Avión A320 en proceso de ensamblaje en la instalación de ensamblaje final de Airbus en Tianjin, 7 de septiembre de 2010
Este artículo, publicado en octubre de 2013 en la página web de la revista Qiushi (órgano de expresión del Comité Central del PCCh), fue escrito por el camarada Liu Lihua, Viceministro de Industria e Información Tecnológica de la República Popular de China. En él, Liu Lihua nos da algunas de las claves que, siempre bajo el punto de vista de la dirigencia china, explican el reciente giro hacia una mayor apertura de la economía china decidido en la III sesión plenaria del Comité Central del PCCh. Lo traduje pensando que era importante que fueran los propios dirigentes chinos quienes tuvieran la oportunidad de explicarnos el porqué de las últimas decisiones del PCCh.
La ampliación de la apertura representa una importante fuerza motriz en los esfuerzos de China por elevar la calidad y la eficiencia de su desarrollo económico. Después de un periodo de esfuerzos incesantes, la industria China puede enorgullecerse de tener su propia ventaja competitiva, impulsándose la transición de China de nación industrial destacada a nacional industrial dirigente. Para conseguir nuestro objetivo de convertirnos en nación industrial dirigente, debemos promover de manera resuelta el desarrollo, la reforma y la innovación a través de la apertura, transformar y actualizar plenamente nuestra industria, y mejorar la calidad y la eficiencia de nuestro desarrollo industrial.
I. Un nuevo punto de partida para el desarrollo abierto de la industria de China
Desde el comienzo de la política de reforma y apertura hace 35 años, el compromiso de China con la apertura, como política estatal de base, ha permitido un salto adelante histórico de su desarrollo industrial. Hoy, China puede enorgullecerse de tener un sistema industrial moderno y plenamente integrado, que incluye todos los sectores industriales incluidos en el International Standard Industrial Classification (ISIC) de Naciones Unidas. En lo esencial, esta infraestructura industrial es capaz de satisfacer las necesidades económicas y sociales de China.
La industria manufacturera de China es la más grande del mundo. Nuestro país es el primer productor mundial de alrededor de 220 de los 500 principales productos industriales, mientras que su producción de acero, cemento, ordenadores, aires acondicionados y televisores en color equivale a cerca de la mitad de la producción mundial. Los datos indican que la producción manufacturera de China representó el 19.8% de toda la producción manufacturera mundial en el año 2010. Además, la combinación de costes laborales relativamente bajos, un equipo completo de industrias y una excelente infraestructura han otorgado a China ventajas únicas en el desarrollo de la industria, permitiendo un incremento constante de la competitividad de su sector manufacturero. Según un informe publicado por la Organización para el Desarrollo Industrial de Naciones Unidas (UNIDO), el índice de Competitividad Industrial de China ha subido del 31º puesto en el año 2000 al 5º en 2010.
Con el rápido desarrollo de su industria, la economía de China ha conseguido integrarse en la economía mundial. En 2012, la exportación de mercancías de China alcanzó el 11.2% de la producción mundial, haciendo de ella el primer exportador del mundo, siendo su producción industrial el 95% de estas exportaciones. En el mismo año, la importación de mercancías de China se mantuvo en el 9.8% del total mundial, haciendo de ella el segundo mayor importador del mundo. China ha atraído más inversiones extranjeras que cualquier país en vías de desarrollo durante 21 años consecutivos, habiendo llegado al 7% la parte que China ocupa en la inversión extranjera mundial. Además, con los esfuerzos acelerados de las empresas chinas para “ir hacia afuera”, las inversiones directas extranjeras no-financieras de China han alcanzado los 77.2 billones de dólares, y ya han surgido una par de corporaciones multinacionales.
El rápido crecimiento de China como nación industrial destacada se ha producido al calor de la constante profundización del país en la política de apertura. Pese a ello, las grandes envergaduras pero con poca fuerza, así como la falta de competitividad, están siendo cada vez más un problema para la industria china. Las principales ventajas del sector manufacturero de China son su gran mercado y sus factores de producción relativamente baratos. Sin embargo, estas ventajas, ligadas a los bajos costes, están principalmente asociadas a industrias, productos y procesos de producción que van de la pequeña a la mediana dimensión. Actualmente, la economía abierta de China aún se caracteriza por un modelo de desarrollo extensivo: la industria de transformación* de China representa el 42.1% de las exportaciones chinas, y la mayoría de las empresas carecen de tecnología punta y de marcas independientes, lo que supone que sus productos sean de bajo valor añadido y reporten beneficios muy exiguos. Durante mucho tiempo, China se ha apoyado en los bajos costes para ocupar mercados internacionales. Sin embargo, esto no le ha permitido tener mucha autoridad a China en el comercio internacional, especialmente en lo que respecta a los precios. Como resultado de ello, la mayoría de los beneficios han ido a las empresas extranjeras. Además, la relativamente inadecuada capacidad de las empresas chinas para operar en el terreno internacional y para proteger sus legítimos derechos e intereses, utilizando el derecho internacional, aumenta el riesgo de la política de “ir hacia afuera”.
Por lo tanto, China necesita encontrar un momento oportuno para reajustar las estrategias y las prioridades de la política de apertura. Dada la falta de capital y de tecnología que China ha tenido en los primeros años de la política de reforma y apertura, era correcto que en aquella época China pusiera el énfasis en la apertura, incrementando sus exportaciones y utilizando el capital extranjero. Pero la situación ahora es diferente: China se ha convertido en el mayor propietario de divisas extranjeras; 73 empresas chinas están en el ranking de las 500 mayores empresas; y ha surgido un excedente estructural en el sector manufacturero del país. Esto significa que China ha entrado en una nueva fase en la que se debe poner énfasis tanto en la estrategia de “traer hacia dentro” como en la de “ir hacia afuera”. Por lo tanto, además de optimizar su estructura de mercado y hacer más efectiva la utilización de los capitales extranjeros, China debe acelerar su estrategia de “ir hacia afuera” y participar activamente en la gobernanza económica mundial.
II. Nuevas condiciones en el desarrollo abierto de la industria china
En lo esencial, el proceso de promoción de la modernización económica y social es un proceso de promoción de la industrialización. Por lo tanto, es fundamental que tengamos una comprensión exacta de las nuevas oportunidades y los nuevos desafíos a los que se enfrenta el desarrollo industrial de china. Sobre la base de esta comprensión, debemos incrementar, ampliar y profundizar nuestros esfuerzos para promover la apertura de nuestra industria hacia el mundo exterior, y esforzarnos por hacer nuevos progresos en lo que respecta a la fortaleza global y la competitividad de la industria China.
Desde el punto de vista internacional, la profundización de la globalización económica está causando profundos cambios en la cadena industrial mundial. En primer lugar, se han producido profundos reajustes en la división internacional del trabajo. Muchos países desarrollados han lanzado estrategias para reindustrializarse y traer de nuevo las manufacturas a casa. Haciendo uso de sus ventajas financieras y técnicas, estos países se han apresurado en controlar la parte final de la cadena industrial de creación de valor, mientras que las economías emergentes han incrementado su participación en las industrias donde gozan de ventajas comparativas. En estas circunstancias, la industria de China se enfrenta a la tesitura de verse asfixiada por los países desarrollados y las economías emergentes. Pero esta situación también le ha dado a China la oportunidad de mejorar su posición en la división internacional del trabajo haciendo uso de la innovación y de los factores de producción existentes en el mundo. En segundo lugar, la competición por los mercados se está volviendo cada vez más feroz. La economía mundial se ha mantenido estancada desde el estallido de la crisis financiera internacional. Con cambios perceptibles en la demanda mercantil, la furia internacional por los mercados se ha vuelto cada vez más feroz, y han vuelto a aparecer todo tipo de proteccionismos. Como resultado de ello, China se ha visto confrontada con crecientes fricciones comerciales y con un número creciente de disputas comerciales. En el año 2012, China tuvo que enfrentarse a 77 investigaciones sobre medidas correctivas comerciales que implicaban un cifra total de 27.7 billones de dólares, lo que supuso un crecimiento del 11.6% y del 369.5% respectivamente, con respecto al año anterior. En tercer lugar, la reforma de la innovación científica y tecnológica está permitiendo nuevos descubrimientos. Desde el comienzo de siglo, se han alcanzado niveles sin precedentes de innovación en la ciencia y la tecnología, la industria, y los modelos de gestión empresarial, demostrándose que una nueva revolución industrial está en el horizonte. En gran medida, la posición de China en la economía mundial estará determinada en función de si podrá o no aprovechar una nueva fase de desarrollo, que se caracterizará por la integración de las tecnologías y las redes de la información y la tecnología manufacturera puntera, y por lo tanto mantener una ventaja competitiva en la competición científica, tecnológica e industrial.
En cuanto al terreno nacional, los cambios profundos en las condiciones externas e internas del desarrollo industrial de China han hecho de la transformación industrial una tarea extremadamente urgente. Durante un periodo considerable de tiempo, el modelo extensivo de China se ha caracterizado por un consumo excesivo de recursos energéticos y por serios problemas de contaminación ambiental. En este momento, los recursos ambientales y energéticos de China ya no son capaces de mantener este crecimiento extensivo, caracterizado por elevados gastos de producción, un elevado consumo y la contaminación. Por otra parte, el debilitamiento de las ventajas tradicionales de China ha subrayado la urgente necesidad de crear nuevas ventajas competitivas. En los años recientes, los costes laborales se han incrementado drásticamente, y los precios de factores de producción como la tierra y el petróleo también han seguido aumentando, minando gradualmente la tradicional ventaja que tenía China con los bajos costes. Por lo tanto, la única oportunidad que tiene China de convertirse en una nación industrial dirigente es adoptar un nuevo enfoque de la industrialización. Para mejorar nuestra competitividad internacional, debemos implementar rápidamente una estrategia de desarrollo basada en la innovación, darle mayor importancia al mejoramiento de las cualidades inherentes de nuestro desarrollo industrial, esforzarnos en fomentar y crear nuevas ventajas competitivas, y facilitar la transición dinámica y ordenada de nuestras ventajas competitivas.
La globalización económica y la integración acelerada de China en la economía mundial son tendencias irreversibles. En este contexto, la única manera de que China pueda obtener nuevas ventajas competitivas en la competición global es ir al mismo ritmo que las tendencias del desarrollo económico mundial y participar plenamente en la competición mundial y la división industrial del trabajo. La historia nos ha demostrado que un enfoque a puerta cerrada del desarrollo sólo conducirá a un callejón sin salida. Desde una perspectiva a largo plazo, China necesitará adoptar una estrategia de apertura más proactiva si quiere fomentar nuevas ventajas competitivas en la competición industrial. Para ello, debemos trabajar para integrar aún más nuestra industria en el sistema económico mundial, promover la transformación y la actualización de nuestras industrias mediante una mayor apertura, y esforzarnos en mejorar la capacidad de nuestras empresas a la hora de optimizar la asignación de recursos a una escala global, curtiéndolas por tanto en la feroz competición internacional.
III. Promover la transformación y la actualización de nuestras industrias a través de una política de apertura
Con vistas a promover la transformación de China de nación industrial destacada a nación industrial dirigente, tenemos que seguir abriéndonos hacia niveles superiores, planificar la transformación y la actualización de la industria nacional en el contexto mundial de cambios industriales, y hacer un mejor uso de los recursos y los mercados, tanto de los internos como de los extranjeros.
1. Tenemos que mejor la competitividad de las industrias. Siguiendo con la atracción de inversiones, tecnología y personal altamente cualificado desde el extranjero, debemos animar a las corporaciones internacionales a que establezcan centros de I+D y a que incrementen la I+D en China, animando activamente al personal técnico para que establezca empresas o emprenda investigaciones científicas en China, y a que pongan a trabajar los cerebros extranjeros, para promover la transición del “made in China” al “created in China”. Además, debemos animar a las empresas chinas a que se comprometan con una cooperación avanzada con corporaciones multinacionales en la cadena mundial de creación de valor, asimilando activamente los conceptos avanzados; aprendiendo de las experiencias de empresas extranjeras en lo que respecta la gestión de calidad, la creación de marcas, la comercialización y el marketing; y promoviendo las innovaciones en tecnología, calidad y gestión en el seno de las empresas chinas, con vistas a establecer nuevas ventajas basadas en la tecnología, la creación de marcas, la calidad y los servicios.
2. Tenemos que tener en cuenta la división internacional del trabajo cuando hagamos planes para la industria nacional. Aprovechando la oportunidad que nos presentan los cambios profundos en el panorama económico mundial, debemos animar a las empresas competitivas y a las industrias emergentes estratégicas a que participen activamente en la competición y la cooperación internacional, con vistas a acelerar su integración en los segmentos más elevados de la cadena de creación de valor. También debemos esforzarnos en promover la transformación y la actualización de industrias tradicionales. Por ejemplo, debemos animar a nuestra industria de transformación a expandirse desde la fase de procesamiento y ensamblaje hasta la I+D, el diseño y la fabricación de componentes de base, con vistas a incrementar el valor añadido de la industria manufacturera china. Además de promover la participación de las regiones costeras del este en la competición internacional a un nivel más avanzado, también tenemos que darle importancia al establecimiento de mecanismos para coordinar la relocalización industrial entre regiones, y animar a las industrias en las regiones costeras del este a relocalizarse hacia las regiones del centro y del oeste de una manera ordenada. Por encima de todo, tenemos que adoptar medidas razonables para orientar la inversión extranjera hacia las regiones del centro y del oeste. Mejorando la capacidad de estas regiones a la hora de utilizar las inversiones extranjeras, podremos permitirles gozar más de los frutos del desarrollo abierto.
3. Tenemos que acelerar el ritmo de nuestra estrategia de “ir hacia afuera”. Tenemos que animar a las empresas a invertir y establecer factorías en otras regiones donde los mercados y los recursos sean disponibles, y guiar a las empresas técnicamente maduras como la industria ligera, la textil y la de electrodomésticos, las industrias de procesamiento preliminar de segmentos de acero y de metales no ferrosos, la industria petroquímica, y las industrias con excesos de producción para que relocalicen de manera ordenada. Al mismo tiempo, también debemos animar a las grandes empresas con una fuerte posición financiera a que creen instituciones de I+D, instalaciones de producción y redes de distribución en países extranjeros, a través de fusiones y adquisiciones transnacionales e inversiones pioneras. A través de la integración de los recursos y de las cadenas de creación de valor, estas compañías serán capaces de facilitar a las empresas pertinentes, río arriba y río abajo, el poder salir hacia el extranjero como parte de la misma cadena industrial.
4. Tenemos que fortalecer la cooperación internacional diversificada. Al mismo tiempo que trabajamos para proporcionar una base sólida sobre la que las empresas china puedan expandir sus mercados, tenemos que participar activamente en la gobernanza económica mundial; poner en aplicación el papel del gobierno y de las asociaciones comerciales; participar activamente en el diseño y la formulación de reglas económicas y comerciales internacionales; y trabajar para establecer y conservar un mecanismo multilateral de mercado que sea equilibrado, recíprocamente ventajoso y enfocado hacia el desarrollo. También tenemos que establecer firmemente la noción del beneficio mutuo. Para hacerlo, debemos promover la cooperación bilateral y multilateral entre gobiernos; esforzarnos para fortalecer la cooperación y los intercambios industriales bilaterales y multilaterales, en virtud de mecanismos de cooperación como el Tratado de Libre Comercio China-ASEAN, la Organización para la Cooperación de Shanghái (OCS), la APEC y el Foro para la Cooperación China-África; y ampliar los mercados para que nuestros productos industriales y nuestras empresas puedan ir hacia el extranjero. Por encima de todo, tenemos que fortalecer la cooperación con los países limítrofes en el desarrollo de las infraestructuras, promover el desarrollo de zonas de cooperación económica transfronterizas, expandir nuestra cooperación industrial y económica, y forjar lazos con los países vecinos.
5. Tenemos que crear un entorno para el desarrollo abierto. Sobre la base de la estrategia a largo plazo para el desarrollo abierto, tenemos que fortalecer la coordinación entre los departamentos pertinentes y coordinar mejor las políticas comerciales e industriales. También tenemos que instar a las empresas chinas que operan en el extranjero a que cumplan con las leyes y las regulaciones locales, le den importancia a la protección de los recursos y la protección medioambiental en los países anfitriones, y a que cumplan activamente con sus responsabilidades sociales. Por encima de todo, tenemos que mejorar los mecanismos que facilitan la cooperación y las inversiones multilaterales y bilaterales; apoyar el desarrollo de organizaciones intermediarias como bancos de inversión, gabinetes de abogados, sociedades contables y agencias de evaluación; y mejorar nuestros esfuerzos para recoger, evaluar y publicar información específica de cada país en materia de política, economía y seguridad, de manera a proveer todo tipo de servicios a las empresas chinas en sus esfuerzos por ir hacia el extranjero. Con la mejora de los mecanismos de seguridad de las fusiones y las adquisiciones que impliquen inversores extranjeros, de las medidas correctivos en lo que respecta a las importaciones, y de los mecanismos de alerta temprana para evitar daños industriales, tenemos que mejorar nuestra capacidad de responder a las fricciones comerciales e implementar medidas de corrección del mercado. Esto nos permitirá salvaguardar los intereses nacionales de China y sus derechos e intereses en materia de desarrollo industrial de manera más efectiva.
*La industria de transformación es la actividad que consiste en importar parte o la totalidad de las materias primas y auxiliares, las partes, componentes, accesorios y material de embalaje desde el extranjero y re-exportar los productos terminados tras el procesamiento o el ensamblaje por empresas dentro del país.
Fuente: http://english.qstheory.cn/economics/201311/t20131113_290379.htm
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