Relativamente ajeno a lo que está sucediendo en Hong Kong (no se publicará mucho sobre el asunto hasta que no se sepa más) publico a continuación un extracto de una traducción que hice para la Asociación Jaime Lago de un artículo de Tony Busselen, miembro del Departamento Internacional del Partido del Trabajo de Bélgica, publicado en el nº 104 de la revista teórica Etudes Marxistes (http://www.marx.be/fr/content/%C3%A9tudes-marxistes-no-104). El artículo de Busselen versa sobre la emergencia en lo económico de África en el siglo XXI. Debido a la diversidad de cuestiones relativas a África que abarca el artículo, aquí reproduzco solamente un extracto del mismo, en el que se trata, entre otras cuestiones, del mito del "imperialismo chino" que se divulga desde ciertos sectores neo-trotskistas.
A
principios de agosto de 2013, el Ministerio de Defensa francés presentaba la
tercera versión del documento Horizontes
estratégicos. El objeto del estudio era el siguiente: “Partiendo de un análisis de las tendencias globales de la evolución
del contexto estratégico […] identificar sus consecuencias sobre el
posicionamiento de Francia en el sistema internacional durante las tres
próximas décadas.”[1]
En
internet circula también una versión final del proyecto de estrategia de seguridad
nacional (2013) de los Estados Unidos. Visiblemente, se trata de un documento
de trabajo cuyo objetivo es actualizar el documento actual, titulado National Security Strategy que está
publicada desde el año 2010 en la página web de la Casa Blanca.[2]
Ambos
documentos tienen en común que parten de un mundo en constante cambio. El
documento francés dedica un capítulo entero al “fin de la hegemonía occidental” que califica de tendencia principal
en el mundo. Para Washington, está claro que, una vez más, “los Estados Unidos deben prepararse para un mundo multipolar en el que
tanto aliados como enemigos podrían desafiarnos”.
Ambos
documentos definen una vía por la cual se podría resistir a esta tendencia.
Para los estrategas franceses, está claro que “tomando nota de la disminución progresiva de su potencia relativa, los
Estados Unidos, que debería centrar de nuevo sus esfuerzos en la zona Pacífico,
exigirán a sus aliados europeos que se esmeren más en su entorno estratégico
inmediato”. (es decir: África, Europa del Este y Medio Oriente. Y la “interoperabilidad de las fuerzas será
crucial entre los europeos, y necesaria con los americanos”. Una vez más, para
los estrategas americanos está claro que los Estados Unidos deben mantener su “superioridad militar, económica y cultural”.
“Este es el motivo por el que los
americanos deben partir del hecho de que nuestra nación es “la primera entre
iguales”.”
Un cambio radical en la
correlación de fuerzas económicas internacionales
“Mientras que Asia y
África representarán cerca del 80% de la población mundial y que las economías
de los siete primeros países emergentes serán superiores en más de dos veces a
las economías del G7[3]
durante el cambio de siglo, el peso demográfico y económico relativo de los
países de la OCDE[4] seguirá
decreciendo (14% de la población en 2040, 43% del PIB mundial en el horizonte
2030)”, dice el informe Horizontes
estratégicos.
Estas
cifras están en la línea de lo que ya había señalado anteriormente este año el
informe anual del Programa de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Humano (ver
gráfica)
Gráfica 1. Evolución de
la parte de la producción mundial (1) de Brasil, India y China y (2) de los países
occidentales
Fuente:
PNUD, Informe sobre el desarrollo humano 2013, pág.15. La producción se mide en
términos de paridad de poder adquisitivo del dólar de 1990.
Los
países del sur han duplicado prácticamente su parte en la producción mundial,
de 25% en 1980 a 47% en 2010. Estos últimos 30 años, el comercio entre los
países del Sur ha pasado del 10% de los intercambios mundiales al 25%, mientras
que el comercio entre los países del Norte ha bajado del 46% al 30% de los
intercambios mundiales. En poco tiempo, el comercio Sur-Sur sobrepasará al
comercio Norte-Norte. El informe prevé que este auge del Sur continuará e
incluso se acelerará durante el siglo XXI.
“África es la segunda región después de Asia
del Sur donde el desarrollo humano progresa más rápido”, afirma el informe.
La renta por habitante ha aumentado un 5% por año, es decir el doble con
respecto a los años 90. Entre los años 2000 y 2012, la esperanza de vida ha
aumentado en 5,5 años, cuando se había estancado entre 1990 y 2000. Esto ha
ocurrido en un periodo en el que las relaciones con las economías emergentes
(sobre todo China) se volvieron más intensas.[5]
Esta
evolución da lugar a análisis muy inquietos por parte de Occidente. Por
ejemplo, durante el reciente viaje de Obama a África, el diario americano The Global Post sacaba el siguiente
titular: “Obama en África: China 1,
Estados Unidos 0”.[6] El diario hacía notar que
el volumen del comercio de China con África ha pasado de 166,3 billones de
dólares en 2011 a 198,5 billones en 2012. Durante este mismo año, el volumen
del comercio de los Estados Unidos con África ha bajado, pasando de los 125,8
billones de dólares a 99,6 billones.[7] La página web de
negocios Bloomberg constataba con
pavor que China tiene más de 150 agregados comerciales en África, mientras que
los Estados Unidos no tienen más que… seis.[8]
El mito del imperialismo
chino
Desde
hace algunos años, China es el primer socio comercial de África. Mucho ven allí
la prueba de un nuevo imperialismo, chino esta vez, en África. Es
indudablemente cierto que la presencia en África de empresas privadas chinas
está unida a todo tipo de formas de explotación, como puede esperarse, por
ejemplo, de parte de empresas privadas locales que funcionan según los
principios del mercado libre. Por otra parte, existen diferencias culturales
que provocan tensiones. Pero por lo general las historias sobre adquisiciones masivas
de tierras agrícolas, explotación a bajo precio de las materias primas y demás,
no son más que mitos, aunque parezcan argumentos de peso. Una persona se dedica
desde hace años a confrontar sistemáticamente estos mitos con la realidad: Deborah Brautigam, profesora y
directora del programa de desarrollo internacional de la Universidad John
Hopkins en Washington. En su página web China
in Africa: the real story[9] hace regularmente buena cuenta
de este tipo de leyendas. Una visita a su página web contribuye a disipar
muchos malentendidos y otras invenciones.
Es
demasiado fácil calificar de imperialismo al comercio creciente entre China y
África. Lenin cita tres características sobre los aspectos internacionales del
imperialismo como sistema: “la
exportación de capitales, a diferencia de la exportación de mercancías,
adquiere una importancia particular”; “la formación de asociaciones internacionales monopolistas de
capitalistas, las cuales se reparten el mundo”, y “la terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias
capitalistas más importantes”.[10]
Lenin
hace la distinción entre el comercio (exportación e importación de mercancías)
y la exportación de capitales. En lo que respecta al comercio, conviene señalar
el creciente excedente comercial positivo de África. En 2012, África exportaba
por un total de 113 billones de dólares hacia China e importaba por un total de
85,3 billones de dólares. Cerca de la mitad de los productos importados de
China son mercancías útiles para el desarrollo económico (vehículos, máquinas,
generadores y otros).
No
obstante, cuando hablamos de base económica de la dominación imperialista, se
trata de exportación de capitales bajo la forma de préstamos o inversiones
directas en el extranjero que confiere a las empresas multinacionales y los bancos
un poder directo sobre la economía de otro país. Que África se desangra las
venas para devolver las deudas que contrajo con Occidente es algo muy conocido.
Esta deuda africana se creó en los años 70 y 80 del siglo pasado y hace ya tres
décadas que está siendo utilizada por el FMI como pretexto para imponer a la
mayoría de gobiernos africanos medidas ultraliberales en beneficio de las empresas
multinacionales de Occidente. Los nuevos préstamos chinos son a menudo de
carácter concesional (sin beneficios inmediatos), o bien se efectúan siguiendo
un guión que en los hechos equivale a un trueque (petróleo o cobre a cambio de
trabajos de infraestructura). China también condona deudas con frecuencia, y
ello sin condiciones. El FMI, en cambio, vela con cuidado para que los países
africanos con deudas elevadas “no puedan en ningún caso contraer nuevas
deudas”. En resumidas cuentas, en el plano de la exportación de capitales
mediante préstamos, Occidente tiene sujetada a África entre la espada y la
pared desde hace tiempo, y por mucho que quisiera China, hasta el momento actual
no tiene la menor posibilidad de convertirse en candidata imperialista.
Mediante
la exportación de capitales bajo la forma de inversiones directas en el
extranjero, las empresas multinacionales tienen propiedades en otros países. Aquí
también, resulta que China está a un nivel muy inferior al de Occidente.
A
finales de 2011, el valor acumulado de las inversiones en África se clasificaba
así: Francia poseía 58 billones de dólares, Estados Unidos 57, Gran Bretaña 48,
Malasia 19, Sudáfrica 18, y después vendría China con 16 billones y la India
con 14 billones[11].
Estas proporciones también se mantienen cuando se examinan las inversiones
anuales entre 2003 y 2009.[12] En el caso de China, la
exportación de capitales aún está poco desarrollada, si se compara con la
exportación de mercancías.
Los gobiernos
occidentales son los defensores directos de los intereses de los bancos y las
empresas multinacionales
Contrariamente
a China, los gobiernos occidentales intervienen como defensores directos de los
intereses de sus bancos y empresas multinacionales en África.
La
injerencia política y militar de los Estados Unidos y de Europa en África
presenta un contraste notable con la política del gobierno chino que se apoya
en el respeto recíproco de la soberanía, la no-injerencia en los asuntos
internos de otro país, la igualdad y el beneficio mutuo.
Cuando
Occidente bombardea Libia por todas partes o derroca al presidente Gbagbo en
Costa de Marfil, vemos importantes delegaciones de hombres de negocios ir a
recoger su botín en compañía de sus respectivos ministros de asuntos
extranjeros. Pero incluso en tiempos de paz relativa, las empresas
multinacionales occidentales reciben una sólida protección bajo la forma de
presiones políticas y diplomáticas y garantías militares. Estas actividades son
desveladas muy claramente en el libro Cazadores
de materias primas de Raf Custers que desmenuza la manera con la que los
gobiernos canadiense y norteamericano realizan todo tipo de presiones e
injerencias imaginables para defender los intereses de sus respectivos gigantes
mineros First Quantum y FreeportMcMoran.[13]
¿Qué
ocurre cuando un banco chino hace una importante inversión en África? En 2008,
cuando el gobierno congoleño se atrevió a cerrar el famoso contrato con China
que preveía una inversión de 9 billones de dólares (3 billones en la
explotación minera y dos líneas de crédito de 3 billones para la construcción
de rutas, hospitales, escuelas…) a devolver con el cobre y el cobalto que producirá
el proyecto minero, aquello desató una tormenta de cólera e indignación en
Occidente. Esta cólera y esta indignación se tradujeron en dos años de chantaje
por parte del FMI, teniendo como resultado la supresión de una línea de crédito
de 3 billones de dólares y la obligación para el Eximbank chino, que financia
la inversión, de tener que hacerlo sin la menor garantía, asumiendo todos los
riesgos, cosa que no haría ningún banco capitalista. Por supuesto, ello ha
causado un retraso enorme en la ejecución del conjunto del proyecto. Cinco años
más tarde, no se han ejecutado más que 458 millones de dólares de trabajos de
infraestructura. Pero ni un solo kilo de cobre o cobalto ha sido entregado a
cambio. Cuando el Eximbank chino quiso recuperar como garantía de toda la
operación el 32% de parte que posee el Congo en el proyecto minero, ello fue
rechazado, y hoy las negociaciones prosiguen. Sencillamente, no existen
chantajes, amenazas o presiones militares por parte del gobierno chino.[14]
El siglo XXI será el de
la emergencia de China
La
modificación de la correlación de fuerzas internacional hace que las élites
africanas se atrevan en mayor medida a levantarse contra los antiguos maestros
coloniales. Por ejemplo, el presidente sudafricano Zuma declaró lo siguiente,
en una entrevista concedida al Financial
Times: “Si seguís tratando África
como una antigua colonia, la gente se orientará hacia nuevos socios que los
tratarán de otra manera.”[15]
Después
de siglos de tráfico de esclavos, colonización, guerras coloniales, dictaduras
neocoloniales, injerencia y golpes de Estado al servicio de los intereses
occidentales, los dirigentes africanos tienen ahora la posibilidad de elegir
socios que los traten de igual a igual. Además, pueden poner a los múltiples nuevos
socios y a los antiguos maestros los unos contra los otros, con el fin de
obtener mejores condiciones para el desarrollo económico de su país. Tienen así
la oportunidad de retomar el curso de los años 60, la época de los grandes
nacionalistas y anticolonialistas africanos y posicionarse de forma más
independiente.
El embajador de la República Democrática del Congo en Bruselas, Henri Mova Sakanyi, que al mismo tiempo es un brillante universitario y profesor de relaciones internacionales, escribe lo siguiente sobre la cooperación sino-africana: “África posee el 30% de las reservas de materias primas […] El continente ofrece un enorme potencial en fuentes de energías renovables. La producción agrícola de África representa el 66% del cacao, el 40% del aceite de palma, etc.” Sakanyi concluye diciendo que “el siglo XXI será el de la emergencia de África”.[16]
El embajador de la República Democrática del Congo en Bruselas, Henri Mova Sakanyi, que al mismo tiempo es un brillante universitario y profesor de relaciones internacionales, escribe lo siguiente sobre la cooperación sino-africana: “África posee el 30% de las reservas de materias primas […] El continente ofrece un enorme potencial en fuentes de energías renovables. La producción agrícola de África representa el 66% del cacao, el 40% del aceite de palma, etc.” Sakanyi concluye diciendo que “el siglo XXI será el de la emergencia de África”.[16]
[1] Delegación de asuntos estratégicos, Horizontes estratégicos, Ministerio de Defensa, 5 de agosto de 2013.
[2] Universidad de Texas, Austin, National Security Strategy 2013
[3] El G7 reúne los países siguientes: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Japón, Canadá e Italia.
[4] 34 de los países más industrializados son miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
[5] PNUD, Informe sobre el desarrollo humano 2013. El crecimiento del Sur: el progreso humano en un mundo diversificado.
[6] Erin Conway-Smith, « Obama en África: China 1, Estados Unidos 0 », The Global Post, 1 de julio de 2013.
[7] Ibíd.
[8] « La oportunidad para Obama de aumentar las inversiones estadounidenses en África », Bloomberg, 7 de julio de 2013.
[9] Deborah Brautigam, http://www.chinaafricarealstory.com.
[10] El imperialismo, fase superior del capitalismo [1916], cap. 7, Obras Completas, tomo 22, pág. 287.
[11] Conferencia de Naciones Unidas sobre el comercio y el desarrollo (UN Conference on Trade and Development, UNCTAD), El crecimiento de las inversiones extranjeras directas de los BRICS y África, 25 de marzo de 2013.
[12] « Recursos para las Infraestructuras: el papel de China en el nuevo panorama de los negocios de África », The China Analyst, septiembre de 2011. La segunda gráfica indica las inversiones directas al año.
[13] Raf Custers, Cazadores de materias primas, Investig’action y Couleur Livres, 2013, capítulo 7.
[14] Johanna Jannson, « El acuerdo Sicomines revisado: bancos chinos prudentes y empresas chinas que arriesgan », Review of African Political Economy, Roskilde University, Dinamarca, 1 de marzo de 2013, pág. 157.
[15] Jacob Zuma, « Zuma avisa a las grandes “empresas” coloniales », The Financial Times, 3 de marzo de 2013.
[16] Henri Mova Sakanyi, « China en África: gramática de un desplazamiento geopolítico », Dounia no 3, septiembre de 2010, págs. 117-118.
[2] Universidad de Texas, Austin, National Security Strategy 2013
[3] El G7 reúne los países siguientes: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Japón, Canadá e Italia.
[4] 34 de los países más industrializados son miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
[5] PNUD, Informe sobre el desarrollo humano 2013. El crecimiento del Sur: el progreso humano en un mundo diversificado.
[6] Erin Conway-Smith, « Obama en África: China 1, Estados Unidos 0 », The Global Post, 1 de julio de 2013.
[7] Ibíd.
[8] « La oportunidad para Obama de aumentar las inversiones estadounidenses en África », Bloomberg, 7 de julio de 2013.
[9] Deborah Brautigam, http://www.chinaafricarealstory.com.
[10] El imperialismo, fase superior del capitalismo [1916], cap. 7, Obras Completas, tomo 22, pág. 287.
[11] Conferencia de Naciones Unidas sobre el comercio y el desarrollo (UN Conference on Trade and Development, UNCTAD), El crecimiento de las inversiones extranjeras directas de los BRICS y África, 25 de marzo de 2013.
[12] « Recursos para las Infraestructuras: el papel de China en el nuevo panorama de los negocios de África », The China Analyst, septiembre de 2011. La segunda gráfica indica las inversiones directas al año.
[13] Raf Custers, Cazadores de materias primas, Investig’action y Couleur Livres, 2013, capítulo 7.
[14] Johanna Jannson, « El acuerdo Sicomines revisado: bancos chinos prudentes y empresas chinas que arriesgan », Review of African Political Economy, Roskilde University, Dinamarca, 1 de marzo de 2013, pág. 157.
[15] Jacob Zuma, « Zuma avisa a las grandes “empresas” coloniales », The Financial Times, 3 de marzo de 2013.
[16] Henri Mova Sakanyi, « China en África: gramática de un desplazamiento geopolítico », Dounia no 3, septiembre de 2010, págs. 117-118.
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