulgurante; la construcción de infraestructuras como líneas ferroviarias de alta velocidad, las rutas, los puentes, los puertos y los aeropuertos se ha acelerado. La modernización de la agricultura ha progresado a paso seguro, llevando la capacidad de producción de cereales a 600 millones de toneladas. La tasa de urbanización ha crecido de media un 1,2% al año, mientras que 80 millones de rurales se han instalado para convertirse en urbanos [...] La estrategia de desarrollo mediante la innovación ha sido aplicada de manera enérgica [...] se han logrado grandes realizaciones científicas y tecnológicas, como el módulo espacial Tiangong, el sumergible Jiaolong, el radiotelescopio esférico de apertura única Tianyan, el explorador de partículas de materia negra Wukong, el satélite de comunicación cuántica Mozi y el gran avión portador [...] los trabajos de construcción en los islotes y los arrecifes en el Mar de China Meridional. Se ha perfeccionado poco a poco un nuevo sistema de economía abierta, mientras que nuestro comercio exterior, nuestras inversiones en el extranjero y nuestras reservas de divisas se han clasificado sólidamente en las primeras filas en el mundo."
La cooperación soviética permitió durante los años 50 que se inicie una industrialización real en la China Popular (cartel de los años 50) |
La China socialista ha "por otra parte [...] tomado la iniciativa de construir una comunidad de destino para la humanidad y promovido la reforma del sistema de gobernanza mundial. Todo ello ha permitido a China gozar de una influencia creciente en el plano mundial, suscitar una adhesión creciente alrededor de ella y jugar un papel cada vez más activo en la remodelación de las relaciones internacionales. Así es como hemos podido aportar nuevas e importantes contribuciones a la paz y al desarrollo en el mundo" (ídem).
Los comunistas chinos consideran que "con la entrada del socialismo con características chinas en la nueva era, la principal contradicción en la sociedad china se ha transformado en la contradicción entre la aspiración creciente de la población a una vida mejor y el desarrollo desequilibrado e insuficiente de China. Nuestro país ya ha conseguido asegurar la satisfacción de las necesidades elementales y cotidianas de más de 1000 millones de personas, a conseguir en lo esencial una prosperidad media, y a alcanzar pronto la edificación integral de la sociedad moderadamente acomodada; las necesidades de la población para una vida mejor [...] exigente no solamente en lo que respecta a la vida material y cultural, sino también con respecto a la democracia, la legalidad, la justicia, la seguridad y el medio ambiente [...] Mientras que las fuerzas productivas sociales en China se encuentran en su conjunto en un nivel mucho más elevado y que nuestro país está en el primer rango mundial en numerosos terrenos en términos de capacidad de producción, el problema del desarrollo desequilibrado e insuficiente se impone con agudeza y es considerado además como el principal hándicap para satisfacer la aspiración creciente de la población a una vida mejor [...] El Partido y el Estado deben entonces actuar [...] al perseguir nuestros esfuerzos a favor del desarrollo, hacer todo lo posible para resolver el problema ligado a un desarrollo desequilibrado e insuficiente, y mejorar sensiblemente su calidad y sus logros, de manera a satisfacer de la mejor manera las necesidades crecientes de la población en los terrenos económico, político, cultural, social y ecológico" (ídem).
Los comunistas chinos planifican que "el periodo que separa el XIX Congreso del XX Congreso nacional del Partido constituye el periodo de transición entre los objetivos de los 'dos centenarios' [...] La primera fase va de 2020 a 2035; fase durante la cual, partiendo del establecimiento de la sociedad moderadamente acomodada, perseguiremos nuestros esfuerzos por realizar lo esencial de la transformación socialista. China verá entonces su potencia económica, científica y tecnológica crecer considerablemente, y se alzará al primer rango de los países innovadores [...] La segunda fase va de 2035 hasta la mitad del siglo; fase durante la cual, partiendo de la modernización realizada en lo esencial, vamos a perseguir nuestros esfuerzos durante otros 15 años para transformar nuestro país en un gran país socialista, hermoso, moderno, próspero, potente, democrático, armonioso y altamente civilizado [...] China se alzará al primer rango en el mundo" (ídem).
Estudiar científicamente la experiencia china
En vista de este informe, se revela que el Partido Comunista Chino (PCCh) sigue afirmándose como partido marxista-leninista que tiene como objetivo seguir con la edificación del socialismo. Los comunistas escépticos o que se hacen preguntas sobre la experiencia china se ven confrontados ante los hechos, ante la realidad objetiva de una estrategia de "socialismo de mercado", que también podríamos llamar "capitalismo de Estado", lo cual no cambia nada al fondo, y cuyos logros consistentes en el desarrollo económico, social y cultural de este país-continente de más de 1000 millones de habitantes han sido logrados por el Partido Comunista, es decir la vanguardia del proletariado chino.
En la base de la existencia de la burguesía en el país e incluso en el partido, está la diferenciación teórica y práctica entre burguesía nacionalista y compradora, es decir la oposición entre la fracción de la burguesía que lucha por la independencia nacional y la que se vende al imperialismo. En China, la burguesía compradora históricamente se ha refugiado en lo esencial en Taiwán, Hong Kong y Macao. La que se había quedado en la China continental se alió con el Partido Comunista y es incluso militante del mismo. En el Partido y en el Estado coexisten proletariado, campesinado, intelligentsia y burguesía nacionalista. Estas clases sociales que tienen por objetivo la revolución de liberación nacional anti-imperialista aceptan la dirección del Partido Comunista que pilota el proceso de desarrollo nacional que está en la base de la edificación de la sociedad socialista.
¿No vemos allí elementos que se encuentran en la estrategia diplomática defensiva para la paz de Corea del Norte que reúne en parte a sectores de la burguesía surcoreana contra la agresividad de los imperialistas USA y que tiene como objetivo "un país, una nación, un pueblo y dos sistemas"? ¿No vemos allí un aspecto del "socialismo de mercado" vietnamita? ¿No vemos allí la vía adoptada por Cuba con los "trabajadores por cuenta propia"?
Se puede señalar la contradicción permanente entre los intereses de clase del proletariado, del campesinado pobre y de la burguesía. Pero no se puede ignorar que el factor NACIONAL, es decir la liberación nacional y la salida del subdesarrollo impuesto por el imperialismo puede hacer prevalecer la unidad de contrarios. Lucha de contrarios y unidad de contrarios están en relación dialéctica de manera que la lucha de contrarios puede temporalmente (y dependiendo de la situación objetiva durante un periodo histórico relativamente largo) ceder su lugar estratégico de contradicción principal a la unidad de contrarios. Se trata aquí de un compromiso entre clases sociales patrióticas.
Es manifiestamente lo que ocurre en China. Hay que mirar esta ecuación no solamente desde el punto de vista del proletariado, del campesinado por largo tiempo mayoritario en China, sino también desde el punto de vista de la burguesía nacional. Uno de los factores clave aquí es el interés común a todas las clases de la sociedad china (con excepción de la burguesía compradora) de acabar con el hambre, el semi-colonialismo y el semi-feudalismo y, después de las dos revoluciones en 1912 y en 1949, de edificar un país y una sociedad desarrollada oponiéndose al imperialismo.
Allí es donde los dirigentes del PCCh han sabido, a partir del análisis concreto de las condiciones de su país, proponer a las clases sociales una alianza que las reúna a todas (proletariado, campesinado, intelligentsia y burguesía nacionalista) bajo la dirección de los comunistas para liberar y desarrollar el país. Mao Zedong fue el primero en haber teorizado tal alianza estratégica que pone en movimiento la dialéctica de "la lucha y unidad de contrarios" a partir de la diferencia entre "contradicción principal y secundaria". La experiencia china demuestra que en algunas condiciones la burguesía nacionalista puede aceptar temporalmente el papel dirigente del Partido Comunista, el cual favorece un compromiso que permite el beneficio capitalista al mismo tiempo que eleva el nivel de vida general del conjunto de los trabajadores.
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Elevar una barrera infranqueable entre las experiencias soviética, china, coreana, vietnamita y cubana, etc., es una desviación de izquierda anti-marxista-leninista que consiste en confundir la esencia, el contenido de clase con las formas y particularidades nacionales, al mismo tiempo que ignora la correlación de fuerzas entre clases a escala nacional e internacional, que necesariamente tiene que influir en el proceso revolucionario.
Absolutizar o subestimar las particularidades nacionales hasta el punto de cambiarle el significado al fondo, la esencia de clase del proceso revolucionario, es caer en una desviación de derecha y capitular en la lucha de clases y la lucha nacional revolucionaria para emanciparse de la dominación imperialista.
Ignorar o subestimar las particularidades nacionales hasta el punto de no considerar ningún compromiso, de no tener en cuenta la realidad de la correlación de fuerzas como hacen los grupos trotskistas sectarios que oponen sistemáticamente frente popular y clase contra clase, es convertirse en un revolucionario de salón que no merece más que el desprecio de las clases oprimidas.
Los hay que dedican su tiempo en construir murallas de China entre la matriz de las revoluciones que es Octubre de 1917 y las revoluciones china, coreana, vietnamita, cubana. Pero si bien ninguna es la copia de la otra, tienen, por el lugar y el papel de los Partidos Comunistas respectivos, a la vez grandes diferencias ligadas a las condiciones nacionales propias y a las condiciones del momento, y grandes similitudes ligadas a las clases sociales que representan, aunque en este plano también tienen ciertas particularidades, en particular en lo que respecta a la cuestión de las alianzas con las burguesías nacionales.
La URSS liquidó a la burguesía como clase social al expropiarla cuasi-integralmente entre 1928 y 1936, lo cual no es el caso en China. En Cuba lo esencial de la burguesía se ha exiliado donde está el gran hermano de clase, que al mismo tiempo es amo y señor en Miami en los Estados Unidos. En Corea, la burguesía se ha dotado de su Estado de clase en el sur bajo la protección del imperialismo USA. En Vietnam, los burgueses han sido saboteados en su proyecto de Estado en el sur y muchos se han convertido en "boat-people" recuperados por los imperialistas de Europa y Estados Unidos.
No hay fundamento científico alguno para exagerar las diferencias existentes hasta el punto de estar ciego ante el contenido de clase y el objetivo de clase de las experiencias revolucionarias comunistas. Tampoco se puede, excepto si queremos insultar el materialismo dialéctico y el materialismo histórico, hacer de los errores cometidos por los unos y los otros (y los hubo a veces de una gran importancia como el de la división del Movimiento Comunista Internacional y el de las alianzas con el imperialismo) como si tuvieran el alcance irremediable de la traición criminal de la socialdemocracia durante la guerra imperialista de 1914-1918, que apoyaba y llamaba a los obreros de cada país a dispararse entre ellos para los intereses de los capitalistas o la traición de la dirección del PCUS que entre 1985 y 1991 organizó la derrota del campo socialista, la contrarrevolución burguesa y la restauración del capitalismo en la patria de Lenin.
Hay que decirlo claramente: las experiencias socialistas-comunistas en curso en China, en Corea del Norte, en Vietnam y en Cuba ponen en tela de juicio las pretensiones pomposas de los oportunistas de derecha y de los izquierdistas sectarios en el Movimiento Comunista en cada país y a escala internacional.
Aquellos y aquellas que adquieran consciencia de ello deben reestudiar estas experiencias a la luz de los hechos y de la práctica para reaprender, sobre la base del materialismo dialéctico y del materialismo histórico, las verdaderas lecciones de Octubre de 1917 y del marxismo-leninismo como guía para la acción revolucionaria del proletariado y de los pueblos oprimidos.
Dicho esto: todas estas experiencias plantean la cuestión fundamental de Lenin en la época de la NEP en cada etapa de su desarrollo: ¿Quién vencerá? Allí es donde la vigilancia debe ser rigurosa sin capitular jamás frente al enemigo de clase interior y exterior. La URSS, que se había deshecho de la clase burguesa, sufrió la derrota y el regreso del capitalismo, por lo tanto es aún más cierto para los países donde coexiste el proletariado a la cabeza del Estado y las burguesías en la economía. Pero en vista de los éxitos de los supervivientes del campo socialista, no hay ningún motivo para alarmarse en cada giro de la lucha de clases en estos países resistentes que actualmente le hacen honor al comunismo mundial.
Fuente: http://cercles.communistes.free.fr/chb/publi/tracts/2018_09_01_chine.pdf
Los hay que dedican su tiempo en construir murallas de China entre la matriz de las revoluciones que es Octubre de 1917 y las revoluciones china, coreana, vietnamita, cubana. Pero si bien ninguna es la copia de la otra, tienen, por el lugar y el papel de los Partidos Comunistas respectivos, a la vez grandes diferencias ligadas a las condiciones nacionales propias y a las condiciones del momento, y grandes similitudes ligadas a las clases sociales que representan, aunque en este plano también tienen ciertas particularidades, en particular en lo que respecta a la cuestión de las alianzas con las burguesías nacionales.
La URSS liquidó a la burguesía como clase social al expropiarla cuasi-integralmente entre 1928 y 1936, lo cual no es el caso en China. En Cuba lo esencial de la burguesía se ha exiliado donde está el gran hermano de clase, que al mismo tiempo es amo y señor en Miami en los Estados Unidos. En Corea, la burguesía se ha dotado de su Estado de clase en el sur bajo la protección del imperialismo USA. En Vietnam, los burgueses han sido saboteados en su proyecto de Estado en el sur y muchos se han convertido en "boat-people" recuperados por los imperialistas de Europa y Estados Unidos.
No hay fundamento científico alguno para exagerar las diferencias existentes hasta el punto de estar ciego ante el contenido de clase y el objetivo de clase de las experiencias revolucionarias comunistas. Tampoco se puede, excepto si queremos insultar el materialismo dialéctico y el materialismo histórico, hacer de los errores cometidos por los unos y los otros (y los hubo a veces de una gran importancia como el de la división del Movimiento Comunista Internacional y el de las alianzas con el imperialismo) como si tuvieran el alcance irremediable de la traición criminal de la socialdemocracia durante la guerra imperialista de 1914-1918, que apoyaba y llamaba a los obreros de cada país a dispararse entre ellos para los intereses de los capitalistas o la traición de la dirección del PCUS que entre 1985 y 1991 organizó la derrota del campo socialista, la contrarrevolución burguesa y la restauración del capitalismo en la patria de Lenin.
Hay que decirlo claramente: las experiencias socialistas-comunistas en curso en China, en Corea del Norte, en Vietnam y en Cuba ponen en tela de juicio las pretensiones pomposas de los oportunistas de derecha y de los izquierdistas sectarios en el Movimiento Comunista en cada país y a escala internacional.
Aquellos y aquellas que adquieran consciencia de ello deben reestudiar estas experiencias a la luz de los hechos y de la práctica para reaprender, sobre la base del materialismo dialéctico y del materialismo histórico, las verdaderas lecciones de Octubre de 1917 y del marxismo-leninismo como guía para la acción revolucionaria del proletariado y de los pueblos oprimidos.
Dicho esto: todas estas experiencias plantean la cuestión fundamental de Lenin en la época de la NEP en cada etapa de su desarrollo: ¿Quién vencerá? Allí es donde la vigilancia debe ser rigurosa sin capitular jamás frente al enemigo de clase interior y exterior. La URSS, que se había deshecho de la clase burguesa, sufrió la derrota y el regreso del capitalismo, por lo tanto es aún más cierto para los países donde coexiste el proletariado a la cabeza del Estado y las burguesías en la economía. Pero en vista de los éxitos de los supervivientes del campo socialista, no hay ningún motivo para alarmarse en cada giro de la lucha de clases en estos países resistentes que actualmente le hacen honor al comunismo mundial.
Cartel chino que compara la Comuna de Shanghái (1922), que prepara la revolución china, con la Comuna de París (1871) |
Fuente: http://cercles.communistes.free.fr/chb/publi/tracts/2018_09_01_chine.pdf
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