El reciente informe de OXFAM ha vuelto a traer a primer plano, el problema de la desbocada desigualdad que se ha generado a nivel global en el año 2017. “El 1% más rico de la población mundial acaparó el 82% de la riqueza generada el año pasado”.[1] Aprovecharemos, pues para tratar este importante tema en China, que es uno de los que generan dudas respecto al carácter socialista de ese modelo.
Cuando hablamos de desigualdad no podemos dejar de citar el impresionante estudio de Thomas Piketty. Según éste, la desigualdad ha sido constante en la historia de la humanidad. "En todas las sociedades y en todas las épocas la mitad de la población más pobre en patrimonio no posee casi nada (generalmente apenas un 5% del patrimonio total), la décima parte superior de la jerarquía de los patrimonios posee una neta mayoría del total (generalmente más de un 60% del patrimonio total, y en ocasiones hasta un 90%)".[2]
Este problema crucial, que el capitalismo no es capaz de resolver, es el que dio origen a los movimientos y teorías socialistas; entre los que destaca con luz propia el marxismo, que es la teoría que orienta la actividad del PCCh. Por tanto, China, en tanto que país socialista, tiene que saber lidiar con éxito esa dificultad.
Cuando en 1949 el PCCh conquistó el poder la situación era calamitosa, el país figuraba entre los más pobres del mundo y sus riquezas estaban repartidas muy desigualmente.
El reparto de las riquezas se mide por el coeficiente Gini.[2] La ONU considera que cuando en un país se superan los 0´4 puntos debe tomar medidas para mejorar el reparto. El índice en China solía estar en torno a 0’3 puntos hasta los años 80. Por el volumen de su riqueza, China seguía figurando entre los países pobres de la tierra. La situación era de bastante pobreza, pero bien repartida.
En 1978, dirigida por Deng Xiaoping, China empezó una reforma radical de su economía que produjo un espectacular crecimiento económico, pero también un aumento de las desigualdades. Los diseñadores de la reforma previeron que fuera a ocurrir así. El propio Deng explicaba, defendiendo la necesidad de la reforma, que lo que correspondía hacer era desarrollarse; que en tanto que comunistas, sabían cómo repartir la riqueza. Acompañaba la explicación con el compromiso de que los territorios y las personas que aumentaran su riqueza primero, ayudarían a los rezagados, posteriormente.
En estos 40 años transcurridos desde que se inició la reforma, el aumento de la riqueza ha sido tal que han conseguido sacar de la pobreza extrema, con niveles de ingresos desiguales, alrededor de 700 millones de personas, un hito sin parangón en la historia de la humanidad. Cuando las estadísticas señalan que la pobreza se está reduciendo en el mundo, se están refiriendo principalmente a China.
Pero a la vez que se incrementaba la riqueza lo hacía la desigualdad tanto entre las personas como entre los territorios; entre el campo y la ciudad; y entre el Este del país y el Centro y el Oeste. Las alarmas empezaron a sonar ante la gravedad que el problema revestía, y éste fue abordado en el XI Plan Quinquenal 2006-2010 donde se fijaron como objetivo reducir las desigualdades en la distribución de los ingresos en el ámbito personal y territorial.
No obstante, y a pesar de las medidas adoptadas, la desigualdad siguió creciendo hasta alcanzar el umbral en 2008, año en que el índice Gini llegó a 0.491 puntos. A partir de ahí empezó a reducirse paulatinamente aunque a ritmo lento, cayendo hasta los 0.462 en 2015, último año del que poseo datos.
El XII Plan quinquenal, 2011-2015 profundizó en el objetivo de reducir la brecha entre los ingresos de los más ricos y los más pobres.
El país se ha propuesto una meta muy ambiciosa para 2020, lograr “una sociedad moderadamente próspera”, que significa, entre otras cosas, no dejar a ningún ciudadano atrás, y llevar a cabo cuantos esfuerzos sean necesarios para poner fin a la pobreza extrema.
El empeño en esta tarea está siendo fructífero. Al finalizar el año 2016 la cifra de pobres se había reducido a unos 44 millones. Sin embargo, la dificultad para alcanzar los objetivos es ardua porque la mayoría de esta pobreza se da en las zonas más alejadas, normalmente montañosas, desérticas, pantanosas y de difícil acceso. El Presidente Xi Jinping ha planteado que el éxito sólo lo alcanzarán si colabora toda la nación, desde los más ricos a los menos afortunados, si se entiende como una tarea de toda la comunidad, como un compromiso, como una palabra dada que hay que cumplir, como una deuda que tienen con esos ciudadanos pobres. No dejaremos a nadie atrás, repite.
[1] https://www.oxfam.org/es/sala-de-prensa/notas-de-prensa/2018-01-22/el-1-mas-rico-de-la-poblacion-mundial-acaparo-el-82-de-la
[2] Se entiende que desde que la agricultura produjo un excedente.
[3] Un índice de cero significaría igualdad total entre los ciudadanos, mientras que un índice de 1 significaría desigualdad extrema.
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