miércoles, 21 de septiembre de 2016

China y el socialismo de mercado: una cuestión sobre el Estado y la revolución

Publicamos este excelente artículo del administrador del blog estadounidense Return to the Source, que firma como Vince Herman. Return to the Source se define como un "periódico marxista-leninista y anti-imperialista en la red que ofrece información sobre los movimientos revolucionarios de hoy y la historia de las luchas de los pueblos en el pasado", añadiendo que "nuestro objetivo es contribuir positivamente a los esfuerzos por construir un nuevo partido comunista en los Estados Unidos". 

La tesis que defiende este trabajo es que China es un país socialista, coincidiendo con lo que yo explicaba en la última entrega de mi trabajo En defensa del pueblo chino. Vince Herman lo argumenta por medio de 6 estructuradas y un riguroso trabajo de investigación. Aunque tengo que admitir que su visión del socialismo de mercado en China me resulta demasiado optimista e incluso en ocasiones fuera de la realidad (esto se puede ver por ejemplo cuando afirma que "al haber resuelto la contradicción principal - fuerzas productivas atrasadas - el PCCh está atacando ahora la contradicción entre el capital extranjero y el trabajo").

También discrepo con el autor cuando afirma que "el mercado es una herramienta neutral". El mercado puede ser muy útil en el socialismo y puede tener cierta apariencia de neutralidad, mientras no sabotee la construcción socialista. También es cierto que no toda economía de mercado implica necesariamente el capitalismo. Pero no se puede negar que la mercancía es el germen de la civilización burguesa y que el capitalismo es la fase superior del intercambio cuando se reúnen ciertas condiciones, a saber: a) que la burguesía ascienda como clase dominante y b) la fuerza de trabajo sea mercancía. Por todo ello, la supuesta neutralidad del mercado es algo que debe matizarse. El mercado puede ayudar a la construcción del socialismo, pero el mercado será un obstáculo para avanzar hacia la sociedad comunista.

Pese a ello, se trata de un excelente trabajo que defiende valientemente el carácter socialista de la República Popular China, refutando las afirmaciones calumniosas de los enemigos del socialismo – a saber, los trotskistas y los "comunistas" de extrema izquierda.

El artículo es demasiado extenso para publicarlo como entrada de blog. Para leerlo en su totalidad, hacer click aquí.

El camarada Deng Xiaoping en su histórica gira por el sur de China en 1992

Tras la caída de la Unión Soviética, la mayoría de los países socialistas cayeron trágicamente ante la ofensiva del imperialismo occidental. Ante los espeluznantes golpes infringidos al movimiento comunista internacional, cinco países socialistas resistieron a la marea contrarrevolucionaria y, contra todo pronóstico, siguen representando en la actualidad al socialismo existente en el siglo XXI.

Aunque cada uno afronte problemas muy específicos en la construcción del socialismo, estos cinco países – la República de Cuba, la República Socialista de Vietnam, la República Democrática Popular Lao, la República Popular Democrática de Corea y la República Popular de China – suponen un desafío para el Goliath de la hegemonía imperialista occidental. Pero de entre ellos, China se perfila como el único país socialista cuyo crecimiento económico sigue desbancando hasta los países imperialistas más poderosos.

Si bien un número bochornoso de grupos de “izquierda” en Occidente cuestionan la designación de estos países como socialistas, ningún país suscita tanta oposición como China. Muchos grupos de “izquierda” en Occidente afirman que la China moderna es un país totalmente capitalista. Recogiendo el testigo de intelectuales de pacotilla como León Trotsky, Tony Cliff y Hal Draper, algunos grupos afirman que China nunca fue un país socialista, afirmando por contra que el Estado chino es y ha sido capitalista de Estado.

Refuto estas afirmaciones indignantes y reaccionarias con 6 tesis:

Primero, el socialismo de mercado chino es un método para resolver la contradicción principal a la que se enfrenta la construcción socialista en China: el atraso de las fuerzas productivas.

Segundo, el socialismo de mercado es una herramienta marxista-leninista importante para la construcción socialista.

Tercero, el liderazgo continuo del Partido Comunista de China y su control sobre la economía de mercado de China son aspectos clave del socialismo chino.

Cuarto, el socialismo chino ha propulsado un Estado obrero a niveles económicos sin precedentes.

Quinto, el desarrollo exitoso de China como economía industrial moderna ha sentado las bases para formas “más elevadas” de organización económica socialista.

Sexto, China aplica el socialismo de mercado en sus relaciones con el Tercer Mundo y un juega un papel de primer orden en la lucha contra el imperialismo.

De estas seis tesis, saco la conclusión de que los marxistas-leninistas en el siglo XXI deberían estudiar rigurosamente los éxitos del socialismo chino. Después de todo, si China es un país socialista, su auge como primera potencia económica mundial exige la atención de todo revolucionario serio, especialmente en lo que respecta a la titánica tarea de construir el socialismo en el Tercer Mundo.

1) El socialismo de mercado es un método para resolver la contradicción principal a la que se enfrenta la construcción socialista en China: el atraso de las fuerzas productivas

La revolución china de 1949 fue un éxito tremendo para el movimiento comunista internacional. Dirigido por Mao Zedong, el Partido Comunista de China (PCCh) trazó inmediatamente un camino de reconstrucción socialista en una economía destrozada por siglos de feudalismo dinástico y subyugación imperialista, tanto por parte de Europa como de Japón. El PCCh inició increíbles campañas para ganarse a las masas para la construcción del socialismo y poner en pie una economía que pudiera satisfacer las necesidades de la gigantesca población de China. Nunca se hablará suficientemente de los logros increíbles conseguidos por las masas chinas durante este periodo, en el que la esperanza de vida paso de 35 años en 1949 a 63 años en 1976.[1]

Pero a pesar de los grandes beneficios sociales traídos por la revolución, las fuerzas productivas de China siguieron estando extremadamente subdesarrolladas, dejando al país vulnerable ante hambrunas y otros desastres naturales. El desarrollo desigual entre el campo y las ciudades persistió, y el cisma sino-soviético aisló a China del resto del bloque socialista. Estos serios obstáculos llevaron al PCCh, con Deng Xiaoping al frente, a identificar a las fuerzas productivas subdesarrolladas de China como la contradicción principal a la que se enfrentaba la construcción socialista. En marzo de 1979, en un discurso en un encuentro del PCCh, titulado Sostener los Cuatro Principios Cardinales, Deng subrayó los dos rasgos de esta contradicción:

“Para materializar las cuatro modernizaciones en China, debemos tener en cuenta, por lo menos, dos características importantes del país. Primera, una base material pobre. Largos años de devastación causada por el imperialismo, el feudalismo y el capitalismo burocrático hicieron de China un país pobre y atrasado.”[2]

Mientras reconoce que “después de la fundación de la República Popular, hemos logrado grandes éxitos en la construcción económica, fundado un sistema industrial relativamente completo”, Deng reitera que China es no obstante “uno de los países pobres del mundo”.[3]

El segundo rasgo de esta contradicción es que China tiene “una gran población pero no tiene suficientemente superficie cultivable”. Deng explica la severidad de esta contradicción:

“Cuando la producción está insuficientemente desarrollada, ello plantea serios problemas en lo que respecta a la comida, la educación y el empleo. Debemos incrementar nuestros esfuerzos en materia de planificación familiar; pero incluso si la población no crece durante algunos años, seguiremos teniendo un problema poblacional durante un cierto periodo. Nuestro gran territorio y nuestros ricos recursos naturales son grandes activos a nuestro favor. Pero muchos de estos recursos aún no han sido explorados ni explotados, por lo que en la actualidad no constituyen medios de producción. A pesar del gran territorio de China, la cantidad de tierra cultivable es limitada, y ni este hecho, ni el hecho de que tenemos un gran país, mayoritariamente campesino, pueden cambiarse fácilmente.”[4]

A diferencia de los países industrializados de Occidente, la contradicción principal a la que se enfrentaba China no era entre burguesía y proletariado – el proletariado y su partido ya habían derrocado a la burguesía en la revolución de 1949 – sino más bien entre la enorme población de China y sus fuerzas productivas subdesarrolladas. Por muy ambiciosas y bien intencionadas que fueran, campañas como el Gran Salto Adelante siguieron sin estar a la altura para sacar a las masas de la pobreza, sin revolucionar antes las fuerzas productivas del país.

Partiendo de esta contradicción, Deng propuso la política de “socialismo con características chinas”, o socialismo de mercado.

Tras la muerte de Mao en 1976 y el fin de la Revolución Cultural un año más tarde, el PCCh bajo el liderazgo de Deng Xiaoping inició una agresiva campaña de modernización de las fuerzas productivas subdesarrolladas de China. Conocida como las Cuatro Modernizaciones – economía, agricultura, ciencia y tecnología y defensa – el PCCh empezó experimentando con modelos para culminar estos cambios revolucionarios.

La modernización no era algo superfluo para la construcción socialista en China. Al final del Gran Salto Adelante y de la turbulenta agitación de la Revolución Cultural, el PCCh comprendió que construir un socialismo duradero en el tiempo requeriría una base industrial modernizada. Sin esta base, las masas chinas seguirían estando a merced de los desastres naturales y la manipulación imperialista. Deng delineó este objetivo en un discurso pronunciado en octubre de 1978 ante el IX Congreso Nacional de los Sindicatos de China:

“El Comité Central del Partido ha señalado que ésta es una gran revolución mediante la cual se va a transformar radicalmente la fisonomía de atraso económico y tecnológico de nuestro país y a consolidar aún más la dictadura del proletariado.”[5]

Deng sigue describiendo la necesidad de reexaminar el método de organización económica de China:

“Esta revolución, destinada como está a cambiar en amplio margen el presente estado de atraso de las fuerzas productivas, ha de transformar en muchos aspectos las relaciones de producción, la superestructura, los métodos de administración en las empresas industriales y agrícolas y la forma en que administra el Estado estas empresas, a fin de que correspondan a, las necesidades de una gran economía moderna. Para acelerar el ritmo del desarrollo económico, es imprescindible acentuar en gran medida la especialización de las empresas, elevar considerablemente el nivel técnico de todos los empleados y obreros y efectuar a conciencia su adiestramiento y la verificación de sus progresos, llevar rigurosamente la contabilidad integral de los resultados económicos de las empresas y elevar a un grado mucho más alto la productividad del trabajo y la tasa de ganancias en proporción a los fondos invertidos.

Por lo tanto, en todos los frentes económicos tienen que realizarse importantes transformaciones no sólo en lo tecnológico, sino también en sus sistemas y en su organización. Los intereses de largo alcance del pueblo de todo el país descansan sobre estas transformaciones, pues de otra manera no podremos zafarnos del presente estado de atraso en materia de tecnología y de administración de la producción.”[6]

Estas reformas iniciaron el socialismo de mercado en China. Empezando por la división de las Comunas Populares de la época del Gran Salto Adelante en parcelas de tierra más pequeñas, el socialismo de mercado fue aplicado primero al sector agrícola para impulsar la producción de alimentos. Entre 1980 y 1992, el Estado chino delegó más autoridad a los gobiernos locales y convirtió algunas pequeñas y medianas empresas en negocios, estando sujetos a la regulación y la dirección del PCCh.

Desde la implementación del socialismo de mercado, China ha experimentado un crecimiento económico sin precedentes, creciendo más rápido que cualquier otra economía del mundo. El socialismo de mercado de Deng sacó decisivamente a las masas fuera de la pobreza sistémica e hizo del país un gigante económico cuyo poder supera en mucho el de las mayores economías imperialistas de Occidente.

2) El socialismo de mercado en China es una herramienta marxista-leninista importante para la construcción socialista
La Nueva Política Económica de Lenin tuvo bastante que ver con las reformas de Deng

Aunque el concepto de socialismo de mercado de Deng y su implementación suponen una contribución significativa al marxismo-leninismo, aquellos no carecen de precedentes. La revolución proletaria ha surgido históricamente en países donde la cadena imperialista era más débil. Una de las características comunes de estos países era el atraso de las fuerzas productivas – subdesarrolladas por décadas de subyugación colonial e imperial. Muy lejos de ser el primer ejemplo de comunistas empleando mecanismos de mercado para sentar una base industrial para el socialismo, el socialismo de mercado en China hunde sus raíces en la Nueva Política Económica (NEP) de los bolcheviques.

Enfrentando niveles similares de subdesarrollo e inestabilidad social, los bolcheviques implementaron la NEP, que permitió que pequeños propietarios y campesinos pudiesen vender mercancías en un mercado restringido. Diseñada e implementada por Lenin en 1921, la NEP sucedió a la política de comunismo de guerra de Trotsky, que priorizaba la militarización de la producción agrícola e industrial para combatir a las reaccionarias fuerzas blancas. Debido al atraso de las condiciones materiales económicas, una mayoría abrumadora de campesinos se opuso al comunismo de guerra, lo cual resultó en una carencia de alimentos para el Ejército Rojo. Percibiendo correctamente la importancia de establecer una firme alianza entre el campesinado y la clase obrera urbana, Lenin diseño la NEP como medio de modernizar el campo ruso a través de mecanismos de mercado.

En un texto que explicaba el papel de los sindicatos durante la NEP, Lenin describió sucintamente la esencia del concepto que Deng luego llamó “socialismo de mercado”.

Enfrentando niveles similares de subdesarrollo y agitación social, los bolcheviques implementaron la NEP, que permitió que los pequeños propietarios y los campesinos pudiesen vender mercancías en un mercado limitado. Pensaba e implementada por Lenin en 1921, la NEP sucedió a la política de comunismo de guerra de Trotsky, que priorizaba una producción agrícola e industrial militarizada para combatir a las reaccionarias tropas blancas. Debido a condiciones materiales económicamente atrasadas, la inmensa mayoría de los campesinos se resistieron al comunismo de guerra, lo cual tuvo como consecuencia una carencia de alimentos para el Ejército Rojo. Percibiendo correctamente la importancia de forjar una sólida alianza entre el campesinado y la clase obrera urbana, Lenin diseñó la NEP como medio de modernizar el campo rural en Rusia por medio de mecanismo de mercado.

En un texto que explicaba el papel de los sindicatos durante la NEP, Lenin describía sucintamente la esencia del concepto que Deng llamaría después “socialismo de mercado”.

“La Nueva Política Económica introduce una serie de cambios importantes en la posición del proletariado, y consecuentemente, en la de los sindicatos. La gran mayoría de los medios de producción en la industria y el sistema de transporte siguen estando en manos del Estado proletario. Esto, junto con la nacionalización de la tierra, indica que la Nueva Política Económica no cambia el carácter del Estado obrero, aunque modifique sustancialmente los métodos y las formas del desarrollo socialismo al permitir la competición económica entre el socialismo, que se está construyendo ahora, y el capitalismo, que está tratando de resucitar al satisfacer las necesidades de las amplias masas del campesinas por medio del mercado.”[7]

No deberíamos menospreciar la importancia de las palabras de Lenin en esta cita. Lenin reconoce que la introducción del mercado en la economía soviética no altera fundamentalmente el carácter proletario del Estado. Más provocativa resulta incluso su caracterización de la economía soviética como una “competición económica entre el socialismo, que se está construyendo ahora, y el capitalismo”.[8] Según Lenin, las relaciones de producción capitalistas pueden existir dentro del socialismo y competir con el socialismo sin cambiar la orientación de clase de un Estado proletario.
Recordemos que Deng argumentaba que el socialismo de mercado era esencial a la hora de modernizar las fuerzas productivas de China y consolidar la dictadura del proletariado. Lenin habría estado totalmente de acuerdo con las palabras de Deng, como expresó en abril de 1921 en un artículo titulado Sobre el impuesto en especie, Lenin escribía:

“El socialismo es inconcebible sin la gran técnica capitalista basada en la última palabra de la ciencia moderna, sin una organización estatal armónica que someta a decenas de millones de personas a la más rigurosa observancia de una norma única en la producción y distribución de los productos. Los marxistas hemos hablado siempre de eso, y no merece la pena gastar siquiera dos segundos en conversar con gentes que no han comprendido ni siquiera eso (los anarquistas y una buena mitad de los eseristas de izquierda).”[9]

Sin embargo, las raíces ideológicas del socialismo de mercado de Deng se remontan a tiempos anteriores a Lenin. En una entrevista en agosto de 1980 con la periodista italiana Oriana Fallaci, ésta le preguntó si las reformas de mercado en las áreas rurales “ponen en tela de juicio al propio comunismo”. Deng contestaba:

“Según Marx, el socialismo es la fase primera del comunismo y abarca un periodo histórico largo, en el que debemos poner en práctica el principio de “a cada según su trabajo”,  y combina los intereses del Estado, del colectivo y del individuo, pues sólo así podemos despertar el entusiasmo del pueblo por el trabajo y desarrollar la producción socialista. En la etapa superior del comunismo, cuando las fuerzas productivas estén muy desarrolladas y sea practicado el principio “de cada uno según sus capacidades, a cada uno según sus necesidades”, los intereses personales serán aún más reconocidos y serán satisfechas más necesidades personales.”[10]

La respuesta de Deng hacía referencia a la Crítica del Programa de Gotha, escrita por Marx en 1875. Marx describía el proceso de construcción socialista en términos de fases “superiores” e “inferiores”:

“De lo que aquí se trata no es de una sociedad comunista que se ha desarrollado sobre su propia base, sino, al contrario, de una que acaba de salir precisamente de la sociedad capitalista y que, por tanto, presenta todavía en todos sus aspectos, en el económico, en el moral y en el intelectual, el sello de la vieja sociedad de cuya entraña procede. Congruentemente con esto, en ella el productor individual obtiene de la sociedad – después de hechas las obligadas deducciones –  exactamente lo que ha dado […] Pero estos defectos son inevitables en la primera fase de la sociedad comunista, tal y como brota de la sociedad capitalista después de un largo y doloroso alumbramiento. El derecho no puede ser nunca superior a la estructura económica ni al desarrollo cultural de la sociedad por ella condicionado.”[11]

Pueden estar ustedes de acuerdo o no con el socialismo de mercado, pero los hechos son los siguientes:

Hecho: el socialismo de mercado es acorde con el marxismo-leninismo.

Hecho: la posición de Lenin es que tanto el mercado como algunas relaciones de producción capitalistas no alteran fundamentalmente el carácter proletario de clase de un Estado socialista.

Hecho: Lenin pensaba que algunos países podían construir el socialismo utilizando el mercado.

Hecho: el principio que sustenta el socialismo de mercado de Deng – “a cada uno según su trabajo” – proviene directamente de Marx.

Para leer el resto del artículo hacer click aquí.

[1] Mobo Gao, The Battle for China’s Past: Mao & The Cultural Revolution, Pluto Press, 2008.
[2] Deng Xiaoping, Persistir en los Cuatro Principios Fundamentales, 30 de marzo de 1979.
[3] Ibíd. 
[4] Ibíd.
[5] Deng Xiaoping, La clase obrera debe hacer sobresalientes contribuciones a la materialización de las Cuatro Modernizaciones, 11 de octubre de 1978.
[6] Ibíd.
[7] V.I. Lenin, Papel y función de los sindicatos bajo la Nueva Política Económica, 30 de diciembre de 1921 – 4 de enero de 1922.
[8] Ibíd.
[9] V.I. Lenin, Sobre el impuesto en especie, 21 de abril de 1921.
[10] Deng Xiaoping, Respuestas a la periodista italiana Oriana Fallaci, 21 y 23 de agosto de 1980.
[11] Carlos Marx, Crítica del Programa de Gotha, parte I, Mayo de 1875.

1 comentario:

Emmanuel Escobar dijo...

Hola, me pareció interesante su articulo sobre el socialismo de mercado en china, uno generalmente por las malas lenguas lo confunde con el Capitalismo de Estado. No he podido ingresar a google drive para poder ver todo el documento completo. Le agradecería si me lo puede proporcionar para seguir aprendiendo. Saludos