Por Umberto Mazzei
De los diversos elementos que componen los costos del productor, los salarios son lo más importante y en cierto modo son el regulador del precio del costo y del precio al que puede ofrecerse el producto y de los niveles de la gama de precios que compiten entre si.
Otros elementos como el interés del dinero y los márgenes de utilidad son elementos del precio que pueden variar con mucha elasticidad. En general son los bajos salarios, lo que permite al productor abaratar su mercancía y obtener una utilidad, en una actividad productiva que arrojaría pérdidas en un país cuyos salarios fuesen más altos. Es, muchas veces, a causa de los salarios bajos que aumentan las ventas y se tiene la apariencia de éxito comercial y de prosperidad.
Sismondi nos recuerda que El precio de la mano de obra (salario) puede ser bajo de modo real o nominal, según que el trabajo se intercambie por una cantidad insuficiente o superabundante de las cosas necesarias para la vida.
El dinero no es mas que el signo del cambio, el trabajador no tiene intención de guardarlo; apenas lo ha recibido lo entrega para pagar las provisiones que necesita: Si éstas tienen un precio bajo, y su trabajo diario se intercambia no solo por lo estricto necesario, sino por una cantidad suficiente para que tenga algo de superfluo.
El salario no es bajo más que nominalmente.[1] Sismondi roza aquí un tema de gran actualidad, como es el de la diferencia de medir una economía por un PIB nominal (suma de todas las transacciones de acuerdo al valor nominal de cambio) y un PIB ajustado al valor útil de los intercambios, usando como referencia el poder de compra. Esta diferencia nos conduce a medir las economías nacionales de un modo más cercano al valor en términos de utilidad de los bienes que produce. O sea el valor útil de las cosas que produce. Es así como en términos de utilidad real, la economía de China es ya más grande que la de Estados Unidos y explica porque sigue creciendo a un ritmo sostenido mucho mayor: los salarios chinos, calculados a la tasa de cambio formal entre las monedas respectivas, pueden ser más bajos, en términos nominales, que los salarios norteamericanos o europeos, pero puede que sean mayores en cuanto a capacidad de compra de los bienes y servicios necesarios para llevar una vida confortable en China.
Esa mayor capacidad de compra de los salarios chinos explica que sea creciente el número de chinos que salen de la pobreza y ayudan a expandir el mercado interior de China, lo que a su vez permite mayores economías de escala y un creciente intercambio como importador de su comercio internacional (China ya es el segundo destino de las exportaciones europeas), lo cual es una garantía contra cualquier intento de imponerle sanciones comerciales. Tal como se atrevió a balbucear Trump, hace unos días.
Ginebra 19/09/2017
Salarios en China ya son 40% más altos que los de México
Los salarios que se ganan en México ya son 43 por ciento menores a los de China, lo cual aumenta la competitividad del país frente al gigante asiático pero favorece poco al mercado interno.
De acuerdo con cálculos realizados por Banorte-Ixe, basados en cifras oficiales de finales del 2015, el salario promedio en México se ubicó en 6 mil 700 dólares, mientras que los de China se han elevado a 10 mil dólares. Al tipo de cambio de 18.47 pesos por dólar, esto significa que el mexicano promedio tiene un salario de 123 mil 749 pesos anuales, mientras que en China el trabajador percibe 179 mil 159.
“Los salarios reales en México, que es cuando quitas el efecto inflacionario, crecieron 1.9 por ciento en 2015. ¿Qué es lo que ha pasado en China?, que en los últimos 10 años los salarios han aumentado a tasas de 17.5 por ciento anual promedio, mientras que aquí en México los salarios han crecido en promedio uno por ciento anual durante ese periodo”, explicó Alejandro Cervantes, economista del Banorte-Ixe.
En 2003, el trabajador chino ganaba menos de 2 mil dólares anuales, en promedio, mientras que el mexicano recibía 5 mil 800 dólares. En poco más de una década, China ha logrado multiplicar por cinco las percepciones de sus trabajadores, lo que aviva el consumo y genera crecimiento interno. Por su parte, los salarios de México crecieron sólo un poco por encima del 15 por ciento.
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