jueves, 29 de octubre de 2015

La receta china para planificar su desarrollo


Por Iramsy Peraza Forte (Granma) 

China no se detiene en la carrera por el de­sa­rrollo. Con el deseo de convertirse en una su­per potencia que garantice el bienestar po­pular, casi cada día se toman nuevas medidas económicas, políticas o sociales que dan continuidad al proceso de Reforma y Aper­tura.

Pero no puede haber espacio para la improvisación cuando está en juego el destino de más de 1.300 millones de habitantes y la es­ta­bilidad de la segunda economía global.

En este sentido, desde 1953 el gobierno y el Par­tido Comunista de China (PCCh) elaboran pla­nes de desarrollo que les permitan trazar es­tra­tegias y mantener un crecimiento anual sostenido.

Más conocidos como planes quin­que­na­les, estos documentos diseñan una serie de políticas que conducen el rumbo del estado durante cinco años.

Recientemente el Comité Central del PCCh anunció que ya se encuentra en la revisión de propuestas para elaborar un nuevo plan de desarrollo, esta vez concerniente al periodo 2016-2020.

Si bien este nuevo instrumento debe ser ratificado en marzo, durante la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional (APN) de Chi­na, el programa ya suscita curiosidad, tanto de nacionales como extranjeros, que se preguntan sobre la dirección y el ritmo que tomará el gigante asiático el próximo lustro.

Los detalles de este nuevo proyecto aún no son públicos pero el gobierno chino adelantó que se mantienen puntos clave como la meta de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), que de acuerdo con los cálculos del mercado, hechos por economistas chinos y foráneos, oscila entre 6,5 y 7%.

Este XIII Plan Quinquenal, el primero elaborado bajo el mandato del presidente Xi Jin­ping, es vital para la transformación de la economía. Sus directrices pondrán en práctica nuevas reformas anunciadas por el ejecutivo y que son garantía del progreso emprendido por China.

Según los medios locales, entre las principales reformas se encuentran aumentar los ni­veles de consumo interno, incentivar la em­presa privada, simplificar los trámites ad­mi­nistrativos, hacer más eficientes las empresas estatales y de urbanización y potenciar el uso de la ciencia y la tecnología, entre otras.

La organización de estas transformaciones y la paulatina apertura económica han sido posibles, en buena medida, gracias a estos planes de desarrollo.

El sólido desempeño económico mostrado por el país en los últimos años es evidencia de ello. A pesar de la difícil situación internacional, el gi­gante asiático no ha detenido su avance y su tasa de crecimiento sostenido se mantiene alrededor de los siete puntos porcentuales, este año par­tic­larmente ha llegado hasta 7,4.

La planificación de las finanzas por parte del gobierno ha dado sus frutos. Datos aportados por el Ministerio de Economía del país asiático revelan que en la actualidad el mercado chino aporta más de la cuarta parte del crecimiento económico global.

Las transformaciones de las últimas décadas han permitido a esa nación asegurarse primeros lugares en sectores como la producción manufacturera y el comercio, las inversiones y la investigación científica.

La influencia creciente de China en la economía mundial se debe, entre otras cosas, a las inversiones en el exterior, tanto de bienes co­mo servicios.

La realización de estos planes quinquenales ha hecho más cómodo el cambio de modelo. En la actualidad no buscan crecer de manera veloz, sino de forma más equilibrada y sostenible. Esta “nueva normalidad” implica una trans­­formación de la estructura económica con el objetivo de que aporte mucho más al cre­ci­miento real del país, aseguró el economista Chen Dongqi, vicepresidente de la Aca­demia de Investigación Macroeconómica de la Co­mi­sión Nacional de Desarrollo y Re­forma.

Para el periodo que comprende el XIII Plan Quinquenal, el ejecutivo de Xi Jinping ya tiene va­rias cuestiones adelantadas que le asegurarán una solidez económica. En el 2013 se construyó la Zona de Libre Comercio (ZLC) piloto en Shang­hai, que según cifras aportadas por el go­bierno, ya cuenta con 1 959 empresas ex­tran­je­ras.

Otras iniciativas destinadas a fortalecer la cooperación financiera y la construcción de infraestructura y que tributarán al auge chino son la Ruta de la Seda y el Banco Asiático de In­versión e Infraestructura. Estos constituyen me­canismos de acercamiento entre países de Asia, Europa y África que apuestan por el desa­rrollo multilateral.

Uno de los aspectos más significativos que busca este XIII Plan Quinquenal es el logro de los llamados Objetivos del Centenario, en conmemoración al aniversario 100 de la fundación del PCCh en 1921.

Según las previsiones se espera que para 2020 se logre la primera de estas metas: “construir una sociedad moderadamente acomodada en una forma integral”. Para esto es preciso duplicar el PIB y los ingresos de los residentes urbanos y rurales con respecto al 2010.

Otro de los sueños a largo plazo del gobierno y partido en China es “la gran revitalización de la nación”. El anhelo es que para mediados de es­te siglo, específicamente en el 2049, se ha­ya po­dido construir “un país socialista mo­derno que sea próspero, fuerte, democrático, cul­tu­ral­mente avanzado y armonioso”. Todo eso, aseguran, es imposible sin planificación.

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