Entrevista concedida por el compañero Li Yonghai al Observatorio de la Política China, el pasado 30 de octubre de 2013.
Ya
jubilado, Li Yonghai ha sido miembro durante dos mandatos de la
Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, pero su trayectoria
está inexorablemente vinculada a la Federación Nacional de Sindicatos
Chinos, donde ha sido director de investigación y miembro destacado de
la comisión de asuntos sociales y legales. En la actualidad, es
vicepresidente del consejo para la promoción del desarrollo de las
viejas bases revolucionarias. Ampliamente reconocido por su profundo
conocimiento de los problemas de la sociedad china, su auctoritas ha
informado algunas decisiones de los máximos dirigentes del país. El
mayor reto en una conversación con Li Yonhgai es conseguir que no salga
una cifra en el diálogo.
1. La última vez que nos vimos, hace
casi cinco años, estaba muy preocupado por los desequilibrios entre el
campo y la ciudad. ¿Cómo han evolucionado?
Las diferencias siguen
aumentando. En 2012, el PIB per cápita ascendió en todo el país a 6.200
dólares de media, pero en muchos lugares no sobrepasó los 500 dólares.
Se han mejorado cosas, pero la distancia no se va reduciendo.
2. ¿Y las desigualdades sociales?
Otro
tanto de lo mismo. Se ha invertido más en educación y seguridad social y
en algunos aspectos se ha mejorado, pero las diferencias de costo de
los servicios son muy notables de unas zonas a otras. China es un país
con un territorio muy vasto y una población muy numerosa. Lo realista es
asumir que resolver este problema no se logrará en un corto plazo de
tiempo.
3. ¿Cree que la desaparición del hukou* es la piedra angular para lograr una mayor igualdad?
Es
uno de los factores. La urbanización puede ayudar, pero no es el cauce
único. Se debe tener en cuenta que el campo es muy importante para China
en razón de la seguridad alimentaria. Es importante estabilizar a los
campesinos en el campo. Si se van a las ciudades, la seguridad
alimentaria peligra. Siempre necesitaremos una porción muy significativa
de tierra cultivable y siempre más población campesina que en las
economías desarrolladas. Es una particularidad de China. Debemos
aumentar la inversión en el campo para generar mayores posibilidades,
reducir desequilibrios y lograr retenerlos con incentivos. Por otra
parte, cabe señalar que la tendencia actual, dentro de cinco o menos
décadas, será la inversa: la gente querrá volver al campo.
4. ¿Cómo valora los resultados de la reforma laboral de 2008?
Está
dando resultados, pero es solo un primer paso. Necesitamos mejorar la
cultura jurídica y garantizar su respeto y aplicación. Nos falta mucho
en este terreno, pero la nueva legislación nos proporcionó instrumentos
que no teníamos para enfrentar las relaciones laborales en un contexto
novedoso por la diversificación de las formas de propiedad y los efectos
generales de la reforma. Pero se trata de un primer paso que precisa de
un mayor desarrollo.
5. ¿Que espera de la profundización de la reforma que se anuncia?
Un
nuevo salto en el desarrollo socioeconómico del país. Estoy convencido
de que será posible. China puede seguir creciendo a una media del 7,5%
hasta 2050 sin problema. Tenemos capacidad de recorrido para eso. No es
una quimera. Actualmente, el PIB de China equivale, aproximadamente, al
60% del de EEUU.
6. ¿Podrá China con los riesgos de una apertura del sector financiero?
Nosotros
contemplamos cuatro seguridades básicas: la defensa, la energía,
alimentaria y la financiera. Somos conscientes de ello, pero confiamos
en las capacidades internas para lograr instrumentar esa apertura en
beneficio propio. Como ya hicimos en el pasado con otros retos.
7. ¿Es la recuperación del discurso maoísta la garantía de un camino propio para China?
El
discurso maoísta siempre ha estado presente. Nunca lo hemos abandonado.
Si la política es la expresión concentrada de la economía, la ideología
es aquello en lo que crees, en lo que no crees, en lo que rechazas. El
pensamiento maoísta nos ofrece referentes importantes. Pero el reto de
la ideología china hoy es ampliar la democracia y eso no está reñido con
nuestra tradición política. Como tampoco lo está la cultura clásica que
en gran medida facilita la aceptación natural del partido único como
vertebrador de las aspiraciones de nuestra sociedad.
La garantía
de un camino singular radica en la identidad propia, la cultura. Cultura
en chino se dice Wenhua: Wen quiere decir algo ordenado en medio de lo
complicado, y Hua consiste en generalizar algo para que se pueda
interiorizar el Wen. Un solo color no es Wen, una policromía es Wen. El
mundo es Wen, complicado y diverso. Nuestra cultura marca el camino para
asegurar el orden y la estabilidad.
*El sistema
Hukou fue establecido a fines de los años 50 para evitar el éxodo rural
como el que se había producido en el tercer mundo. Mediante este sistema
uno nace (y por lo tanto inscripto en el Registro civil) como
“campesino” o como “ciudadano”. A un campesino adulto se le asigna una
tierra y el derecho a la Seguridad Social, al cuidado de la salud y a la
educación de sus hijos pero únicamente en el lugar en que fue
inscripto. Si se traslada a otro lugar pierde su tierra y sus servicios
sociales.
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