domingo, 1 de julio de 2018

¿Por qué China continúa siendo un país en vías de desarrollo?

A lo largo de 40 años de reforma y apertura, China ha experimentado un crecimiento sin parangón

Sin embargo, tiene un largo camino por delante antes de que pueda llamarse a sí misma “una nación desarrollada”.

China es un país con ciudades exitosas como Shanghai y Shenzhen, pero también con distritos y pueblos deprimidos.

En el histórico XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China, Xi Jinping, secretario general del Comité Central de la agrupación, manifestó que el estatus internacional de China como el mayor país en vías de desarrollado no había cambiado.

La campaña de lucha contra la pobreza ayudó a más de 68 millones de personas en solo un lustro. No obstante al 2017, 30 millones, el equivalente a la mitad de la población francesa, todavía viven por debajo de la línea de pobreza.

Incluso entre aquellos que han mejorado su calidad de vida, muchos todavía atraviesan por dificultades para satisfacer sus necesidades básicas, especialmente en las zonas rurales.

El avance económico ha sido desigual. Mientras las ciudades costeras han registrado un desarrollo sin precedentes, otras regiones del interior mantienen su atraso.

Después de una visita a la parte oeste del país, el asesor principal del Fondo Monetario Internacional, Nigel Chalk, afirmó en 2010 lo inmensamente diverso que era China. Resultaba difícil creer que fuera un país en vías de desarrollo si solo se tenía en cuenta Shanghai, pero un desplazamiento hacia occidente mostraba un panorama totalmente distinto; en la China rural, muchos todavía pasaban penurias.

Ocho años después, a pesar de las transformaciones que se han dado, esa observación todavía es pertinente. China enfrenta los mismos problemas que las naciones en vías de desarrollo. Una gran parte de sus habitantes utilizan una porción considerable de sus ingresos solo en comida y pasan las de Caín al intentar acceder a servicios sanitarios de calidad, además deben enfrentar los estragos de la contaminación y la escasez de los beneficios de la seguridad social.

Como bien lo afirmó Zhu Lijia, profesor de política pública de la Academia China de Gobierno, en comparación con las economías desarrolladas, China todavía está muy por detrás en sectores clave como servicios públicos, cumplimiento de la ley y bienestar social.

Un análisis del PIB es el principal camino para determinar si una nación es “avanzada” o no. China cuenta con el segundo mayor PIB en el mundo, pero sus 1400 millones de habitantes deben compartir esa riqueza.

El año pasado, el PIB per cápita era de solo $8800, por debajo del promedio mundial de 10 000, y solo una séptima parte del estadounidense.

Zhu alega que el país debe alcanzar uno por encima de los $12 700 para ser considerado dentro del club de los desarrollados y más de $40 000 para ser parte de los más avanzados.
para convertirse de un país relativamente pobre a la segunda economía del mundo y al actor más importante en el comercio mundial.

6-6-2018

Fuente: Spanish.china.org

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