El 31 de julio del año 2000, la cadena de televisión norteamericana CBS entrevistaba a Jiang Zemin, presidente de la República Popular China entre 1993 y 2003 (y también secretario general del Partido Comunista de China entre 1989 y 2002), en el marco del famoso programa de televisión "60 minutos", conducido por el periodista Mike Wallace. Previamente, Wallace había entrevistado a personalidades como Malcolm X, Deng Xiaoping, Anwar el Sadat, Ruhola Jomeini y Yasser Arafat, entre otros muchos. Esta fue la primera entrevista que concedía Jiang Zemin a un canal de televisión occidental en cerca de una década, y una de las más largas que se recuerda de una cadena estadounidense a un dirigente chino. También ha sido la última hasta la fecha. Hu Jintao nunca llegó a ser entrevistado por una cadena estadounidense, y aunque el equipo de "60 minutos" tiene pensado realizar una entrevista con el presidente Xi Jinping (ver enlace aquí), a día de hoy sigue esto siendo un proyecto.
Después de que la cadena insistiera durante siete años, Jiang Zemin solicitó poder visionar una serie de entrevistas de Mike Wallace a jefes de Estado, y finalmente invitó a China al equipo del programa, declarando que estaría dispuesto a contestar a cualquier pregunta. 15 años más tarde, el productor del programa Bob Anderson declaraba al Wall Street Journal que "lo que era realmente inusual fue que nos concedió un montón de tiempo. Nos dio toda una tarde y luego cenamos con él [...] La entrevista, que se suponía iba a durar una hora, creo, duró más de dos horas. Sus ayudantes, el ministro de Asuntos Exteriores y en general el grupo alrededor suyo se estaban poniendo realmente nerviosos. Sentían que no estábamos siendo lo suficientemente respetuosos con este hombre, al estar salpicándolo con preguntas cada vez más puntiagudas. Pero a él no parecía importarle en lo más mínimo, y estaba dispuesto ante todo lo que pudiéramos lanzar."
Jiang Zemin
Me he tomado la molestia de traducir y transcribir esta entrevista, porque me parece un documento sumamente interesante. En la misma se puede apreciar la diferencia en aquella época en el trato de los medios de comunicación occidentales hacia China con respecto a la época de hoy, en la que China es una potencia mucho más mayor en todos los terrenos. En no pocas ocasiones, la insolencia de las preguntas del entrevistador no tiene desperdicio alguno, mostrándose claramente cuál es la visión del mundo de los políticos, periodista e intelectuales de Occidente (no solamente del imperialismo estadounidense) sobre cuestiones de democracia, libertad y "derechos humanos" (que según parece son violados en todo el planeta menos por ellos). En definitiva, se muestra su ridícula pretensión etnocentrista de que el sistema político y los valores de una minoría de países deben ser implementados con obligatoriedad en todo el resto del mundo. Como se puede observar, en la entrevista Jiang Zemin contesta cordialmente pero sin concesiones a todos los ataques del entrevistador, que más que hacer una entrevista parece querer someter al presidente chino a un interrogatorio.
Y es que aquella entrevista se hizo en una época en la cual la posición de China socialista en el mundo era bastante más precaria que en el momento actual. Eran finales del siglo XX, siendo reciente la desintegración de la URSS, tras la cual se había pasado de un mundo bipolar a uno unipolar, y en el cual el no sometimiento al nuevo orden mundial podía suponer la destrucción manu militari de todo un país (véanse los casos de Irak y Yugoslavia). De hecho, en el momento de hacerse la entrevista, aún era muy reciente el bombardeo de la OTAN contra la embajada china en Belgrado el 7 de mayo de 1999. Claramente, en aquellos años el imperialismo estadounidense estaba con ganas de hostigar a China, y este es el papel asignado a Mike Wallace en aquella entrevista.
Si hoy el imperialismo no ataca con tanta fiereza a China es porque la correlación de fuerzas ha cambiado y porque las economías china y estadounidense se han vuelto mucho más interdependientes. Dudo mucho que hoy le sacarían a relucir al presidente Xi Jinping el tema de Tiananmen, pero en aquellos años, cuando se hablaba de China se sacaba sistemáticamente este tema (por no hablar de la cuestión del Tíbet). Entonces hoy, con el lugar que ocupa China en el mundo, dudo mucho que al presidente Xi Jinping le sacarían el tema de los "derechos humanos" con tanta vehemencia. Lo dudo mucho. Pero en sus años como máximo dirigente de China, a Jiang Zemin le tocó afrontar una época bastante compleja para China, con circunstancias mucho más adversas. Éste es el mérito que se le ha de reconocer.
Mike Wallace
Pese a todo, no deberíamos sentir odio por Mike Wallace, que al fin y al cabo no es más que un producto de una sociedad capitalista decadente y ahogada en su prepotencia. Y, en mi opinión, da muestras de un cierto profesionalismo y de un cierto respeto hacia Jiang Zemin, pese a los ataques contra China. Esto es algo que reconoció más tarde Jiang Zemin en un enfado monumental con una periodista de Hong Kong, en el cual mostró su respeto por el periodista estadounidense "¡Deberían conocer a Mike Wallace, está muy por encima de todos vosotros!" (ver vídeo aquí). Creo sinceramente que Wallace cree honestamente en la justeza de sus caducas ideas burguesas sobre la libertad, la igualdad y la democracia. A mí realmente me ha parecido un hombre entrañable. Pero si bien las ideas que defiende pudieron ser progresistas en su momento, hoy ya no son más que hipocresía y conceptos vacíos. En este sentido, considero que esta entrevista es un documento valioso en la medida en que puede verse cómo se enfrentan dos visiones del mundo totalmente distintas. Lo viejo (el imperialismo USA) contra lo nuevo (China).
Jiang Zemin: El tiempo vuela muy rápido.
Mike Wallace: Sí.
J.Z. Nos conocimos por primera en 1986.
M.W. ¿Usted y yo?
J.Z. Sí, cuando yo era alcalde de Shanghái.
M.W. Así es… Era sobre un tejado al aire libre.
J.Z. Sí, cerca del río Huangpu. Y estoy muy contento de verle hoy de nuevo.
M.W. Y yo de verle a usted, y le agradezco mucho por concedernos esta entrevista.
J.Z. Quisiera expresar, por medio de su programa de televisión, mis
mejores deseos para el pueblo americano.
M.W. ¿Así como a sus amigos el presidente Clinton y George Bush?
J.Z. Por supuesto, incluyendo a todos, porque tengo muchísimos amigos en
América. Viejos amigos.
M.W. Como ya sabe, señor presidente, usted se hizo con el cargo hace poco más
de 10 años. Usted era percibido generalmente como una figura de
transición. Usted no iba a ser el "número uno", iba a estar
dirigiendo el país durante unos pocos años, y después alguien más fuerte, más
decisivo, le sustituiría. Pero usted sorprendió a los escépticos: asumió el cargo y aún sigue en el cargo. ¿Por qué cree usted que fue infravalorado?
J.Z. Muchos jefes de Estado en el mundo han progresado gradualmente.
Como alcalde y secretario del Partido en Shanghái, nunca habría creído que un
día sería transferido al Comité Central, aquí en Beijing. Pero al final fui el
hombre designado. Deng Xiaoping y otros dirigentes de la vieja generación
querían que yo fuera el secretario general del Partido Comunista. No me lo
esperaba. Sin embargo, he estado en el cargo desde hace 11 años, y siempre he tenido
la convicción de que tengo que dar lo mejor de mí para servir a mi país y mi
patria. Y tal vez sean mi duro trabajo y mi diligencia los motivos por las
cuales siga en el cargo.
M.W. Las respuestas... más cortas. Usted conoce los Estados
Unidos. Por favor, respuestas más cortas, más concisas.
J.Z. [risas] Sin embargo, considero que mis respuestas son de la misma
duración que sus preguntas.
M.W. [risas] Sí, lo sé... ¡tiene usted toda la razón!
J.Z. Si usted hace preguntas breves y concisas, entonces le daré
respuestas breves.
M.W. Algunos le apodan "la
aguja envuelta en seda". ¿Es ésta una de las razones de su éxito? ¿Qué
significa?
J.Z. La gente utiliza la misma expresión para describir el carácter de
Deng Xiaoping. No creo que yo deba ser puesto al mismo nivel que Deng, pero una
cosa segura es que soy una figura decisiva.
M.W. Pero esta expresión también parece significar que usted es una
persona fuerte... una "aguja".
J.Z. En realidad, "aguja
envuelta en seda" es un gran cumplido en chino, así que creo que
debería ser más modesto.
M.W. Antes hemos hablado de las relaciones entre los Estados Unidos y
China. En pocas palabras, ¿Cómo definiría el estado de las relaciones entre los
Estados Unidos y China hoy, señor presidente?
J.Z. En términos globales, el estado de las relaciones entre Estados
Unidos y China es bueno. Pero me gustaría emplear palabras que la gente emplea
para describir la naturaleza, de manera a describir el estado de las relaciones
sino-estadounidenses. Nuestras relaciones han experimentado vientos, lluvias, y
a veces nubarrones, incluso nubarrones negros. Sin embargo, a veces el cielo se
despeja. Esperamos con sinceridad poder establecer una asociación
constructiva entre China y los Estados Unidos.
M.W. Esto es hablar como un verdadero político: no hay sinceridad en la
respuesta... En un reciente titular de uno de los periódicos de su gobierno, el China Daily, se decía que los Estados Unidos son una amenaza para
la paz mundial. ¿Usted lo ve de esta manera? ¿Que los Estados Unidos son una
amenaza para la paz mundial?
J.Z. No creo que "político" sea una palabra halagadora...
M.W. No, no es una palabra agradable. Es una palabra... diplomática... en otras palabras… ¿Mire, usted cree que los Estados Unidos son una
amenaza para la paz mundial, o no lo cree? Y si lo cree, ¿en qué medida somos
una amenaza para la paz mundial? Eso fue lo que dijo el titular de ese
periódico cuando el secretario de defensa William Cohen estuvo aquí en China.
J.Z. Tengo muchos amigos en los Estados Unidos, tanto demócratas como
republicanos. Y cada vez que tengo reuniones con ellos, intercambiamos puntos
de vista con mucha sinceridad y franqueza. Así que hablándole con franqueza: es
posible que debido al fuerte poder económico y el papel puntero en ciencia
y tecnología de los cuales disfrutan los Estados Unidos, la mayoría de las veces tienden a sobrestimarse a sí mismos y a su posición en el mundo. Hoy, quiero enviar un mensaje de amistad al pueblo americano. Pero quiero decir
que puede haber cierto hegemonismo en los dirigentes de los Estados Unidos.
M.W. Ese mismo periódico dijo que los Estados Unidos son "despóticos". Lo cito textualmente: "despóticos".
J.Z. Bueno, como dije antes, espero que mediante nuestra conversación
de hoy, podamos enviar un mensaje de amistad entre los pueblos de China y
Estados Unidos. Por lo que, si me lo permite, quisiera evitar tener que emplear
palabras demasiado duras en nuestra conversación. Creo que he sido muy claro
cuando dije que los Estados Unidos disfrutan de una economía desarrollada así
como de un papel de liderazgo en materia de ciencia y tecnología. Esto os ha colocado
en una posición muy ventajosa, y muy a menudo os hace sentir
"más iguales" que el resto del mundo.
M.W. ¿Se refiere a que miramos a China por encima del hombro? ¿Que somos
demasiado prominentes en Asia?
J.Z. No hablo de la actitud de los Estados Unidos en particular con
respecto a China. China es un país de 5000 años de historia y con más de 1.2
billones de habitantes. Hemos adquirido una importante base económica en los
últimos años de reforma y apertura, así que me temo que los Estados Unidos no
pueden permitirse mirar a China por encima del hombro.
M.W. Entendido. Usted estudió los discursos de Abraham Lincoln cuando
era joven, en la época en que usted estudiaba inglés.
J.Z. Sí, cuando estaba en el instituto. Y cuando era profesor en la
escuela nocturna en Shanghai, utilicé el discurso de Gettysburg para mi curso. Tal vez quisiera usted que recitara algunas palabras de este
discurso.
M.W. Desde luego que quiero.
J.Z. "Hace ochenta y siete años nuestros padres dieron vida en este
continente a una joven nación concebida sobre la base de la libertad y
obediente al principio de que todos los hombres nacen iguales."
M.W. ¿Por qué se lo aprendió de memoria?
J.Z. Estoy particularmente interesado en la frase "todos los
hombres nacen iguales" porque eso tuvo una enorme influencia en los
estudiantes cuando yo estaba en el instituto. Y creo que lo que Abraham Lincoln
describió en aquel artículo sigue siendo el objetivo de los dirigentes
americanos hoy en día. Especialmente lo que se dice en el último párrafo: "el
gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo".
M.W. Pero Abraham Lincoln fue elegido por el pueblo. ¿No es así?
J.Z. Así es.
M.W. ¿Por qué pueden los americanos elegir sus dirigentes nacionales, mientras que aparentemente ustedes no confían en los chinos a la hora de elegir a sus dirigentes?
J.Z. Creo que también soy un líder elegido, aunque utilizamos otros
sistema electoral. La única diferencia entre China y los Estados Unidos en
esta cuestión específica son los distintos sistemas electorales que utilizamos
en nuestros respectivos países. China tiene su propia tradición histórica, su propio
nivel de educación, de desarrollo económico, desarrollo social, etc. Creo que
cada país debería tener su propio sistema de elecciones.
M.W. Por supuesto. Pero sigo sin entenderlo: ¿Por qué tienen un régimen
de partido único? ¿Qué pasaría si en China hubiese dos, o tres partidos? ¿No es acaso concebible que, como sucede en los Estados Unidos, la competición entre
partidos por representar a la mayoría del pueblo en un determinado país, hace que este país
sea mejor?
J.Z. ¿Por qué es necesario que existan partidos de oposición? Esto
demuestra que usted no entiende la historia de China. Los americanos creen que
el mundo entero debería adoptar los valores americanos y el sistema político
americano. No creo que esto sea sabio.
M.W. No es el sistema americano solamente. Es el británico, el alemán,
el francés... está por todo el mundo. Ustedes son la última gran dictadura
comunista del mundo.
J.Z. ¿Está usted diciendo que soy un dictador? [risas].
M.W. ¡Pues claro! Una dictadura desarrollista, eso es lo que creemos que
sois. ¿Me equivoco?
J.Z. Por supuesto, es un gran error.
M.W. ¿Un gran error?
J.Z. Por supuesto. Esto demuestra que usted no conoce tan bien China.
M.W. Bueno, usted dice que no conozco China "tan bien"... He
estado aquí media docena de veces.
J.Z. Déjeme preguntarle: ¿Qué significa "dictadura"?
M.W. ¿Dictadura? Pues cuando usted no tiene libertad de prensa. Y aquí
no hay libertad de prensa. Este es un ejemplo perfecto.
J.Z. ¿Usted afirma que aquí, en China, no hay libertad?
M.W. Sí, aquí, en China. Consideramos que hay un nexo entre la libertad
del pueblo y la libertad de prensa. Usted dijo que la prensa debería ser la
portavoz del partido. Usted también dijo, al igual que Mao Zedong, que
"los periódicos deberían ser dirigidos por políticos". ¿Qué teme de
la prensa libre?
J.Z. Creo que cada país o cada partido debe tener sus propias publicaciones
para promover su propia ideología. Como ya he expuesto, el sistema chino es un
sistema multipartidista liderado por el Partido Comunista. Y tenemos libertad
de prensa. Tenemos alrededor de 2000 emisoras de televisión en todo el país.
Tenemos más de 2000 periódicos locales y más de 8000 revistas. Publicamos más
de 100.000 libros cada año. El propio Mao Zedong abogó por la política de
"que florezcan cien flores y compitan cien escuelas de pensamiento"
en todos los terrenos del arte y la literatura.
M.W. "Que florezcan cien flores..."
J.Z. Eso es.
M.W. Y sin embargo, aquello al final fue un desastre.
J.Z. Pero la línea política era correcta. Hasta hoy, seguimos
persiguiendo la misma línea.
M.W. Hace cuatro años, señor presidente, usted fue a la redacción de
“Diario del Pueblo”, que es el periódico de mayor importancia aquí. Y usted
dijo lo siguiente: “Un solo artículo, un solo comentario erróneo o un solo error
en la prensa puede llevar a la inestabilidad política”. ¿Es tan poderosa la prensa?
Esto hace que su sistema de partido único parezca extraordinariamente precario.
J.Z. Usted está en lo cierto cuando dice que visité a la redacción de
“Diario del Pueblo” hace cuatro años. Pero me temo que nunca dije las cosas de
esta forma, así que puede que haya habido cierta tergiversación de lo que
realmente dije. Lo que quisiera explicarle es que somos un gran país con una
población de 1.2 billones de habitantes, de tal manera que la dirección hacia
la que nos llevan los medios de comunicación es un asunto importante.
Usted no puede utilizar los valores americanos para emitir juicios sobre China,
porque ustedes están muy desarrollados en su economía y en su nivel de
educación. No puede pretender que China sea lo mismo que los Estados Unidos.
Creo que tanto para los medios chinos como para los medios extranjeros, hay una cosa muy importante: nunca deberían distorsionar la realidad. Esto no les impide tener su propia opinión. Es un asunto muy importante para los medios chinos, y en particular para “Diario del Pueblo”, porque es el periódico de mayor importancia para el pueblo chino. Si hay un error en los periódicos, la gente creerá lo que lee. La situación es muy diferente en su caso [el de los americanos]: ustedes pueden reportar una noticia de la manera que quieran, aunque se cometan errores en sus periódicos. No tendrá consecuencias mayores. Le daré un ejemplo: estoy hablando con usted, ahora, en Beidaihe, y leo algunos algunos periódicos que dicen que ahora estoy en Dalian. Si esta noticia es cierta, ¿cómo es posible que esté aquí sentado hablando con usted? Y le contaré una cosa: hace pocos meses, leí unas noticias en internet que decían que Jiang Zemin estaba visitando tropas del ejército en Xiamen, cuando hubo una gran explosión, por lo que Jiang Zemin estuvo gravemente herido y hospitalizado. Sin embargo, en ese momento, yo estaba en Beijing…
Creo que tanto para los medios chinos como para los medios extranjeros, hay una cosa muy importante: nunca deberían distorsionar la realidad. Esto no les impide tener su propia opinión. Es un asunto muy importante para los medios chinos, y en particular para “Diario del Pueblo”, porque es el periódico de mayor importancia para el pueblo chino. Si hay un error en los periódicos, la gente creerá lo que lee. La situación es muy diferente en su caso [el de los americanos]: ustedes pueden reportar una noticia de la manera que quieran, aunque se cometan errores en sus periódicos. No tendrá consecuencias mayores. Le daré un ejemplo: estoy hablando con usted, ahora, en Beidaihe, y leo algunos algunos periódicos que dicen que ahora estoy en Dalian. Si esta noticia es cierta, ¿cómo es posible que esté aquí sentado hablando con usted? Y le contaré una cosa: hace pocos meses, leí unas noticias en internet que decían que Jiang Zemin estaba visitando tropas del ejército en Xiamen, cuando hubo una gran explosión, por lo que Jiang Zemin estuvo gravemente herido y hospitalizado. Sin embargo, en ese momento, yo estaba en Beijing…
M.W. Mire, usted está totalmente en lo cierto en lo relativo a los
errores cometidos en su prensa y en nuestra prensa. Pero cuando hablo de
dictadura… ¡y estoy señalando al jefe de Estado chino! [risas] Espero que no me
mande usted a…
J.Z. Tanto su prensa como la nuestra cometen errores. Pero en nuestro
caso, la influencia es mayor.
M.W. Bueno, sí… somos un cuarto de un billón. Somos una quinta parte de
la población de China, que equivale a una de cada cinco personas en la tierra. Quisiera abordar este tema, el que usted
gestione la vida de 1.3 billones de personas. ¿Nunca se dice alguna vez a sí mismo en casa: “Soy Jiang Zemin, soy el
líder de una de cada cinco personas en la tierra”?
J.Z. Déjeme decirle algo sobre la población china. Cada día, 52.000
bebés nacen en nuestro país. Esto supone 20 millones de recién nacidos al año.
Y este crecimiento significativo de la población ha estado controlado por una
política familiar muy, muy estricta. Así que a menudo me pregunto: ¿Cómo
aseguramos una vida feliz para todos, y mejoramos los estándares de vida para
1.2 billones de chinos? Esto, desde luego, es una gran tarea.
M.W. Al principio de su mandato (si podemos llamarlo así), aquí en
China, Deng Xiaoping le dijo: “Quiero que estés en el puesto de mando, quiero
que seas el hombre que dirija las cosas aquí”. Se dice que usted contestó: “Me siento
como si estuviera sobre una fina capa de hielo”. No digo que usted estuviera
asustado, pero está claro que usted no se sentía preparado para asumir esta
responsabilidad.
J.Z. Déjeme ser muy franco con usted. Antes de venir a Beijing, yo era
el número uno en Shanghai, el secretario del Partido. No tenía ninguna
pretensión de dirigir todo el país, y pensaba que un candidato más capaz
ocuparía el puesto. Pero Deng Xiaoping y otros dirigentes de la anterior generación
creyeron que yo era el candidato apropiado. Así que fui elegido secretario
general del Partido Comunista. Ahora sólo me toca dedicarme enteramente a hacer
lo posible por servir al país y servir al pueblo hasta el último minuto de mi
vida.
M.W. Por supuesto, pero… usted nunca sirvió en las fuerzas armadas, ¿verdad? Una de las partes más importantes de su trabajo es ser presidente de
la… comisión de militares.
J.Z. De la Comisión Militar Central.
M.W. Comisión Militar. Usted es un hombre que nunca había servido
en las fuerzas armadas, al igual que Bill Clinton. Usted ha sido muy duro con
el ejército, ¿no es así?
J.Z. Usted está en lo cierto. Nunca he servido en las fuerzas armadas,
porque soy un intelectual.
M.W. En los Estados Unidos, los intelectuales también sirven en el
ejército, señor presidente.
J.Z. Es verdad. Pero dicho esto, he servido como presidente de la
Comisión Militar Central durante 11 años. Creo que gozo de la confianza del
ejército. Como presidente, no necesito personalmente disparar un arma o pilotar
un avión. Mi responsabilidad es la de tomar decisiones estratégicas.
M.W. Pero usted tomó una decisión muy importante. El ejército solía
estar metido en negocios…
J.Z. Sí, tomé una decisión.
M.W. Sí, lo sé, hace dos años, usted dijo: “¡Fuera de los negocios! Sois
el ejército, no hombres de negocios”. ¿Por qué?
J.Z. Creo que si nuestro ejército estuviera autorizado a dedicarse a los negocios, esto minaría nuestro ejército. Porque la historia nos enseña que todo
ejército que se dedica a los negocios acaba corrompiéndose. Esto destruiría la
moral y el espíritu de combate de nuestros militares.
M.W. Usted ha sacado el tema de la corrupción. Un mes después del
episodio de Tiananmen, usted pronunció un discurso en el que dijo lo siguiente:
“La corrupción crece en el suelo, en el aire, en cada rincón y lugar. Si el conjunto del
Partido y todos nuestros órganos de gobierno utilizan su poder para buscar
beneficios materiales, ¿no es esto como robar a la luz del día?” Aquellos
estudiantes en Tiananmen también protestaron contra la corrupción de la que
usted hablaba. Así que parece que tuvieron algún efecto en usted y en su partido.
J.Z. Creo que la corrupción es un fenómeno histórico que se ha producido
en distintos países en distintas épocas, y aún se produce en distintos países a
día de hoy. Hemos luchado resueltamente contra la corrupción. Ha habido casos
muy serios de corrupción en nuestro país. Odio a la corrupción con toda mi
alma, pero no creo que el problema pueda resolverse de la noche a la mañana. Y para erradicar gradualmente el problema, tenemos que apoyarnos en nuestro
sistema legal, en nuestros medios de comunicación, y también en la mejora de la
educación.
Usted está en lo cierto cuando dice que durante los disturbios de 1989, algunos
estudiantes protestaban contra la corrupción. Así que en esta cuestión
específica, el Partido comparte los puntos de vista de los estudiantes. Pero el
hecho es que había algunas personas con motivaciones espurias que trataron de
utilizar el entusiasmo de los estudiantes para derrocar el liderazgo del
Partido Comunista y derrocar el sistema socialista. Esto nunca será permitido.
Por lo tanto, tenemos que tomar medidas con resolución. Si no lo hubiésemos
hecho, no gozaríamos en todo el país de la estabilidad de la que gozamos hoy. Una
estabilidad que beneficia a China y al resto del mundo.
M.W. Usted era un estudiante que protestaba, en Shanghái…
J.Z. Sí, en Shanghai, es cierto.
M.W. Eso era durante la época de los nacionalistas: “Queremos libertad,
queremos democracia”… ¡Ése era usted!
J.Z. Así es.
M.W. Y esto es lo que gritaba aquella gente en Tiananmen: “Queremos
libertad, queremos democracia”.
M.W. Me uní al movimiento estudiantil contra los militares
japoneses en China. Después de la Segunda Guerra Mundial, estábamos en contra
del régimen nacionalista porque, en aquel entonces, no había libertad ni
democracia en el país. Pero desde que se proclamó la República Popular China,
siempre hemos trabajado por promover cada vez más la democracia en nuestro
país. Como dije antes, incluso durante los disturbios de 1989 podíamos
comprender las motivaciones de los estudiantes que exigían más democracia y
libertad. Y de hecho, hemos estado trabajando hasta el día de hoy para mejorar
nuestro sistema democrático. Pero la cuestión de fondo es que no podíamos permitir de ninguna manera que aquellas personas con motivaciones espurias utilizaran el movimiento de los estudiantes para derrocar el gobierno.
M.W. Una pregunta más sobre el tema de la dictadura… Ustedes trajeron
internet a China. Han bloqueado páginas de internet aquí en China: la BBC, el
Washington Post. ¿Por qué bloquear una página web? ¿No confían en la capacidad
de la gente para seleccionar contenidos de internet y aprender?
J.Z. Bien, sobre el tema de internet, creo que hemos conversado sobre
este tema antes, cuando hablamos sobre la libertad de prensa. Creemos que
podemos aprender muchas cosas y obtener mucha información de internet. Sin
embargo, a veces podemos encontrar material insano en internet,
especialmente pornografía, que puede causar un gran daño en nuestros jóvenes.
M.W. Pero no la BBC ni el Washington Post…
J.Z. En cuanto a los otros ejemplos usted ha dado, como la BBC y otros,
pueden ser bloqueados debido a sus reportajes políticos. Tenemos que ser
selectivos. Queremos restringir en la medida de lo posible las noticias que no ayuden
al desarrollo de China.
M.W. Otro tema del cual tal vez no quiera hablar: los derechos humanos.
Ustedes perseguís a los cristianos. Perseguís una cosa llamada Falun Gong. ¿Por
qué motivo, este proyecto espiritual (en mi opinión) es perseguido? Y yo
conocí al tipo en Nueva York… ¿Cómo era su nombre?
J.Z. Li Hongzhi.
M.W. Li Hongzhi. Lo conocí.
J.Z. ¿Lo conoció?
M.W. Sí, lo conocí. Me senté con él, como ahora. Ellos hacen
ejercicios, creen en algún tipo de vida espiritual. ¿Qué hay de tan preocupante
en Falun Gong como para que ustedes los torturen, arresten, asesinen, etc.?
J.Z. En primer lugar, quisiera preguntarle: ¿Usted también cree en Falun
Gong?
M.W. ¿Si yo creo? No sé lo suficiente sobre ellos.
J.Z. Le contaré. Li
Hongzhi pretende ser la reencarnación de Buda. Y también pretende ser el Cristo
reencarnado. ¿Se lo puede creer? Dice que el fin del mundo está al punto de
llegar. Y también dijo que la Tierra estaba punto de explotar. También pretende
que yo y el señor Li Peng (que por entonces era Primer Ministro) le pedimos por
teléfono que retrasara la fecha de la explosión de la tierra, no sé, tal vez
por algunas décadas. Pero nunca hemos hablado con él. En fin, con todas estas
declaraciones, no pretende otra cosa que ganarse la confianza de la gente, que la
gente crea en él. Quiere hacer creer que conoce muy bien a los dirigentes
chinos. Pero lo que dice no son más que palabras para engañar a la gente. De
hecho, a causa de sus predicaciones, muchas familias han sido destrozadas, y
muchas vidas han sido perdidas. Así que después de cuidadosas deliberaciones,
llegamos a la conclusión de que Falun Gong es una secta.
M.W. Mire...
Ustedes habéis perseguido a los cristianos, esto se sabe. Ustedes habéis
perseguido a Falun Gong. Es difícil de entender cómo una gran potencia como
China quiera perseguir a la gente por sus creencias religiosas.
J.Z. Tenemos que
dejar una cosa muy clara. Ahora usted acaba de mezclar dos cosas: el
cristianismo y Falun Gong. La constitución china reconoce la libertad de
profesar creencias religiosas, incluyendo la creencia en el cristianismo. Pero
Falun Gong es una secta. Esto es totalmente distinto del cristianismo. Yo mismo, cuando era un estudiante universitario, iba a veces a fiestas de Navidad.
M.W. ¿Pero usted reconoce que los cristianos han sido perseguidos por el Partido Comunista en
China?
J.Z. No, no lo reconozco. No
obstante, al igual que todos los demás, los cristianos no pueden violar las
leyes chinas.
M.W. Hablemos de
otra cosa. Le suena el nombre de Wen Ho Lee, ¿verdad? ¿Lo conoce en persona?
J.Z. Es un famoso
científico.
M.W. Sí, un famoso
científico chino.
J.Z. Chino de
ultramar.
M.W. Sí, un chino
de ultramar que fue a los Estados Unidos en 1964. Tuvo una carrera
extraordinaria. Ingresó en el laboratorio nacional de Los Álamos. Y de repente,
algunos dijeron que era una espía, que aparentemente trabajaba para usted. ¿Lo
era?
J.Z. Se lo puedo
decir con toda franqueza: China no tuvo nada que ver en el caso Wen Ho Lee.
Sólo conocíamos a Wen Ho Lee por ser un científico de renombre.
M.W. Un científico
que vino aquí a China y habló con sus científicos.
J.Z. Es del todo natural
que él venga a China y hable aquí con los científicos chinos. Tan natural como que
un científico chino viaje al exterior. No estoy intentando en modo alguno
defender a Wen Ho Lee. Él puede defenderse solo. Sin embargo, déjeme citarle
el proverbio chino que dice: “donde hay
voluntad de condenar, las pruebas acaban apareciendo”. No conocemos los
motivos políticos que se esconden detrás de esto.
Le daré un ejemplo:
el famoso científico Albert Einstein. El desarrolló la teoría de la relatividad
en 1905 y 1916. Si en el siglo XX no hubiese existido la teoría cuántica ni la
teoría de la relatividad, no habría existido la bomba atómica. Pero estoy
convencido de que Einstein no quería que su teoría fuera utilizada para
fabricar una bomba. Así que no creo que sea apropiado que la gente crea que el
hecho de que científicos intercambien opiniones suponga un problema, a menos
que algunos tengan algún propósito político detrás. Hasta el día de hoy, los
chinos solamente consideramos a Wen Ho Lee como un científico de gran renombre.
M.W. Y esto es
todo. No es un espía.
J.Z. Por supuesto
que no.
M.W. Usted parece
estar a la defensiva. Por primera vez en toda la conversación, cuando saqué el
nombre de Wen Ho Lee, de repente he pensado: “esto es un tema difícil para él”. No he tenido esta sensación con ningún otro tema.
J.Z. No, no es en
absoluto difícil para mí [risas]. Ésa es su impresión.
M.W. Correcto.
J.Z. Tal vez si
usted me enfoca con una luz… [risas]
M.W. Sí, posiblemente
con una luz… La razón por la cual le he preguntado sobre Wen Ho Lee es porque
lo conocí.
J.Z. ¿Y usted qué
opina al respecto? ¿Cree que es un espía o no?
M.W. ¿Yo? ¿Si creo
que es un espía?
J.Z. Correcto.
M.W. […]
J.Z. Usted se está
pensando la respuesta…
M.W. Sí, me la
estoy pensando mucho, porque… tal vez no disponga de toda la información que
otra persona sí tenga. Pero usted preguntó, y voy a contestar…
J.Z. ¡Puede que
usted tenga incluso más información que yo!
M.W. Bueno, si…
J.Z. ¡Yo solamente
me he informado por los periódicos!
M.W. Yo no…
J.Z. Verá, por
primera vez…
M.W. Usted me ha
cortado la palabra.
J.Z. [risas] No... por
primera vez, veo que usted está en dificultades a la hora de contestar a esta pregunta.
M.W. Sí, es verdad.
Probablemente no debería contestar, porque soy un periodista objetivo. Una
pregunta más: se dice que Wen Ho Lee fue llevado a juicio solamente porque era
sino-americano. ¿Esto tiene sentido para usted?
J.Z. Creo que dije
todo lo que tenía que decir sobre el caso Wen Ho Lee. Espero que el gobierno de
los Estados Unidos no incurra en discriminación racial alguna a la hora de
gestionar este tipo de casos, y que siga el principio de que "todos los hombres nacen iguales", como defendió Abraham Lincoln.
M.W. Eso hace de usted un republicano.
J.Z. [risas] No me alineo con ningún partido político en los Estados
Unidos, porque tengo muchos amigos en los dos partidos de Estados Unidos. En
cualquier caso, soy un miembro del Partido Comunista de China.
M.W. ¿Es este lugar, Beidaihe, un equivalente de Camp David?
J.Z. Es nuestra tradición trasladarnos aquí cada verano. Pero no
estamos de vacaciones, estamos llevando nuestro trabajo cotidiano, tal y como
lo hacemos en Beijing. Excepto que es posible que vayamos a nadar. Mi doctor me sugiere que nade con frecuencia. Esta mañana he nadado por 21ª vez este
verano.
M.W. Nadar es la tradición de los dirigentes chinos. Mao Zedong nadaba.
Deng Xiaoping nadaba. Jiang Zemin también… ¿Quién será su sucesor? ¿Será un
nadador?
J.Z. [risas] El hecho de que todos nademos es una coincidencia. Pero es
cierto que nadar te hace sentir relajado y refrescado.
M.W. Hace cuatro años, aquí en Beidaihe, usted reunió a un grupo de eruditos y historiadores y estudiantes, para hablar del tema de la crisis moral en China. Un
problema al que también nos enfrentamos en Occidente: la desaparición de los valores
morales, la desintegración de los valores tradicionales... ¿Este problema sigue
estando de actualidad en China, verdad? ¿Puede esto ser el resultado de “enriquecerse es glorioso”? Deng
Xiaoping dijo esto cuando empezasteis vuestro “capitalismo con características
chinas”. ¿Le resulta plausible que cuantas más ganancias materiales obtenemos
los seres humanos, más hedonistas y permisivos nos volvemos?
J.Z. Puede que usted lo haya situado bien en el tiempo... debe haber sido hace unos cuatros años. De hecho, esta cuestión es un tema de discusión recurrente para
nosotros. China es una nación con una larga historia, y siempre le hemos dado una
gran importancia a la civilización espiritual y la integridad moral. La teoría
de construir el “socialismo con características chinas”, abogada por Deng
Xiaoping, permite que alguna gente se haga rica antes que las demás. Pero el
objetivo final es lograr la prosperidad común. “Enriquecerse es glorioso” no es
capitalismo. El socialismo es hacer que toda la gente sea rica y próspera, y
hacer que el país sea poderoso y próspero.
En febrero hice una visita a la provincia de Guangdong, donde dije a la
gente: “Sois más ricos que en otras
partes de China, y tenéis que reflexionar sobre la fuente de vuestro bienestar.
Tenéis que seguir desarrollándoos en base a vuestra prosperidad, en lugar de relajaros y disfrutar simplemente de lo que habéis conseguido.” Creo que la
última cosa que quisieran ver los dirigentes mundiales, es un escenario donde
haya riqueza material por un lado, pero un declive moral por el otro.
M.W. Pero usted mismo hizo un llamamiento a la gente para filtrar las
“decadentes influencias occidentales”. ¿De qué “decadentes influencias
occidentales” habla usted, señor presidente?
J.Z. Me temo que no podría dar una respuesta más clara que usted sobre
este tema, porque no he vivido en los Estados Unidos. Por ejemplo: Las
Vegas. Nunca he estado allí, pero lo he visto en películas americanas. Yo y
algunos dirigentes americanos, incluyendo los antiguos presidentes Bush y
Carter, y el actual presidente Clinton, están preocupados por la influencia de ideas decadentes en la moral de la juventud.
M.W. Estoy casi seguro, señor presidente, de que usted sabe que
prácticamente toda gran película de Hollywood se ha visto aquí en China. Esto podría
ser un ejemplo de la distancia entre usted y el Partido, por una parte, y el
pueblo chino por otra. El pueblo le da la bienvenida a nuestras películas.
Usted quiere mantenerlas fuera. ¿Esto se debe a que el pueblo chino es
decadente?
J.Z. Por favor, no hagamos objeciones a las películas occidentales. De
hecho, yo mismo soy un aficionado a las películas occidentales. Cuando era un
estudiante universitario, yo adoraba “Una
canción inolvidable”, "El puente de Waterloo" y "¡Qué verde era mi valle!". He visto muchas películas americanas y europeas.
M.W. Pero estamos hablando de la decadencia. ¿Usted cree que América es
más decadente que China, y que estamos exportando nuestra decadencia a su país?
J.Z. Bien, en cuanto a la decadencia: nuestros dos países son diferentes
en términos de tradiciones históricas, modos de vida y creencias religiosas,
etc. Así que tal vez haya cosas que no sean consideradas decadentes en los
Estados Unidos, pero que sí lo sean en China. Este es el motivo por el cual
debemos ser muy selectivos. Por ejemplo, “Titanic”
fue un gran éxito en China. Y he visto la película. También he visto “Gladiator” y “Forrest Gump”. Por ejemplo, la película “Gladiator” describe una parte de la historia del Imperio Romano.
Puede que haya una ligera desviación con respecto a la realidad histórica, pero
esto es algo que comprendemos totalmente. Es una creación artística.
M.W. Al Gore.
George W. Bush. Uno de los dos será Presidente de los Estados Unidos. Y usted
es el Presidente de China. Si nos estuvieran viendo, ahora mismo, por
televisión, ¿qué quisiera decirles acerca de las futuras relaciones entre China
los Estados Unidos? Esta es una pregunta seria.
J.Z. Como ya le
dije, tengo a un montón de buenos amigos entre las dirección de ambos partidos,
al igual que tengo muchos, muchos amigos que son miembros de estos partidos.
M.W. ¿Así que usted
da dinero para las campañas de ambos partidos?
J.Z. ¿Bromea?
Jamás hemos hecho algo así. Creo que sea quien sea el próximo presidente de los
Estados Unidos, tratará de mejorar las relaciones entre China y los Estados
Unidos. Esto está dentro de los intereses estratégicos del mundo entero.
Alguien me dijo una vez que no tuviera en cuenta los comentarios poco amistosos
que un candidato pueda hacer sobre China, porque una vez que es elegido, su actitud
será amistosa. Sólo espero que esto sea cierto.
M.W. Bueno, esto es
lo que Bill Clinton hizo. Hizo un par de comentarios poco amistosos con
respecto a China, y una vez que fue elegido, su actitud hacia China cambió
completamente, ¿no es así?
J.Z. Usted ya lo sabe.
M.W. Mucha gente cree, señor presidente, que
usted y su partido hicisteis un trato con el pueblo chino. Ustedes le da libertad
económica, libertad social para trabajar y vivir donde y como quieran hacerlo.
Y a cambio, la gente renuncia a todo derecho a desafiar la autoridad del Partido
Comunista. ¿Es así, no?
J.Z. Déjeme ser franco con usted. Creo
que China y los Estados Unidos son países que difieren mucho en lo que respecta
a nuestros valores. Los americanos siempre utilizáis vuestros propios valores y
su lógica para hacer juicios específicos sobre la situación específica, o
digamos mejor la situación política en otros países. Los valores americanos
hacen énfasis en hacer negocios. Pero lo que más valoramos nosotros es un buen
colectivo, donde la gente se apoye y se ayude mutuamente. También existe el apoyo
mutuo en vuestro país, pero nuestra percepción de la palabra “negocio” es
diferente de la suya y de los occidentales.
Los propósitos y
los principios del Partido Comunista son los de servir al pueblo. En este
proceso, nos hemos ganado la confianza del pueblo. Desde la fundación de la
República Popular China, hemos experimentado giros y bandazos durante décadas
de desarrollo de nuestra nación. La política de reforma y apertura iniciada por
Deng Xiaoping fue un gran éxito. Ahora estamos construyendo en China el
socialismo con características chinas, pero la gente en Occidente está
esperando que China se convierta en un país capitalista. Con un único sistema global, el mundo sería un lugar muy aburrido. Sigo pensando que el
mundo debería ser un lugar diverso y multicolor. Queremos aprender todo lo avanzado y progresista del mundo occidental, incluyendo la ciencia y la
tecnología. Por supuesto, esta experiencia en la gestión de la economía debe
ser conjugada con las condiciones particulares de China. Y ha sido precisamente
porque hemos seguido estos principios el motivo por el cual hemos obtenido grandes logros en las
últimas décadas.
M.W. Volviendo a la acusación de “despóticos” contra los Estados Unidos. Si los Estados Unidos siguen
adelante con el sistema de defensa anti-misiles del cual ha hablado el presidente
Clinton, ¿China responderá construyendo más misiles?
J.Z. Me parece
sencillamente normal que China quiera reforzar gradualmente sus capacidades de
defensa nacional.
M.W. ¿Y esto es
todo? Porque ustedes se quejan de la posibilidad de que los Estados Unidos expandan su
sistema de defensa anti-misiles. Allí es cuando usted, o alguien en su prensa, empezó
a decir que somos "despóticos", que no estamos interesados en la paz,
etc.
J.Z. Nos oponemos al
sistema de defensa anti-misiles y nos preocupan los planes de defensa anti-misiles. Nuestra posición es
clara al respecto.
M.W. ¿Por qué?
J.Z. Porque ello
crearía una atmósfera en la que la gente no pueda comprometerse con el esfuerzo
por lograr el objetivo común de la paz y el desarrollo. Nuestros intereses de
seguridad nacional no pueden verse perjudicados de ninguna manera. Un mayor
sistema de defensa anti-misiles puede ser visto por mucha gente como una
especie de amenaza.
M.W. ¿Una amenaza
para quién?
J.Z. ¡Es una amenaza
contra nosotros! Por ejemplo, nos preocupa que Taiwan sea incorporada a un
sistema de defensa anti-misiles Estados Unidos-Japón.
M.W. Usted dijo que
quiere mejorar las relaciones con los Estados Unidos. ¿Qué haría usted para
mejorarlas, señor presidente?
J.Z. Lo más
importante: los dirigentes de ambos países deberían elevarse para adoptar una
perspectiva a largo plazo. Necesitamos elevarnos mucho y mirar lejos hacia
adelante. De hecho, cuando tuve mi primer encuentro con el presidente Clinton
en 1993, cité las palabras chinas, “para
tener la mayor vista, debes escalar una gran altura”. Y cuando el
vicepresidente Gore vino a China, también cité unas líneas de la dinastía Song:
“no debo temer que las nubes bloqueen mi
vista, porque estoy en la cima más alta”. Los Estados Unidos son un país
muy joven en comparación con China. Tal vez por esto soportáis menos cargas históricas,
y vuestra gente demuestra tener un espíritu pionero e innovador.
M.W. Usted es, en mi opinión, un dictador, una persona autoritaria…
J.Z. Seré muy
franco con usted: no estoy de acuerdo con su punto de vista acerca de que soy
un dictador.
M.W. Sé que usted
no está de acuerdo, pero… hay un viejo dicho americano que dice que “si caminas como un pato y graznas como un
pato, lo más seguro es que seas un pato”. Un dictador es alguien que, ya
sea respecto de la libertad de prensa, la libertad de culto, o la libertad de
empresa (aunque ahora estáis cambiando en eso) dice: “tu padre sabe más que tú, y si te pones en medio de camino de padre,
padre se encargará de ti.” [Mike Wallace se pasa el dedo por debajo del cuello en un gesto simbólico]. Esto es lo que es un dictador en los hechos,
políticamente hablando.
J.Z. Creo que su
forma de describir el cómo son las cosas aquí en China es tan absurda como “Las noches árabes”. La
realidad en China es que el liderazgo lo ejerce el Partido Comunista. Según la
ley, el Partido sólo hace recomendaciones. Todo debe ser aprobado por la
Asamblea Popular Nacional…
M.W. Por la
Asamblea Popular Nacional… cuyos miembros son todos del Partido Comunista…
J.Z. No. Luego
están los ministros... sus nominaciones son todas aprobadas por la Asamblea
Popular Nacional, al igual que la dirección del Consejo de Estado, que se ocupa
de los asuntos cotidianos del país. El poder supremo del Partido Comunista reside
en el Congreso Nacional. El Congreso Nacional elige el Comité Central. El
Comité Central tiene un Buró Político. Y el Buró Político tiene un Comité
Permanente del cual soy miembro. Cada semana, los miembros del Comité
Permanente tienen una reunión, que se celebra en una atmósfera abiertamente democrática.
Si un solo miembro del Comité Permanente tiene una sola objeción, yo no tomaré una
decisión.
M.W. Una última pregunta
sobre el tema de la dictadura. ¿Sabe qué? Cuando veo la imagen de aquel joven
enfrente del tanque en la plaza de Tiananmen, esto para mí significa “dictadura
china”. Es un símbolo perfecto, que me llega al corazón, acerca de lo que significa dictadura en China.
J.Z. No necesito
traducción, ya sé lo que usted quiere decir [risas]. Tenía ganas de contestar a
esta pregunta, porque Barbara Walters de la ABC me preguntó lo mismo hace 10
años, enseñándome esa imagen. Y dije que este joven no fue arrestado ni fue
herido, porque el tanquista se paró frente a él y se negó a aplastarlo. También me dio el nombre de quién ella creía que era el joven. Puede que haya
olvidado el nombre específico, pero solicité a la gente que trabajaba en las
oficinas de seguridad nacional que utilizaran sus redes de información para
saber sobre el paradero de este joven. Y después de un mes de investigación,
pude afirmar con certeza que este joven no fue arrestado.
M.W. ¿Alguna parte
de usted admiró esta valentía?
J.Z. De hecho,
nunca conocí a este joven, aunque tratamos de saber sobre su paradero. Y
sabemos que no fue arrestado. No sé dónde vive ahora, pero viendo las imágenes se
ve claramente que él tenía sus propias ideas… Pero la cuestión de si eran
correctas o no es una cuestión totalmente diferente. No podría decirle quién o
qué le había influenciado.
M.W. Usted no está
contestando a la pregunta, señor presidente. ¿Alguna parte de Jiang Zemin
admiró este coraje?
J.Z. Sé a dónde
quiere llegar usted. Pero lo que queremos subrayar es que respetamos
completamente el derecho de la gente a expresar deseos y demandas. Pero no
favoreceré ninguna oposición abierta contra las medidas del gobierno durante
una situación extraordinaria. El tanque se detuvo, y no pasó por encima del
joven. Incluso en unas circunstancias extraordinarias, nuestras tropas actuaron
de forma muy racional y razonable.
M.W. No estoy
obteniendo respuesta, y lo puedo entender, pero no estoy hablando del tanque. Estoy hablando del valor de este hombre, este hombre individual, frente a aquella
cosa. Usted fue un estudiante que participó en protestas, con las mismas ideas.
Me puedo imaginar que tal vez usted, Jiang Zemin, habría hecho lo mismo en aquella
época, antes de usted ingresara al Partido Comunista. Esto es lo que estoy
preguntando.
J.Z. En 1943, aún
estaba en Nanjing, cursando mis estudios universitarios. Los japoneses habían
ocupado muchas partes de China, incluyendo Nanjing. Los japoneses querían que
los chinos estuviesen adictos al opio. Pero lanzamos un movimiento anti-opio y
destruimos muchas casas de opio. Cuando nos enfrentamos a los militares
japoneses que apuntaban sus fusiles y sus bayonetas contra nosotros, entonamos
una canción: “Levantaos, compañeros de
clase, y defendamos a la patria” [Jiang Zemin entona la canción].
M.W. ¿Ustedes
realizan encuestas de opinión para saber lo que piden la gente en China?
J.Z. Hemos seleccionado a un grupo de personas, una muestra, para preguntarle su opinión y saber lo que están pensando. Y hemos llegado a conclusiones basadas en métodos científicos.
M.W. ¿Pero sus encuestas son como las de Bill Clinton?
J.Z. Bueno, también he tenido un contacto personal y directo con el pueblo.
M.W. ¿Aún cree, señor presidente, que los Estados Unidos bombardearon su embajada en Belgrado a propósito?
J.Z. Bueno, déjeme planteárselo de otra forma: los Estados Unidos tienen la tecnología más moderna. Así que todas las explicaciones que nos dieron sobre lo que ellos llaman un "error" no fueron nada convincentes.
M.W. No se lo cree. ¿Qué ganan los Estados Unidos bombardeando su embajada en Belgrado?
J.Z. Esta también es la pregunta para mí. Porque aún siguen teniendo de lejos la tecnología más moderna, y disponen de un sofisticado sistema de comando militar, con equipos avanzados de comunicaciones por radio. Y las marcas de identificación de la embajada en Belgrado eran demasiado evidentes como para errar el tiro. Así que, ¿por qué ocurrió? Esa sigue siendo la pregunta. Pero seguimos adoptando una actitud de mirar hacia adelante para mejorar las relaciones sino-estadounidenses en el nuevo siglo.
M.W. Lo entiendo, y aquello son aguas pasadas. Pero sabe, puede ocurrir, que la CIA y el Pentágono... ¡cometan errores! Errores estúpidos.
M.W. En el año 2002, señor presidente, usted termina su mandato, ¿no es así?
J.Z. ¡Usted hace preguntas realmente difíciles! Bueno. me temo que no puedo darle una respuesta definitiva en este momento, porque lo que ocurra será decidido por nuestro sistema democrático. Y todo depende de lo que digan el conjunto del pueblo chino y el conjunto de los miembros de la Comisión Militar Central. En cualquier caso, debemos asegurarnos de que la estabilidad sea mantenido en un país tan grande, con una población de 1.2 billones de personas.
Estoy convencido de que esta entrevista contribuirá a fomentar la amistad y la comprensión mutua entre nuestros dos pueblos.
M.W. ¿Usted lo cree sinceramente?
J.Z. Así es. Estoy convencido de ello.
M.W. Usted admira a América.
J.Z. Así es.
M.W. Y quiere que seamos amigos.
J.Z. Quiero fomentar la comprensión mutua.
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