SHENGYANG, 12 de noviembre (Xinhua) -- Con la puesta en circulación hoy jueves de un nuevo billete de 100 yuanes más difícil de falsificar, vuelven a atraer la atención dos billetes hechos a mano "emitidos" en 1960 y que actualmente forman parte de la colección del Museo Financiero de Shengyang, capital de la provincia nororiental china de Liaoning.
Tal es la marcha de la historia que estas dos pequeñas piezas de papel, ambas consideradas falsificaciones hace unos 50 años, son apreciadas en la actualidad como preciosos (y valiosos) "trabajos artísticos" a los ojos de los visitantes del museo.
Con valores de uno y de dos yuanes, los billetes se dibujaron con bolígrafos de colores. Uno de ellos representa a una mujer que conduce un tractor, mientras que el otro, que no está del todo finalizado, muestra a trabajadores del metal utilizando tornos.
Estas falsificaciones fueron confiscadas por la policía de Shengyang, que las entregó a la oficina del Banco Popular de China en la ciudad antes de que terminasen en el museo.
La moneda china, el yuan, se conoce oficialmente como renminbi (RMB), que significa "la moneda del pueblo". Los diferentes nombres tienen una correspondencia razonablemente adecuada con los utilizados en Reino Unido para su moneda: "sterling" (libra esterlina) y "pound" (libra).
De manera más informal, en las transacciones diarias la gente se refiere a la moneda china como "kuai", que equivale aproximadamente al británico "quid" para aludir a las libras o al estadounidense "buck" para los dólares. El yuan lleva 67 años en los bolsillos de los chinos, desde que se introdujo en 1948.
Hoy en día, el de 100 yuanes (poco menos de 16 dólares) es el billete con valor más alto que circula en China, una política que pretende evitar tanto las falsificaciones como la corrupción. El banco central emitió billetes de hasta 50.000 yuanes en el primer conjunto puesto en circulación en 1948, pero dado que el esfuerzo, la habilidad y el coste de falsificar billetes es más o menos el mismo con independencia de su valor, los billetes más pequeños tienen más sentido.
La primera emisión de RMB incluía 12 valores y había 62 versiones diferentes. La pobre calidad de la impresión hacía que los billetes fuesen fáciles de falsificar, lo que supuso un gran inconveniente tanto para la credibilidad como para la circulación.
En 1952, debido a su débil base manufacturera, China pidió a un amigo de confianza, la Unión Soviética, que se encargase de la segunda impresión de su moneda. En 1955 entraron en circulación los nuevos billetes, tras haber sido "importados" a la zona nororiental china de Manchuria en tren, etiquetados como "equipo técnico" enviado por una compañía de madera.
China elaboró un meticuloso plan de entrega para el gran día: el tren debía ser descargado por completo en un solo día; 10 personas abrieron los 10 vagones de forma simultánea; los coches para hacer la recogida eran estrictamente resistentes al agua; y los guardias de seguridad tenían que estar vigilando en los dos extremos de los vagones.
No obstante, dado que las relaciones entre los dos países se agriaron, el banco central empezó a reclamar en 1964 los billetes imprimidos por la Unión Soviética, incluido el único de tres yuanes en la historia de la moneda de China.
Importar impresoras de la Unión Soviética se volvió imposible, de modo que los expertos en impresión de China tuvieron que confiar en su propio ingenio. Después de muchos intentos, un tercer conjunto de billetes de renminbi con marcas de agua se puso en circulación en la década de los 60, poniendo fin a la impresión de la moneda china de forma externa.
El billete rojo de un "jiao" (0,1 yuanes) de la nueva impresión fue sustituido por otro verde solo dos años después de que apareciese por primera vez.
De acuerdo con la leyenda que circula entre los coleccionistas, el problema del billete era que mostraba a unos trabajadores "caminando hacia la derecha" en la ilustración del reverso. La ideología política era un asunto muy serio en China en aquella época y este tipo de "error de desviación derechista" llevó a este billete "maligno" a la destrucción total. En la actualidad es uno de los más raros y más apreciados entre los coleccionistas de billetes chinos.
Los billetes de yuan no solo han llevado fortuna a los coleccionistas, también hicieron de Ma Wenwei, un analista financiero del banco central en los años 50, el calígrafo más famoso de China. A Ma se le pidió que escribiese los carácteres chinos de "Banco Popular de China", "yuan", "jiao" y todos los números importantes sin que se le desvelase el motivo.
Al final, su escritura aparecería en los billetes, pero debido a ciertos requisitos de confidencialidad, Ma siguió sin ser conocedor de este hecho hasta que se emitieron los mismos. Desde 1999 la caligrafía de Ma ha circulado por todo el mundo, puesto que la quinta impresión de billetes llevaba la palabra "yuan" en el reverso por primera vez, en un intento de internacionalizar la moneda.
"El pueblo chino siempre tiene curiosidad sobre su pasado y sobre cómo ha llegado a ser como es", explicó Liu Lei, del museo de Shengyang. El billete de 100 yuanes de hoy "será más difícil de falsificar", agregó. "Y los derechos de propiedad intelectual de las características de seguridad nos pertenecen a nosotros mismos", destacó.
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